Ya lo he escrito antes, y supongo que habré de escribirlo muchas más, hasta en nuestro lecho de agonía, justo antes de cerrar los ojos. Faq-mac está muerto, pero en el camino a la tumba no va a ir solo. Otros más grandes (como ya ocurrió con todas las revistas de papel) caerán antes, porque sus costes operativos enseguida se hacen insostenibles.
La intención de OpenAI es la de construir una app que sirva para todo, usando la IA generativa como caballo de Troya. Sam Altman ya ha dicho, a pregunta de si OpenAI debería recompensar a todos los artistas y creadores de contenido de los que se nutre -aunque la pregunta ponía como ejemplo el «fusilamiento» del estilo de dibujo de Estudio Gibli para su propio beneficio-, que todos los artistas se han inspirado en lo que les precedía o lo que era contemporáneo, por lo que no veía por qué ellos deberían pagar.
No voy a entrar en el cinismo o en la demagogia de la respuesta, sino me voy a centrar en las consecuencias. Despojado de todo velo o límite, nada le va a impedir que sus robots y sus servidores indexen, de una forma u otra, todo el contenido, sean vuelos, tiendas, cines, o -pobres escritores- contenidos.
Es cierto que Elon Musk está intentando lo mismo con TwitteX, pero dado su escaso avance en ese frente y la pérdida de credibilidad /y económica de los últimos tiempos, creo que tardará bastante en conseguir resultados.
Sam Altman ya ha metido su ChatGPT en la gran mayoría de los ordenadores y las mentes de los usuarios, ya es una mera cuestión de expandir sus capacidades.
Así que, si, caminamos irremediablemente hacia el precipito, y la corriente nos impide cambiar de rumbo. Ni siquiera las suscripciones podrán hacer más que comprar unos meses de oxígeno, pero al final, la gran mayoría pereceremos porque la gente ya no tendrá que salir de la app ChatGPT para hacer lo que necesiten, desde comprar hasta leer las noticias.
Algunos ya respondisteis que siempre quedarán unos románticos que se nieguen (o renieguen), pero no seremos suficientes.
Además, esto ya lo hemos visto antes:
Microsoft y el PC, Internet Explorer
Esto mismo intentó Microsoft con su sistema operativo, a base de licenciarlo en todos los ordenadores que se fabricaban, hasta tal punto que casi mueren todos los demás sistemas operativos, asfixiados por una «estandarización» (imagínate que todos usáramos Windows… brrrrrr) y la falta de desarrolladores y alternativas,
Cuando llegó internet, que suponía que la gente se sacudía la tiranía de los contenidos instalados en discos duros por contenidos disponibles en remoto, utilizó su poder para hacer de Internet Explorer la puerta por la que todo el mundo tendría que salir. Las extensiones de Internet Explorer se hicieron propietarias e incompatibles, llevando a toda la competencia a morir de inanición.
Solo la llegada de Google nos salvó de Microsoft. Lo que no sabíamos es que Google intentaría lo mismo.
Google y el contenido gratuito
Google, que cambió drásticamente el panorama ofreciendo una alternativa compatible y universal para acceder al contenido disponible en internet, utilizó la técnica del lanzallamas gratuito para aniquilar a competencia.
Donde había otros fabricantes (desarrolladores) Google presentaba una herramienta gratuita. Llámese Mapas, buscador de viajes, reservas en restaurantes, procesadores de texto, correo electrónico,… todo gratis.
¿Quién puede competir con gratis?
Así se quedó con los mercados (hasta que ha empezado la contraofensiva -demasiado tarde- antimonopolio) y los usuarios. Otros también lo intentaron, como Facebook (Meta) pero resultaba que su producto es generacional, y una vez esa generación ha pasado de largo, las siguientes están en otras movidas.
Y así estábamos, en manos de Google hasta que llegó ChatGPT.
¿Qué nos puede salvar de ChatGPT -OpenAI?
Sinceramente, ni idea. La tecnología es cada vez más completa y más compleja, de manera que los huecos por donde pueda volver a surgir una disrupción que permita un nuevo cambio de dirección.
Pero hoy por hoy, sea OpenAi o cualquiera de sus competidores que consigan un interfaz que atraiga la imaginación y la usabilidad de las masas, la que va a llevar toda la internet como la conocemos al sumidero. Sin mancharse las manos, encogiéndose de hombros y asegurándonos de que es por el progreso y el bien de la humanidad.
Y puede que lo sea, pero -como parte implicada- me duele que todo acabe así, en el fondo de un modelo de lenguaje que regurgita el trabajo de millones de personas sin devolver nada a cambio.
¿No crees?
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