El día ha llegado. Por una opinión debatible, como todas, gente que no me conoce de nada ha venido a dejar insultos personales en los comentarios. Pero sobre eso ya he hablado bastante, y no es lo que me trae aquí hoy.
Llevo treinta años escribiendo en esta web y he sido crítico con Apple, con MIcrosoft, con el gobierno, con la oposición, con los «ofendiditos»… siempre he dicho lo que pensaba porque creo que es la mejor manera de que no haya confusiones,
A lo largo de estos años me he equivocado tantísimas veces que no guardo registro, pero siempre he dado las gracias, he pedido perdón, he aprendido y he seguido adelante, porque no hay otro camino.
Siempre tienes el miedo de que vengan «con palos» a por ti, por lo que dijiste, o no dijiste, o lo que alguien pensó o entendió que decías. La mayor parte de las veces la gente tiene su opinión formada, y nada de lo que lean suele hacer que la cambien, en todo caso la refuerzan aún más.
Siempre temes (desde los tiempos del IRC) que un troll la tome contigo, y se dedique a atosigarte cada vez que tiene ocasión. Yo siempre he sido de poner la otra mejilla y aguantar, porque probablemente lo hacen convencidos de que ellos tienen razón, y les frustra que tú no lo veas.
Aún con todo, hay tantas cosas mal entendidas en venir a una web a poner insultos (por opinar diferente) que me perturba que no sientan ni el mínimo resquemor.
Así que cuando ha llegado el día, después de treinta años de escuchar y decir «No alimentes al troll», me he dado cuenta de que sus flechas son de goma, inofensivas, patéticas. Me he dado cuenta de que me da igual, que no pueden alcanzarme.
Dice el refrán «No ofende quien quiere sino quien puede». Ahora puedo atestiguar que es verdad. Toda esa gente tan valiente que, desde el anonimato, se recrean en acumular adjetivos y epítetos no se dan cuenta que son como niños haciendo «piaum, piaum» mientras te apuntan con un dedo y te gritan «¡estás muerto!».
Claro, no ha sido agradable, y si tuviera que vivir esto todos los días, seguramente ellos podrían conmigo, porque ni lo necesito ni lo merezco (o eso creo yo). Pero dando por hecho que se trata de un caso aislado, ha sido una experiencia positiva, enfrentarme finalmente a los ofendiditos con carné de demócratas y darme cuenta que en realidad lo que ofrecen son billetes de El Palé, y con ellos quieren convencerte que compres su verdad.
¿Tú que harías?
Pd.: Muchas gracias, sinceramente, a todos aquellos que, sin pedírselo, dieron un paso al frente para defenderme y aún más gracias a todos aquellos que pudieron sobreponerse al fuego cruzado y siguieron tranquilamente con la conversación.
Si bien no estoy de acuerdo con el enfoque del artículo que originó otro y ahora este, con este estoy a partir un piñón, ¡A TOPE! ¡LO FIRMO! Me caso con este artículo. Un saludo.
Querida Carola, gracias por tus palabras 🙂 perdona que haya tardado tanto en responder pero estaba acabando el Camino De Santiago… que empecé en 2019!!!
De acuerdo.Creo que discrepar y decirlo es muy sano. Pero es necesario aportar datos, pruebas, argumentos. Las descalificaciones, los insultos y sustituir los datos por adjetivos y adverbios no s admisible. Y si alguien adopta posturas de rol, es saludable para todos bloquearlo
Hola Ramon, perdona el retraso en responder, he estado de vacaciones (acabando el camino de Santiago, nada menos) y me he puesto dieta de pantallas estricta. Gracias por tu mensaje
Bueno… te aplaudo por ser lo suficientemente inteligente para no responder a los trolls. De todas formas, yo soy de mecha corta y en algunas ocasiones no me callo. Respondo y elimino al ese personaje indigesto.