La verdad, da igual lo que te cuenten, nunca estarás preparado para Schmigadoon. Es tan disparatada, anacrónica, histriónica y musical, por supuesto, que apostaría un tecla a que nunca has visto nada como esto.
Tal vez como pista te podría decir que tienes que ser un fan absoluto de Central Park, la serie de animación musical de Apple TV+ que ya está en su segunda temporada.
Por supuesto, tienes que ser un devoto de los musicales, de las coreografías y de las canciones a duo.
Aunque los episodios contienen diversas alusiones al funcionamiento de los musicales (como que de una conversación se pase a una canción como forma de contar la historia) al final todo el mundo acaba rendido a la auténtica esencia de los musicales.

Argumento
Schmigadoon es un pueblo del viejo oeste donde el objetivo es que seas feliz. El problema es que una vez que llegas al pueblo ya no puedes salir hasta que encuentres el amor verdadero /y por lo tanto seas feliz.
A la sazón, dentro del pueblo vive mucha gente «aparentemente» feliz, pero que se sienten insatisfechos, frustrados o encasillados.
La llegada de unos foráneos destapará todo esto provocando cambios irremediables.
Lo mejor
Estoy tentado de llamarlo «frikada» (por aquello de ser «freak»), porque a estas alturas hacer una serie que es un musical de época (viejo oeste) con sus coreografías, sus trajes, y, por supuesto, sus canciones no es nada normal. Pero está realizada -como es el sello de la casa- con una ejecución técnica impecable y una producción inmaculada.
Además, mantienen un delicado equilibrio entre los escenarios para que nunca pierdas la sensación de que estás en un escenario.
Increíblemente, el doblaje en castellano es inmaculado y las canciones se pueden escuchar perfectamente interpretadas -como en cualquier musical clásico. Nada que envidiar. Felicitaciones al equipo de doblaje.

Lo peor
Como suele ocurrir en este tipo de apuestas, el centro de atención está puesto en las canciones (y en que lo que ocurre sea cantable), lo que deja el guión a veces demasiado delgado, simple, un pretexto para que las canciones se sucedan.
Incluso para nosotros, absolutamente decadentes y de gustos eclécticos, en algún episodio notamos sobrecarga musical y falta de progreso en la trama.
Conclusión
Con todo, acabamos cada episodio con una sonrisa en la cara, con la conciencia de estar viendo algo único y -por llamarlo de alguna manera- valiente.
Un musical «de los de antes» con la estética de los de antes pero con las tramas del siglo XXI es poco probable que deje a nadie indiferente.
Eso sí, tienes que estar dispuesto a sufrir una sobredosis sensorial.
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