Tal vez ayer te asomaste por aquí o por cualquiera de los otros medios en los que se podía ver el evento “Time Flies” en el que Apple ha anunciado sus nuevos modelos de Apple Watch serie 6 y el Apple Watch SE, y los nuevos modelos de iPad, el iPad de octava generación y el iPad Air.
Si no pudiste, mira el evento ahora, porque realmente es algo diferente a lo que se entiende por una presentación de lanzamiento de productos. Asentando el formato estrenado en la keynote de WWDC2020, es una sucesión dinámica de intervenciones resaltando cada aspecto del producto y dando entrada a mucha gente que no te resultará familiar.
Al rodarse con antelación, los participantes pueden repetir las veces que haga falta, hasta que quede como desean, y puede participar más gente a la que el miedo escénico, o pobres capacidades para hablar en público nunca les daría cabida en una presentación en directo delante de miles de periodistas, desarrolladores y empleados.
Otra de las cosas que podrás observar es el increíble juego que proporciona el nuevo campus Apple Park, con sus campos verdes, árboles, auditorio al aire libre y diferentes construcciones. Imagínate esto mismo en los aburridos edificios de los años setenta que conforman Infinite Loop.
Una ejecución impecable, un continuo cambiar entre “locutor” y vídeos publicitarios, unos traveling constantes en todas direcciones… para conformar un evento de una hora en el que se presentan los productos que han de liderar dos segmentos fundamentales de la estrategia a corto plazo y a futuro de Apple, el iPad y el Apple Watch.
Hace diez años escribí un artículo (Apple al mundo: voy a crear una nueva categoría de dispositivos y me la voy a quedar para mi solo) donde decía que la nueva categoría de tableta que se había creado con la presentación del iPad, Apple tenía la firme intención de no dejar espacio para que entrara nadie más, tanto en prestaciones como en precios. Por cierto, si visitas esa vieja columna de opinión, dedica también unos minutos a leer los comentarios, donde muchos dejaron constancia de que no entendían lo que acababan de presenciar.
Ayer, casualmente cuando se cumplen diez años de la presentación del iPad y Apple anunció que había vendido 500 millones de iPads desde su lanzamiento, volví a sentir la misma motivación que cuando la escribí. Apple no está dispuesta a que nadie haga sombra al iPad, ni por abajo ni por arriba (y aun falta la renovación del iPad mini…).
Es cierto que la puerta de salida está mucho más concurrida que la de entrada, y pocos fabricantes de electrónica de consumo presentan productos con convicción (me atrevería a decir que hasta Google es consciente de que nunca llegará a nada significativo con Android y cada vez tiene menos interés en mantener la pelea por la innovación).
Los “experimentos” con los nuevos formatos, como los teléfonos desplegables, sólo han conseguido avergonzar a sus fabricantes, como Samsung y, más recientemente, como Microsoft.
No me extraña que Apple sienta que la competencia cada vez está más lejos, en tecnología, en prestaciones y hasta en precios (sí, resulta llamativo escribir eso en un comentario sobre Apple).
Si no dejar oxígeno para que la competencia pueda tener vida ha sido desde el principio una norma en el segmento del iPad, para el análisis del Apple Watch, la empresa de Cupertino está utilizando la estrategia que tan bien le sirvió con el iPod.
Establezcamos un producto, veamos hacia dónde va teniendo en cuenta la retroalimentación que nos llega del usuario y expandamos a partir de ahí.
Desde el millar de canciones en tu bolsillo, Apple se quedó con el merado “premium”, permitiendo que en la parte baja del mercado sobrevivieran algunas especies a base de que se vampirizaran unas a otras. No le molestaban, mientras refinaban el producto y se quedaban con el mercado que daba beneficios… hasta que decidieron que tampoco querían que hubiera vida en los sustratos, claro.
A partir de ahi el iPod nano, el iPod shuffle,… no quedó sitio para que nadie -excepto Apple- ganara dinero haciendo reproductores MP3.
Esa es la estrategia con el Apple Watch.
Sacaron el primer modelo sin saber muy bien hacia dónde iba el barco (te recuerdo que hasta sacaron el modelo de lujo en oro, por si acaso ese era el mercado donde estaba el dinero) y han ido evolucionando año a año, escuchando y trabajando en lo que los clientes pedían, que resulta que es ejercicio y salud.
Ahora que el objetivo está claro, y tienen establecida la distancia en tecnología, escala de fabricación y precios, es el momento de comerse, lenta pero inexorablemente, a todos esos relojes “tipo Apple Watch, pero baratos” con una duración de batería lamentable, con problemas de conectividad, y con pocas prestaciones (comparado con el original) y las pulseras de ejercicio.
Mediante la aparición del Apple Watch SE (y el plan familiar, no olvidemos esa jugada maestra para que los miembros más jóvenes de la casa tengan un reloj de Apple sin necesidad de tener un iPhone) Apple comienza a arrasar el suelo en el que han sobrevivido a duras penas una panoplia de fabricantes de segunda.
Es tal vez el último aliento de las Fitbit, Garmin, etc. Puede que no desaparezcan, pero dejarán de ser relevantes.
Conclusión
Apple está utilizando su enorme capital en desarrollo e innovación para dejar fuera a la competencia, consiguiendo que, gracias a su gigantesco canal de ventas, puedan vender tecnologías de nueva generación que hacen cosas que nadie puede hacer a precios similares a los que tienen productos similares con muchas menos funcionalidades.
En el iPad es menos obvio porque no tienen competencia real, pero en Apple Watch cada zancada que da Apple los demás apenas avanzan dos pasos, Y eso se va a notar cada año de forma más aparente.
Lo mejor de todo es que Apple lo está haciendo no a base de obstaculizar el desarrollo de la competencia, sino a base de crear mejores productos que tengan cosas que la gente quiere. Desde el desarrollo propio de chips hasta las funcionalidades casi de ciencia ficción de medida de oxígeno o de frecuencia cardíaca.
Es posible que las presentaciones de Apple ya no te dejen sumido en el asombro, pero su manera de innovar, año tras año, a ritmo de marcha militar, también es muy espectacular.
¿No crees?
Jajajaja, lo de los comentarios de los iluminados de siempre en aquella entrada de 2010 es para partirse el culo. Es lo de siempre con Apple. Presentan un producto, los haters cuñados de siempre lo critican por todas partes y pronostican su fracaso, o atribuyen su éxito solo al márketing. Y tiempo después si tuvueran la vergüenza de releer sus tonterías deberían reconocer lo cuñados que fueron y pedir disculpas. Pero en ligar de eso, seguramente lleven 10 años criticando igualmente los iPhone, los iPad, los Mac, los Apple Watch, los Airpods… de risa. Un fenómeno muy curioso el del cuñadismo-hater
Hola Lugolo, a mi también me ha hecho gracia leer aquellas diatribas sobre lo decepcionante que era el iPad… ¡vaya viaje en el tiempo!
Seguro que la mayoría de aquellos hoy tienen iPad y Apple Watch (y iPhone, claro).
Hola Alf
Completamente de acuerdo en todo … excepto en una cosa: la batería de los Apple Watch dura lo que dura, y eso es incompatible con los adolescentes y toda esa marea de gente que no quiere estar cargando todos los días su “Xiaomi Band 4”, que actualmente les dura 3 semanas. Por experiencia con adolescentes.