[Diez días de verano] Nada depende de ti ¿no es cierto?

Es fácil poner el escudo deflector sobre nuestra vida, sobre nuestras acciones, sobre nuestro trabajo, y pensar o argumentar que está provocado por fuerzas ajenas a nosotros. Que poco o nada podemos hacer por cambiar nuestra situación y que intentarlo sólo nos va a provocar más cansancio y erosión, dejándonos en peor situación aún para enfrentar lo que nos ha tocado en el baile.

Efectivamente, conozco mucha gente que vive su vida así. Resignados, encogidos de hombros, y pasando por este valle de lágrimas como si lo único que se esperara de nosotros es llorar y llorar hasta quedar secos.

Pero sé por experiencia que no es así. Para empezar, esto no es un valle de lágrimas. Hemos venido aquí a ser felices, y el que te cuente lo contrario, está intentando venderte algo.

Pero la felicidad, como el amor, no es un derecho. Es un privilegio. Y hay que trabajar para conseguirlo y mantenerlo. Y -como todos los privilegios- se puede perder fácilmente.

Todos los casados acuden pensando que se unen para siempre, pero muchos pueden atestiguar que lo que juraron como amor hasta la muerte, resultó ser apenas unos años. Ser amado no es gratis. Hay que merecerlo, hay que agradecerlo y, como todo lo que ganamos con nuestro trabajo, hay que disfrutarlo.

Así que puedes decir que tu mierda de trabajo es lo que hay, en esta mierda de país y con esta mierda de gente que ni usando apps para ligar consigues encontrar pareja. La culpa -puedes decir- es de los empresarios, de los gobernantes y del sexo contrario. Nunca tuya.

Pero déjame decirte una cosa, que yo asumo como propia: toda mierda que hay en tu vida, depende de ti. De nadie más. Sólo tu puedes coger la pala y empezar a sacar toda la basura que tengas en casa y que te impida ser feliz, y hacer feliz a los que te rodean (sean familia, vecinos, o colegas).

De ti depende encontrar un trabajo mejor, o -mientras no suceda- ser feliz en tu trabajo. De ti depende amar incondicionalmente y recibir amor sin poner condiciones. De ti depende que tu edificio, tu manzana, tu barrio, sea un poco mejor. De nadie más.

Deja de buscar culpables a los que adjudicar la propiedad de la mierda de tu vida (es posible que -por tanto- pienses que vives una mierda de vida). Tu mierda es tuya. Y si no la quieres, sácala.

Todo depende de ti. De nadie más.


El otro día decían en una serie: “por cada cosa negativa que encuentres que reafirme tus peores presentimientos, podrías encontrar diez signos positivos que los contradicen”. Gran verdad. Yo añado: ¿qué tal si nos centramos en encontrar los signos positivos en vez de fijar los negativos?

Alf

Propietario de www.faq-mac.com.

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