Quiero empezar este artículo refiriéndome a la esperadísima presentación del Mac Pro 2013 por parte de Phil Schiller (el video lo tenéis disponible aquí y me encanta) y que aconteció en la pasada WWDC2013.
Después del soltar el bombazo: “os voy a hablar del ansiado nuevo Mac Pro”, Schiller continua su discurso con esta frase, que sonará de perogrullo:
“Video editors, musicians, photographers, graphic designers… count on products like Mac Pro to get their work done.”
Traducido sería: “Editores, músicos, fotógrafos, diseñadores gráficos… cuentan con el Mac Pro para realizar su trabajo.”
Mientras veía entusiasmado –como todos, supongo– el sneak peak de este nuevo ingenio de Apple, me decía a mí mismo: ¿Por qué no ha añadido Phil el gremio de los científicos a su lista de usuarios interesados en el Mac Pro? ¿Se le habría olvidado? Estoy casi seguro de que sí, que fue eso lo que ocurrió en aquel momento. La ciencia también es indudablemente beneficiaria directa de plataformas de cálculo potentes y robustas como en Mac Pro y seguro que Phil se despistó… ¿O no? ¿Cuida o no cuida Apple de los científicos? ¿Lo hacía antes? ¿Lo hace ahora?
Empecemos por el ahora. A día de hoy, en mi opinión, Apple sí cuida de sus usuarios (que no clientes) científicos suficientemente bien —pues le interesa, como no podía ser de otra forma—, pero lo hace a su manera. Y a su manera no quiere decir otra cosa que de forma discreta, sin anuncios, sin keynotes, sin eventos, sin vídeos recargados de sentimentalismo…, sin bombo ni platillo. Lo hace como hay que hacer las cosas: trabajando, entregando releases, betas y, en definitiva, cumpliendo. ¿Y qué es para Apple cumplir con los círculos de investigación? Pues Apple mima a las instituciones científicas en tres o cuatro frentes distintos. Analicémoslos:
UNIX. El Mac OS X no es solamente una variante UNIX más cuca y fácil de usar que el resto, sino que sus APIs UNIX son muy compatibles con las APIs usadas por los kernels UNIX más extendidos: Linux y FreeBDS. Esto permite que portar utilidades y software científico legacy–UNIX al Mac sea relativamente fácil.
X11 (o también conocido como XQuartz). Sí, es verdad, Apple ya no incluye este programa de serie en las instalaciones… pero ¿acaso importa? Se descarga y punto. Y no de cualquier sitio, sino de MacOSForge, una web que pertenece a Apple y donde Apple cuelga sus proyectos open source. Dicho de otra manera: Apple mantiene, empaqueta, y actualiza –y muy a menudo, por cierto– X11. Apple sabe que X11 es la interfaz de muchas utilidades UNIX y es consciente de que no puede dejar una pieza tan importante en manos de cualquiera, por muy loable que sea la intención. No sé si los usuarios de X11 en el Mac os habréis fijado, pero, ¡el soporte multimonitor es increíblemente bueno! Ya les gustaría a muchas distribuciones de Linux que su X11 fuera tan eficiente. Además, las apps X11 muchas veces no llegan ni a distinguirse de las nativas, pues emplean toolkits que imitan la piel del Mac OS X, pasando desapercibidas. A mí, simplemente, siempre me ha parecido una obra de arte, desde los inicios.
Macports es el siguiente. Macports es una distribución de software UNIX mantenida también directamente por Apple –nuevamente, desde MacOSForge– e incluye cientos de proyectos de software usados en ámbitos científicos. Permite, como es habitual en este tipo de herramientas, instalar, actualizar, borrar y gestionar elegantemente dependencias. No es mi distribución favorita, pero de esto ya hablaré en otro artículo. Lo importante es recalcar que es la propia Apple la que se ocupa personalmente del engranaje que conecta ciencia y Mac mediante el mantenimiento directo de las herramientas de software Unix de toda la vida.
Estándares de programación. El Mac OS X trae siempre las últimas versiones de los lenguajes Ruby, Perl, TCL y Python entre otros, muy usados en investigación.
Compiladores. Apple siempre ha distribuido gratuitamente compiladores de C y C++. Al inicio estos eran los correspondientes a la suite GCC (estandarte del mundo UNIX) y poco a poco pasó a ser Clang, la cual es muy compatible con la primera. De hecho, el comando para invocar a Clang, es “gcc”. La instalación de estos compiladores se produce típicamente al mismo tiempo que desplegamos Xcode, aunque se pueden obtener de manera separada al conocido IDE de Apple.
En menor medida, pero no deja de sorprenderme, soporte LaTeX y MathML en algunos de los productos de software de la empresa, como iBooks Author.
Y por último, Apple permite la instalación y emulación de Microsoft Windows en sus máquinas, para el caso en que algún software de tipo técnico –que los hay, por ejemplo para el control de dispositivos de medida– funcione exclusivamente sobre esta plataforma.
¿Y como era este escenario en el pasado? ¿Cómo ha evolucionado la relación Apple–Investigación?
Al inicio del Mac OS X, Steve Jobs y el resto de directivos siempre dedicaban una parte de las presentaciones a hablar del core UNIX del Mac y de cómo este estaba repleto de tecnologías que lo hacían el candidato ideal para integrarse con el entorno científico preexistente. Incluso dejaban entrever que podía llegar a reemplazarlo –como, en mi opinión, ha ocurrido ya hoy en gran medida–. Lo podemos comprobar en estas imágenes que corresponden a keynotes donde se presentaron el Mac OS X 10.0, 10.1 y 10.2.
Es a partir del Mac OS X 10.3 y el Power Mac G5 que la cosa empieza a menguar. Las referencias explícitas al ámbito científico son más puntuales…, menos frecuentes. Vale la pena recordar el ejemplo del cluster de super computadores PowerMac G5 del Virginia Tech y del que Jobs hizo gran alarde. Tampoco tiene desperdicio la demo que Theodore Gray de Wolfram Research realizó del paquete de cálculo Mathematica funcionando en los primeros prototipos Mac equipados con Pentium 4 para ayudar a calmar los miedos de los desarrolladores congregados en la WWDC2005: la vida seguiría tras el Intel switch, y sería una vida fácil, una vida cool.
Y ya, con el advenimiento del primer Mac Pro en 2006 (el primer Mac para profesionales basado en el Intel Xeon) fue la última vez que escuché a algún directivo de Apple (en este caso, nuevamente, Phil Schiller) resaltar la idoneidad de la plataforma Mac para ejecutar software de índole científico. En su exposición, simplemente mostraba cuánto más rápido podían correr ciertos programas, entre los que se hallaban dos muy familiares para mí y muy usados en investigación: OsiriX y PyMOL.
Tengo la fortuna de trabajar en un centro de investigación multidisciplinar y puedo comprobar todos los días como el Mac, no es una plataforma accesoria, sino que ya puede considerarse la plataforma por defecto. Sí, es verdad, los grandes cálculos se siguen realizando en ingentes arrays de servidores de cálculo que corren Scientific Linux, conectados con fibra óptica y refrigerados con circuitos especiales de aire acondicionado. Sin embargo, el resultado, el output, el tratamiento, la programación, la interpretación de los datos, el diseño, la presentación, etc., tiene lugar en bellos Macs emplazados en oficinas y despachos adornados con libros de física, biología molecular y alguna hermosa y decorativa maceta que otra. Y las presentaciones de resultados, lecturas de tesis, reuniones de grupos de investigación, etc., se producen cada vez más bajo los focos de Keynote, en un Mac. Igualmente, casi puedo asegurar que la desintegración tau-tau del bosón de Higgs ha sido más veces mostrada en un Mac que en todo el resto de plataformas combinadas.
Así es la relación de Apple con la ciencia: discreta pero efectiva, real, palpable. En definitiva, un hecho. El Mac es la computadora perfecta para el uso técnico/científico actual y legacy. Lo sé por experiencia. Puedo instalar y ejecutar Xfig (un milenario programa de diseño gráfico vectorial enfocado a LaTeX y que corre sobre X11) y realizar un render con ray-casting gracias a la moderna biblioteca VTK que Macports me permite instalar con muy poco esfuerzo.
¿Puede mejorar esta relación? Desde luego. Hay muchos otros proyectos clave para el día a día en investigación que están en las cálidas y altruistas manos de terceros. Quizás, el ejemplo que más me llama la atención es MacTeX, una increíble distribución de LaTeX, pero hay muchos más que podría citar. En mi opinión Apple debería o bien adquirir estos proyectos o financiarlos mediante suculentas donaciones. Es algo que se puede permitir.
Y para concluir, me citaré a mi mismo y al queridísimo Dr. Emmett Brown:
“Si vas a hacer ciencia, ¿Por qué no hacerlo con clase?”
Un artículo de @acorbibellot
Desconocia esta dedicacion de Apple hacia el ambito cientifico, por lo que me ha parecido myu interesante el articulo.
Efectivamente, super interesante. Enhorabuena por explicarlo tan bien.