Andaba yo el otro día buceando en el trastero (sí, hay tantas cosas que es una inmersión lo que hay que hacer) cuando me encontré con un montón de cajas de diapositivas de 35 mm., de cuando pensábamos que la película iba a durar toda la vida y que los “pro” lo que hacíamos eran diapositivas porque el color era mejor y así sólo positivábamos las deseadas. ¡Dónde va a parar, ver una foto a tamaño gigantesco en la pared que tener que estar pasando hojitas delicadas…! En fin, otra época como te digo…
El caso es que hoy en día, pocas cosas hay más aburridas que ver diapositivas al contraluz. Saca una, mirala, vuélvela a dejar. Coge la siguiente… así hasta 36 ¡ó 42! por carrete. A estas alturas, claro, ya no tengo mesa de luz. Esa época también pasó (mucho antes que las “diapos”) y no se me ocurría una forma cómoda de verlas.
Hasta que me acordé del iPad 3 y la impresionante fuente de luz que es su pantalla. Descargué al carrete una imagen de un fondo blanco (creo que de una empresa de pinturas) y la abrí. ¡Voilá! estupenda mesa de luz para emergencias*. Si además quieres recordar lo que hay, foto con el iPhone, y todo listo.
Por supuesto, si quieres una mesa de luz para una o dos diapositivas, el iPhone vale igual…
*¡Cálmate!, ya sé que a pesar de todo sigue habiendo luces de distintos colores que interfieren con el positivo, pero ¡aquí hablamos de solución de emergencia! Ya puedo disfrutar del visionado de aquellas fotos con veinte años o más que no tendría otra forma de recordar…
Jajaja. Increíble Alf! La primera diapositiva está tomada en mi pueblo, Medina del Campo, y lo que se ve detrás es el Castillo de la Mota xD. ¡Qué fuerte me parece! Jajajajaja
Hola Luis, es que a veces salimos de la cueva y nos olvidamos de las pantallas 😉
Muy bueno Alf, no se me había ocurrido utilizar iPad para poder visualizar diapositivas que de otro modo ya no podía ver, pero tras leer tu post lo he aplicado a unas cuantas y me ha encantado tu idea, la imaginación al poder, y hay quien piensa que la tecnología idiotiza.