Una característica poco publicitada de Lion (y que entronca con la nueva filosofía de Apple de intentar decidir por los usuarios antes incluso de que éstos sepan lo que quieren hacer y si quieren hacerlo) es que una aplicación puede cerrarse automáticamente si el sistema considera que necesita liberar los recursos que ocupa.
Claro, para que eso suceda, la aplicación tiene que estar en segundo plano y no tener ventanas activas. O no. En realidad, para que Lion decida cerrar una aplicación, no es necesario lo anterior. Puede ocurrir que tenga ventanas abiertas, sólo que no estén visibles para el usuario bien porque estén en otro Space, bien porque la aplicación está oculta, bien porque estén ocultas. Además, la aplicación utiliza el Autoguardado, de manera que si la aplicación es cerrada por el sistema, no se pierdan los últimos cambios realizados en los documentos. También debe estar preparada para utilizar la característica Reanudar, de forma que al volver a abrirse recupere los documentos en el estado previo a la terminación.
Estas tres características (autoguardado, cierre automático y reanudar) son tecnologías opcionales para el desarrollador, y esperemos que nunca escojan una de ellas sin implementar las otras (de hecho Apple se refiere a ello como «debería implementar las tres»).
Así que si recuerdas haber abierto TexEdit, o Vista Previa, pero de repente no los ves cuando intentas cambiar de aplicación y tienes que volver a abrirlos desde el Dock, no es que tu cabeza te esté jugando malas pasadas. Es que Lion ha decidido que esa aplicación no está haciendo nada útil y que está mejor cerrada. Aunque lo descubras cuando estuvieras a punto de empezar a utilizarla.
La solución es que las aplicaciones manden un mensaje de «terminada voluntariamente» cuando el usuario las cerró, de modo que sigan apareciendo en la lista de Command-Tab (y en el Dock) mientras no sean explícitamente cerradas, aunque el sistema las haya cerrado.