Nuestros días se nos van en luchar por:
mis derechos,
mis propiedades,
mis espacios personales,
mis cosas,
mis manías,
mis vacaciones,
mis aspiraciones,
mis opiniones,
mis problemas,
mis éxitos,
mis…
Nos quieren así, centrados en el yo (yo, yo, yo, siempre yo, primero yo), cansados y decepcionados de tener que luchar contra todo y contra todos para mantener mis, mis, mis, mis,…
Mientras vayamos de uno en uno, seremos presa fácil.
¡cuánto cambiaría nuestra vida si reemplazáramos todos esos yoyós por tutús!
Y que lo que nos preocupara de verdad (y primero) fueran
«tus derechos», «tus propiedades», «tus espacios», «tus cosas»…
Si tu te preocupas de lo mio y yo de lo tuyo, juntos construiremos algo que no dependa exclusivamente de la débil cuerda del yoyó.
Seremos más fuertes, más inteligentes, más resistentes y cuando yo flaquee, tendré un tú en que apoyarme, en vez de seguir batallando solo hasta la extenuación…
¿hace? ¿cambiamos (desde ya) yoyós por tutús?
Buenas reflexiones para cambiar un poco y dejar unos minutos de lado los cachibaches digitales.
La verdad es que si todos los leyeran y se llevasen a la práctica, este mundo cambiaría.
Esto es una de las cosas que deberían de enseñar en los colegios de manera insistente para que luego en el futuro no pasaran las cosas que pasan.
Me ha encantado 🙂
Muy buena entrada, es una forma de reflexionar y de ver la vida que tendria que ser una maxima para todos, seriamos mas humanos y seguramente que mas felices.
Te felicito
En japón lo cambiaron desde hace tiempo, y su sociedad es como un todo.
Ciertamente, deberíamos aprender de ellos.
Muy buena reflexión, Alf