Más de tres millones de hogares británicos tienen ya cubos de la basura equipados con microchips que registran el volumen de residuos no reciclables que generan diariamente.
El Gobierno laborista da a conocer un proyecto por el que se permitirá a los ayuntamientos cobrar a los vecinos una tasa que variará en función de la cantidad de basura de ese tipo que produzcan.
Esas y otras medidas, destinadas a limitar el llamado correo basura o el abuso de bolsas de plástico en los supermercados, forma parte de un nuevo plan del Ejecutivo destinado a reducir considerablemente los desechos que producen tanto las empresas como los particulares.
El Reino Unido es actualmente el país de la Unión Europea que menos recicla: sólo un 18 por ciento del total de residuos frente a un 58 por ciento en el caso de Alemania.
Los británicos temen, sin embargo, verse gravados con un nuevo impuesto, y un sondeo que se emitirá esta noche en la cadena de televisión Channel 4 indica que un 64 por ciento de los ciudadanos se opone a ello.
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