Un Mac puede con todo… y mucho más, por Javier Llanos

Llega a mis manos el número de diciembre de 2002 de la revista MacWorld y leo con especial interés el artículo de Plácido Moreno sobre la compatibilidad entre Macintosh y la gestión de empresas.

Y lo hojeo con énfasis porque soy consciente del desconocimiento generalizado que hay en torno a si existe una aplicación con potencia suficiente para abordar la gestión integral de empresas usuarias de este entorno.

Es cierto que ante tanta desinformación muchas son las empresas que han optado por abandonar sus ilusiones «maqueras» y pasarse a PC, ante una ‘supuesta’ mejor integración en esos sistemas, que es, más bien, una ‘muy bien vendida’ idea de que estas son las mejores máquinas para llevar a cabo sus procesos administrativos.

Me acongoja pasear por la calle y observar como en los contenedores cercanos a ciertas empresas aparecen apilados viejos Macintosh para los que no han sabido encontrar buenas soluciones de gestión para su trabajo diario.

Pero como toda regla, ésta tiene su excepción y, aunque ahora resulta puramente anecdótica puede ser una pequeña advertencia de que el Macintosh y la Gestión Empresarial tienen todavía mucho camino que recorrer juntos. Cuando hace poco fui invitado por un buen amigo a conocer Calahorra, hermoso enclave riojano con una industria boyante, no podía ni imaginar lo que mi viejo compañero había hecho por Apple en dicha localidad.

Él, amante del Mac desde un fuerte flechazo con un iBook tiempo atrás, se negaba en redondo a interponer su situación de negocio con los fuertes lazos que le unían a su máquina. Por eso, decidió investigar hasta encontrar una solución verdadera que le permitiese progresar en las labores de gestión de su trabajo. Su sorpresa fue mayúscula al encontrar en un pequeño anuncio publicitario que una empresa madrileña desarrollaba un software de gestión integral para entornos Macintosh.

Lo gracioso del asunto es que mi amigo, muy conocido en Calahorra, supo transmitir a sus allegados el entusiasmo que le produjo la funcionalidad de dicho programa y lo bien que se trabajaba con él en su versión para Mac OS X, creando un increíble efecto «boca-oreja» que incrementó de manera considerable, no sólo las ventas de esta herramienta en toda la localidad, sino además las de ordenadores Macintosh.

Es una pena que a esta situación la debamos de tachar de «anecdótica» y debería hacernos reflexionar a todos sobre si es necesario que tengamos que conocer todo el potencial de nuestras máquinas a través de amiguetes o si es una cuestión de que los grandes como Apple tomen cartas en el asunto y sepan transmitirnos de una santa vez que un Mac puede con todo… y mucho más.