Un agujero negro y frío deja tu ausencia

Aún te veo por la calle, o en el bar, o aparcando… podría jurar que eres tu… hasta que parpadeo. Me cuentan cosas que me recuerdan a otras que decías, y las risas que escucho me gustaría que tu las vieras.

Pero no estás en la cocina, donde te encontraba al llegar, o delante de la tele, donde me esperabas pacientemente, ni abriendo lentamente el portal, tan despacio que te veía desde la esquina y me daba tiempo a empujarte la puerta.

Miro hacia tu lado del sofá para decirte algo, y me tengo que tragar las palabras. Cojo el teléfono para llamarte, y escucho tu mensaje del contestador de voz; te dejaría un mensaje, como hacen en las películas, pero sé que es ridículo, que no lo oirás. 

Me doy la vuelta en la cama, y la sábana está fría. Sin deshacer. Miro tus fotos en las estanterías y tengo que recordarme una y otra vez que no es temporal, sino permanente, que no vas a volver.

Y me gustaría que todas esas frases bonitas que me dijeron fueran verdad. Que estás en un sitio mejor. Que ya no sufres. Que eres feliz para siempre. Pero no me consuela. No hay sitio mejor que conmigo, quiero sufrir contigo y quiero que seamos felices para siempre… juntos.

No estoy enfadado, ni siquiera estoy triste (creo). Sólo me asomo a ese agujero negro y oscuro que dejaste al irte, y no consigo ver el fondo. No hay luz, ni aire, ni vida, ni futuro.

Quiero decirte las cosas que sólo te decía a ti, que me cuentes los chistes que me has repetido mil veces. Escuchar cómo fue tu niñez, tus amigos, cómo era todo lo que rodeaba.

¿Por qué no te pregunté más cosas? ¿Por qué pensé que te conocía suficiente? ¿Por qué no me avisaste que se acabaría el tiempo?

La gente me dice que tengo que pasar página, que la vida sigue. Pero no quiero pasar página, no quiero dejarte en el pasado como si fueras un capítulo de mi vida, el tomo uno, o el dos, o el tres, que puedo ir cuando quiera a una estantería a consultarlo.

Quiero que sigas conmigo. Quiero seguir hablando contigo. Pensando en qué me habrías aconsejado o qué gritos me habrías dado. Para luego abrazarnos y besarnos. 

Ya se que a medida que pasen los meses me acostumbraré a ver ese agujero que proyecta una sombra negra sobre mi. Y puede que con el tiempo conozca a alguien, pero no podrá sentarse en tu lado porque has dejado ese hueco oscuro que engulle la felicidad. Es probable que lo ocupe yo para que nadie se de cuenta de que está ahí.

Pero yo lo se, siento el frio, la desolación, la soledad que brotan de él como un manantial de sed amarga que nunca calma.

A veces me distraigo y me olvido por unos segundos. Pero un ruido, un movimiento, una canción, me devuelven a esta nada que nada responde, por mucho que le grites.

¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Seguir andando, sin rumbo? ¿Por qué no estás para guiarme? ¿qué voy a hacer sin ti?

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Ilustración de AmayaGB

Alf

Propietario de www.faq-mac.com.

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