Es posible que no hayas visto la “keynote” de Facebook en la que anunciaban un nuevo mundo feliz donde todos podremos vivir y pasar las horas sin necesidad de tener contacto humano -pero sentir como si lo hubiéramos tenido.
Hay tantas cosas objetables en este nuevo mundo de falsa felicidad infinita que nos prometen -a cambio de que abandonemos el mundo real y trabajemos, nos divirtamos, compremos y establezcamos relaciones a través de un mundo virtual que ni siquiera voy a extenderme sobre ello.
Además, seguro que habrá tiempo más que suficiente para hacerlo, pues esto -si alguna vez llega a materializarse, porque creo que el interés va a ser aún más relativo para un mayor número de gente que el de tener una red social “bidimensional” como las que tenemos ahora- le faltan, en sus propias palabras, diez años (que pueden ser veinte, cien o nunca).
Prefiero centrarme en las contradicciones intrínsecas a que sea un anuncio realizado por Facebook.
Índice
No me llames Facebook, llámame Meta
OK, así que a partir de ahora, en vez de meternos en Facebook nos vamos a meter Meta. Un chiste fácil para la droga que nos venden.
Que en su peor momento de reputación, cuando ha trascendido que sabiendo todo el mal que hacen-permiten-provocan lo toleran-incentivan-promocionan decidan que es cuando hay que cambiar de nombre y decir que se van a dedicar a otra cosa, es tan de primera página de manual de control de daños que no engaña a nadie.
Se trata de una bomba de humo para que pensemos que se han “rebautizado” y ya van a ser buenos y van a abandonar las malas prácticas que están financiando su nuevo mundo virtual.
Porque no te engañes, es el dinero de Facebook el que va a financiar este nuevo collar para el mismo perro.
Zuckerberg, ese ídolo desconocido
Si has tenido la paciencia de ver la presentación (es larga y minuciosa) verás que la primera es “todo sobre Zuckerberg”. Esa persona que en estos momentos personaliza todo lo malo, que él mismo ha alimentado su leyenda de persona poco sociable y nada empática, ahora se nos presenta alegre, amigable, dispuesto a hablar con nosotros sobre esta visión que ha tenido de cómo va a ser el futuro.
Efectivamente, ha salido de su castillo para contarnos su visión y se nos muestra cómo se reúne con amigos (virtualmente) para jugar y compartir tiempo. Ese visionario ha abandonado su cueva para iluminarnos con ese futuro inmediato que él va a inventar porque nos aburrimos en el mundo real.
Deseo fervientemente que fracase, por el bien de nuestra sociedad.
Todos trabajando para Facebook
Otro de los momentos delirantes (en el sentido literal) de la presentación es en el que explica que van a construir un mundo virtual “abierto” donde todas las empresas puedan desarrollar sus productos de manera que lo completen y complementen.
Seguro, Facebook ha dejado tantos amigos en el mundo real que van a saltar encantados a ayudarles a despegar en su visión desarrollando lo mejor de cada casa para integrarlo en su mundo.
Suena posible.
Un mundo ideal
Por supuesto, todo lo que cuenta Meta es felicidad,… es decir, metafelicidad. Allí no hay metaproblemas, ni metaabusos, ni metafakenews, ni metadiscursos de odio.
De repente Meta es una empresa blanca… ¡metablanca! Sin pasado, sin historia, sin bagaje,… todo ha sido un horrible malentendido que ha ocurrido en el mundo real. Pero en este nuevo metaverso, nada de eso ocurre.
Ya no hay acosadores disfrazados de caperucitas, ni piratas informáticos que te roban la identidad y la vida, ni pobreza ni hambre ni drogas.
Puedes pasar tus dias en un mundo virtual de entretenimiento non-stop sin preocuparte de las facturas, ni de los amigos (los de verdad, no los meta) ni de la familia. Es decir, si quieren que te preocupes por ellos, más les vale crearse un avatar en Meta para poder coincidir.
Recuerda, todo esto ocurre cuando llevas puestas unas gafas como Oculus, aislado del mundo
Y todo eso sin que la empresa matriz tenga ningún interés en saber quien eres, ni lo que te gusta, ni lo que compras, ni a dónde viajas. Porque, aparentemente, en este nuevo mundo ya no hay publicidad que vender, ni negocios por debajo de la mesa. Todo va a ser sencillo. ¿Quieres una experiencia? la compras.Nada de comercializar datos… o si, pero, ¿a quien le importa?
Ya sé que son una colección de pensamientos apresurados, y un tanto erráticos, pero no quería dejar de ponerlos aquí porque me parece que, en contra de lo que nos quieren hacer creer, Facebook está a punto de volverse aún más peligroso.
¿Tú que piensas?
