USB: la importancia de un buen cable

Estoy haciendo pruebas con varios dispositivos USB de diferentes fabricantes y manufactura para mejorar mi infraestructura de almacenamiento y transporte de datos y uno de los puntos clave de esta actualización es la velocidad. Para ello, actualice mi Mac Mini añadiendo una Thunderbolt Express Dock de Belkin y reorganizando la estructura de discos duros USB disponibles.

Una mala costumbre que tenemos es que al conectar un dispositivo, si nos hace falta un cable, vamos al cajón de cables y sacamos uno de tantos que vamos echando allí y que se van acumulando con la compra de nuevos cacharros. Sin embargo, al hacer unos test de velocidad contra un nuevo dispositivo USB 3.0 con Blackmagic Disk Speed Test una vez reorganizada la conexión de dispositivos para comprobar que el rendimiento era el adecuado las cifras no podían ser más descorazonadoras. ¿Estaba el dispositivo averiado? No. Era el cable.

Y es que no todos los cables USB son iguales. Técnicamente, el estándar USB 3.0 es retrocompatible en conector y cables con el 2.0, pero eso no quiere decir que sean iguales. Los cables USB 3.0 tienen 9 hilos frente a los 5 de USB 2.0 y esos hilos extra se usan para el ancho de banda extra a la hora de la transmisión de datos. Si, si usas un cable USB 2.0 en un conector USB 3.0 contra un dispositivo USB 3.0 va a funcionar, pero lo hará a velocidades 2.0, y tu te preguntarás por qué va tan lento y echarás la culpa al ordenador, al dispositivo pero posiblemente no se te courra pensar que el problema es el cable.

Los cables USB 3.0 vienen identificados en el conector, en la pastilla de plástico dentro del mismo, que debe ser de color azul, mientras que los cables USB 2.0 … bueno, pueden ser negros, blancos… a saber. Si a la ecuación añades un HUB (que resulta ser 2.0, con sus correspondientes cables) o un cable de extensión USB 2.0 en vez de 3.0 la velocidad adicional de USB 3.0 se queda en nada.

Las diferencias de rendimiento, usando el cable adecuado, pueden ser mucho más que notables en la transferencia de datos entre el dispositivo y el ordenador. Así que repasa los cables de tus dispositivos USB 3.0 y comprueba que estás usando el adecuado, porque vas a notar una diferencia radical en el rendimiento.

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