Aunque Mac OS X era un producto de Apple, estaba basado en la plataforma OPENSTEP desarrollada por Steve Jobs durante su ausencia de la compañía. El CEO de Apple por aquel entonces, Gil Amelio, decidió adquirir la compañía de Jobs, NeXT, junto con su sistema operativo. Poco tiempo después, y con Apple en una terrible situación económica, Amelio fue despedido y Steve Jobs volvió a Apple como CEO interino para hacerse cargo de la compañía.
La primera beta de Mac OS X no era, ni con mucho, parecida al sistema operativo que podemos disfrutar ahora en nuestros Mac: terriblemente espesa en su rendimiento con el hardware de la época (la estación de trabajo media por aquel entonces era el PPC G4 a 400 MHz), no era precisamente un sistema operativo para producción, además de que por aquel entonces, los desarrolladores no habían portado sus aplicaciones al nuevo sistema operativo. Los que tuvimos la posibilidad de probar aquella primera versión del sistema operativo hace una década nos encontramos con un sistema operativo muy prometedor, pero todavía con muchos detalles por pulir.
Para tratar de retrocompatibilizar Mac OS X con el software de aquella época, Apple liberó Carbon: una API procedimental del sistema operativo Mac OS que ofrece (y ofrecía entonces) un alto grado de retrocompatibilidad con el código escrito para versiones de Mac OS Classic (de Mac OS 8.1 en adelante hasta Mac OS 9). Carbon es una de las cinco APIs más importantes de Mac OS X, junto con Cocoa, Toolbox (para el entorno Classic (Mac OS X) obsoleto), POSIX y Java.
Esta primera versión beta no era gratuita: aquellos usuarios que se lanzaron a probar el nuevo sistema operativo debieron desembolsar 29,95 dólares de la época para poder acceder a ella.
Después del periodo beta, Apple publicó de forma oficial la versión 10.0 de Mac OS X, con nombre Cheeta a primeros de 2001.