Ya se ha cumplido una semana desde la renovación de la línea iPod y, a pesar de que para muchos se trató de un acto innecesario que podía haberse resuelto a base de notas de prensa, ha dejado abundantes detalles para la reflexión que esperamos ir repasando en estos próximos artículos.
Neodata, escéptico y crítico con lo que se anunciaba que iba a ser la conferencia de Jobs, ha tenido que poner sus manos extensivamente sobre el nuevo iPod nano para convencerse de que la actualización y las mejoras incorporadas merecen la pena. Ya nos ha dejado abundantes muestras de sus andanzas con el iPod nano que ofrecen una visión objetiva de lo que hace el dispositivo, y por qué sigue siendo tan bueno.
Una de las razones por las que la presentación de Jobs pareció “decepcionante”, es porque gran parte de sus contenidos ya habían sido, bien filtrados, bien deducidos a partir de productos presentados por terceras partes.
Por una vez, Apple intentó portarse como una empresa “normal”, y habló con sus “socios” fabricantes de fundas y periféricos para que pudieran tener productos listos para la venta desde el minuto 1 de su presentación. En un rasgo de lealtad inusitado (hasta ahora Apple ha recibido innumerables críticas precisamente por cambiar los formatos de sus aparatos sin que los participantes en el ecosistema iPod estuvieran advertidos, y por lo tanto pillándoles con cantidades ingentes de productos obsoletos guardados en los almacenes) Apple remitió planos con medidas y cotas de fabricación, de forma que aquellos que han ayudado tan crucialmente a convertir el iPod en lo que es hoy, pudieran tenerlo todo listo para no perder ni un día de ventas.
Lógicamente esos datos se entregaron bajo contrato de no revelación, y con compromiso de no desvelarlos hasta el día de la conferencia.
Como todos sabemos, nada de eso se cumplió y varios días antes de la fecha ya conocíamos las novedades del formato del iPod nano, y el rediseño del iPod touch (no, finalmente no tiene cámara incorporada, pero de eso nos ocuparemos en otro momento).
Mención aparte merecen las filtraciones sobre iTunes, achacables a la necesidad de gloria espuria y vaporosa del niño al que le han contado un secreto y tiene que sentirse importante contándolo a todo el mundo.
Andando los días, nada le quedará al “chivato”, nadie le reconocerá mérito alguno, y en cambio se habrá ganado la enemistad eterna de Apple. Si yo fuera el desarrollador que dejó que el gato de iTunes saliera de su gatera antes de que Apple hubiera dado sus bendiciones, no dormiría tranquilo en mucho tiempo, porque estoy seguro de que Jobs va a poner mucho interés en averiguar quién del entorno “del” Kevin es betatester de iTunes.
En resumen, por una vez, Apple quiso ser “normal” informando a sus socios de sus planes y éstos le han demostrado que no son de fiar. ¿Qué le queda a Apple sino volver a sus cuarteles y seguir trabajando en el secreto más absoluto, asumiendo todas las críticas por ello?.
Desgraciadamente sus socios han demostrado a Apple que, en su tipo de negocio, por la atención que recibe y las expectativas que despierta cada evento que convoca, no puede ser como los demás.
Lección aprendida. Volvemos a la intriga.
Amén