Entrevista: Jorge Cortell. Usos y abusos de la Ley de Propiedad Intelectual :UPDATED:

O dónde buscar culpables de la piratería.

:UPDATE:

Jorge Cortell amplía el artículo con unas interesantes reflexiones en los comentarios.

Puedes leer también la contestación de la SGAE a este artículo.

Jorge Cortell, profesor universitario y profundo conocedor de las leyes españolas (ya ha comentado aquí la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información en dos (uno, dos) artículos, tiene las ideas muy claras sobre qué está pasando con los derechos de los autores, y quién de verdad los está perjudicando. Sin paracaidas ni cinturón de seguridad nos hemos lanzado a preguntarle.

El tema de los derechos de autor está muy enrevesado, con una legislación oscura, decisiones judiciales discutibles y una batalla mediática verdaderamente sin precedentes. Pongámonos en situación ¿Qué porcentaje recibe el autor por cada producto vendido? ¿cómo se reparten los porcentajes del precio final?

Depende. Todo depende.

No es lo mismo un escritor que un músico, ni alguien que se autoedita sus libros o alguien que ficha con una multinacional. Cada caso es distinto. Uno puede aceptar el contrato que quiera.

Pero podemos hablar de un 5-10% de “royalties” (no me gusta llamarlos derechos de autor) como una generalización promediada.

¿A tu juicio cuál es el asunto de fondo de la piratería?

La industria de distribución de creaciones intelectuales (léase discográficas, editoriales, cadenas de televisión, productoras de cine, etc) se enfrenta a una serie de “novedades”:

– La digitalización (copias de CDs, PDFs, etc) de las obras

– La facilidad y bajo coste de distribución masiva (internet, P2P, etc)

– La posibilidad de búsqueda e indexación de los contenidos

Todas juntas, nos ha llevado a la situación actual: un distanciamiento entre la legislación y la práctica social. Esto ha de ser remediado, y el estado policial y persecutorio que “ellos” proponen no representa una alternativa viable, lógica ni agradable para nadie. Hay que buscar alternativas.

La “Propiedad Intelectual” ha sido tratada, desde que se comenzó a regular en el siglo XVII, como una propiedad más. Esto no tiene lógica, ya que las ideas (que es de lo que se trata aquí, la creación) ni son bienes antagónicos ni son bienes excluíbles. Tratarlos como tal (que es lo que hacen las leyes, y lo que quiere imponer la “industria”) es un error, una falta de visión de futuro similar a la que les llevó a intentar impedir la proliferación del vídeo doméstico (lo cual, por cierto, ha significado para ellos una tremenda fuente de ingresos, y no el fin de la industria cinematográfica, tal y como se vaticinó). A la larga afectaría al desarrollo cultural y científico, e incluso generaría una endogamia que sería perjudicial para sus propios negocios. Pero “no hay más ciego que el que no quiere ver”.

En el fondo de todo está el miedo. Tienen miedo a que cambie el mercado, los gustos y hábitos del consumidor. Adaptarse cuesta un esfuerzo, y no quieren hacerlo. Hasta ahora, entre 5 discográficas habían controlado el 85% de la música que se edita en el mundo. No quieren que eso cambie. Lo mismo ocurre con todo: cine, información, literatura. Quien controle eso, controla ingentes cantidades de dinero, y manipula gustos, tendencias, mercados y estados de opinión. Se trata de poder. Ahora que puede revertir algo de ese poder al ciudadano de a pié”, están haciendo lo indecible para evitarlo con excusas tan rastreras como “los ingresos de los músicos” (lean “Por favor pirateen mis canciones” o “Courtney Love does the math” para ver la falacia de ese argumento) o “la moralidad”. Que le cuente esa historia a otro.

En mi opinión, uno de los problemas de la piratería es que ha trascendido el ámbito privado para convertirse en un fenómeno público, rayando en la ostentación.

La ostentación es el último paso en un camino que se inicia mucho antes. Phreakers, hackers, crackers y demás saben de qué estoy hablando. Hace tiempo, una élite tenía acceso a copias, redes, e información. Hoy esto se ha generalizado. Eso es lo que les asusta. Cuando se generaliza, se crean estados de opinión, y con eso juegan los políticos, y como en democracia hay una “competencia” de ideas políticas, siempre habrá quién esté a favor y quién esté en contra. Eso les asusta. Que pueda aparecer alguien que plantee la alternativa legislativa y política a todo este entramado de intereses monetarios y de poder controlados oligárquicamente desde hace siglos. Tarde o temprano esto va a acabar. “Toma la pastilla roja, Neo”.

¿Se trata del mismo problema cuando se habla de la piratería informática y de la piratería musical?

La raíz del “problema” (prefiero llamarlo “cambio de paradigma” o nueva realidad) es la misma. Diferentes industrias, metodologías, y afectados. Pero en el fondo es un tema de control, manipulación y poder.

En el asunto de los libros el asunto se resolvió con un canon sobre las fotocopiadoras, copies lo que copies. Sea una solución injusta o no… ¿se ha acabado con la piratería de libros? ¿por qué es inaceptable el canon sobre los CDs?

Es igual de inaceptable un canon que otro. Penaliza la “potencialidad” de actuaciones que infringen la ley, no la infracción demostrada. Es, como se suele decir “pagar justos por pecadores”. Bajo ese criterio deberíamos pagar un canon por coche (para las víctimas de atropellos), otro por mecheros (para las víctimas de incendios), otro por … es absurdo. Y sin embargo, a base de presión legislativa e inmovilismo de la población y los consumidores, eso es lo que hay. Y lo único que consigue es encarecer la actividad cultural y científica, incrementar artificialmente el IPC y la inflación, bajar nuestra competitividad, y permitir que un grupo de gente muy bien organizada y con muchos “contactos” (que por cierto están acusados de apropiación indebida y malversación de lo que recaudan) estén ingresando una cantidad obscena de dinero a cargo de todos los españoles. Y para colmo esto, como era previsible, no ha acabado con la reproducción ilegal de contenidos.

Es un tema tópico, pero mucha gente sigue dudando. Según la ley ¿Comprar un programa informático permite instalarlo en un sólo ordenador, o puede instalarse en varios ordenadores pero utilizarse en uno sólo cada vez?

Una cosa es lo que dicen las EULAs (End User License Agreement), otra lo que dice la ley, otra lo que se puede y otra lo que se debe hacer.

La ley dice que si aceptas un acuerdo lo has de cumplir. Y que si ambas partes están de acuerdo, lo demás sobra.

Cada EULA es distinta, y si la gente dedicase un poco de tiempo a leer los acuerdos que acepta, no dormiría tranquila por las noches, pese a haber pagado por el software que pretende usar. Cada vez son más restrictivas, llegando a niveles como determinados programas de Microsoft o , que se auto-otorgan derecho ilimitado de administración remota de tu ordenador. No puedo comprender que alguien lea eso, lo entienda y lo acepte. Si es así, que me den su número de cuenta bancaria, que tengo un EULA para ellos 😉

El problema es que la gente ni lee ni entiende lo que acepta. Si fuese así, todos usarían software libre (OSS/FS).

Pero me parece de juzgado de guardia que algunos programas sólo se puedan instalar en un solo ordenador. Este es el espíritu restrictivo del que hablábamos. Para protegerse a toda costa no dudan en saltarse a la torera los derechos de los consumidores. Si tengo un ordenador en el despacho y otro en casa, y he pagado por mi software ¿por qué no puedo instalarlo en los dos, y así usar el software de día y de noche si quiero?. Como este hay mil ejemplos de cómo quieren quitarnos nuestros derechos digitales, y como parece que nadie se queje, pues ellos siguen abusando.

Los músicos están divididos. Unos están (aparentemente) incondicionalmente alineados con la tesis de la SGAE y otros acusan a los intermediarios por el precio abusivo de los compact discs. ¿cual es el quid de la cuestión?

El precio de los productos no es ni alto ni bajo. Es el que el mercado está dispuesto a pagar. Nadie tiene derecho a decir si un CD es caro o barato excepto el consumidor.

Hasta ahora las cosas habían sido de una forma. Ahora todo eso está cambiando. Lo increíble es querer obligar a que todo siga igual.

A favor de las tesis de la SGAE solo está la SGAE y cuatro que no tienen más remedio, o son los que realmente están viviendo de ello. Pero no todos los autores son Alejandro Sanz (a quien por cierto respeto más que a la SGAE). A la SGAE se le ha atribuído un poder injustamente grande.

La sociedad y muchos autores están pidiendo a gritos el cambio en los modos de comercializar y distribuir los contenidos, sin leyes obtrusivas ni “sociedades” entorpecedoras.

¿Qué opinión te merece el llamado “Top Manta”?

Las mafias que lo controlan, por lo general, son un peligro. Delincuentes de la peor calaña que les da igual traficar con CDs que con drogas. Hay que erradicarlos por el bien de todos.

Los vendedores de “Top Manta”, son pobre gente que le da igual vender CDs reproducidos ilegalmente que bolsos con marcas falsificadas, o pajaritos de cartón. Sólo quieren sacarse un jornal que llevarse a la boca. Eso no legitimiza su actuación, pero son sólo una herramienta en manos de los verdaderos delincuentes.

Y el comprador que compra “Top Manta” sabiendo de su ilegalidad, sin informarse de la problemática, sin opinar, sin aportar ideas, simplemente para que le salgan más baratos, está expresando un problema que hay que resolver, pero no está aportando soluciones.

Pero a pesar de todo, piratear sige siendo delito, ¿no es así?

Para empezar, el término “piratear” me parece muy poco apropiado. Por la verdadera piratería muere mucha gente al año, sobre todo en los mares del sur de Asia. Por reproducir ilegalmente contenidos (lo que la gente conoce como “piratear”) no ha muerto nadie (que se sepa, o que esté demostrado -aunque los amigos de Gene y Cracker no piensan igual-), por ahora.

Lógicamente “reproducir contenidos protegidos por la ley de Propiedad Intelectual (LPI)” es infringir la ley. Aunque no siempre. Existen excepciones que entre las cada vez más restrictivas leyes de los EEUU, y las directrices de la OMPI y la CE, ya se están encargando de que desaparezcan.

Estas excepciones (conocidas como “fair use”) se establecen para salvaguardar y potenciar la investigación, los derechos de los consumidores, etc. Se supone, por lo tanto, que por motivos como la investigación, la docencia, la copia de seguridad, la ausencia de ánimo de lucro, el uso personal, el comentario, la crítica, la noticia, la cita, etc, se puede reproducir un contenido protegido por la LPI. No obstante, a base de EULAs (“end user license agreements”, o licencias de usuario) cada vez más draconianas y retorcidas (algunas contrarias a derecho, no me cabe la menor duda), jurisprudencias, interpretación estricta de la ley, manipulación de estadísticas, presiones políticas y mediáticas, etc, están intentado acabar con dichas excepciones. Son derechos que los consumidores tenemos desde hace muchos años, y que esta “intifada digital” está intentando destruir, sin importarle el daño que esto causará a la ciencia, la cultura y la economía. Todo sea por el interés económico privado de unos pocos.

Está claro que la ley es un elemento que ha de ser interpretado por un juez, y que en muchos casos esta interpretación variará de uno a otro. Pero también es cierto que existen “líneas grises”. En teoría, por ejemplo, no es infringir la ley hacer una copia de seguridad de un contenido que poseo, y olvidarme esa copia en casa de un amigo. Que conste que no estoy haciendo apología del delito, ni estoy incitando a infringir la ley. Simplemente digo que esta ley, como todas, tiene sus salvedades y sus interpretaciones.

No obstante, aprovecharse de dichas salvedades e interpretaciones para el beneficio personal es una “picaresca” que no contribuye en nada al debate ni a la reforma necesaria para el avance de las leyes y la evolución de la sociedad.

Creo que si el consumidor se siente cada vez más presionado, si teme por la erosión de derechos que está sufriendo, y si considera necesario un cambio en las leyes, hay métodos más eficaces, directos y sobretodo menos arriesgados para transmitir sus inquietudes que infringir la ley.

El problema es que la población en general es ajena a todas estas pugnas, luchas de poder y manipulaciones. Solamente una élite de librepensadores, “geeks” y “digeratis” se preocupan por el asunto como debe de hacerse: informarse, debatir, proponer y actuar. Es triste que la sociedad en general no esté madura para este tipo de participación en los asuntos que le conciernen, y sea tan influenciable por los medios de comunicación masiva que manipulan y tergiversan la información (ya que tienen un interés muy fuerte en el asunto).

¿Qué podemos hacer?

Hay que informar al mayor número de personas posibles. Hay que despertar el interés en todas las capas de la población, ya que este problema nos afecta a todos. Hay que fomentar y participar en el debate. Hay que presionar tanto a políticos como a medios de comunicación. Hay que proponer alternativas. Y, la medida que más fuerza tiene: hay que ser un consumidor informado. Si una empresa de software quiere imponernos un EULA abusivo, no compremos ni empleemos su software. Si una discográfica quiere imponer una limitación en mi derecho al uso del contenido (no dejándome reproducir mis CDs en mi ordenador, por ejemplo) no hay que comprar sus discos. Si un medio de comunicación es abiertamente partidista en el debate, no hay que comprarlo ni emplearlo. la presión del mercado es el arma más fuerte con el que contamos como consumidores. Simplemente hay que informarse sobre las alternativas (medios de comunicación independientes, software libre, editores de contenidos que no imponen límite al uso de sus productos, políticos reformistas, etc).

Y sobretodo, y por un mínimo de dignidad y ética, hay que predicar con el ejemplo. Si edito software, al cabo de unos 5 años lo saco al dominio público y no empleo EULAs restrictivas. Si creo música, la publico gratuitamente en internet, y genero mis ingresos a base de conciertos y actuaciones en giras, fiestas y galas (o a base de vender camisetas de mi grupo, o CDs autografiados que incluyen entrevistas, fotos, posters, y otros extras). Y si escribo artículos y no vivo de ello, los edito sin copyright (o con otro tipo de licencias). Como yo en esta entrevista. Ya generaré ingresos cuando me contraten para dar una conferencia, pero mientras tanto no privaré a la opinión pública de mi información. Porque si no eres parte de la solución, eres parte del problema.

¿Tiene solución el tema de la piratería? ¿Cual?

Claro que tiene solución. La solución pasa por el debate abierto, el planteamiento de alternativas, las experiencias piloto, la adecuación de las nuevas tecnologías, el respeto al consumidor y al autor, etc. Lo que está claro es que para eso hace falta informarse y participar.

Lo que también está claro es que la solución no pasa por un estado policial, por unas leyes que convierten en delincuentes a la práctica totalidad de los ciudadanos, ni por unos grupos de presión que lo único que quieren es obligar a la sociedad y al consumidor a no avanzar para no perder su posición dominante en el mercado, ni su influencia política.

Muchas gracias, Jorge, seguiremos hablando de este interesante tema en una próxima entrevista.

¿Quieres hacer alguna pregunta a Jorge Cortell? Manda un correo electrónico y se la trasladeremos.

¿Tienes links de interés -a favor o en contra- sobre los derechos de autor? Manda un correo electrónico y lo incluiremos.

otros links de interés:

manifiesto de Kiko Veneno

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Anónimo
Anónimo
21 years ago

Hola, soy un autor y por tanto parte implicada. Estoy de acuerdo con las líneas generales del artículo, pero quería aclarar que no es lo mismo hablar de rollalties que de derechos de autor, al menos en el mundo de la música.
Se llama rollalties al dinero que perciben el autor o los intérpretes o incluso los productores o los patrocinadores, por la venta de cada disco. Equivaldría al sueldo percibido en cualquier otro trabajo, y normalmente se expresa como un porcentaje sobre el precio de venta al mayorista (no confundir con pvp). Para que os hagáis una idea, este porcentaje suele oscilar entre el 10% y el 16%. El precio de venta al mayorista suele situarse entre el 40% y el 50% del pvp. Echando un cálculo rápido, vemos que los destinatarios de los rollalties de cd’s de música, cobran actualmente entre 90 céntimos y 1,5 € por unidad vendida. El enorme resto que queda, se reparte entre la discográfica, los intermediarios (transportistas, distribuidores, etc.), la promoción y los minoristas. Como cualquiera puede comprobar, y teniendo en cuenta el precio de los cd vírgenes, se trata de un atraco a mano armada que no se da en otras profesiones. Sin embargo, cuando se habla del alto pvp de los cd’s, todas las partes implicadas se echan las culpas unos a otros y todos dicen que ganan lo mínimo para poder subsistir…
Los derechos de autor en sí mismos, no dependen en absoluto del precio del producto, sino que son una tasa fija por unidad, por minutaje o por encuesta, según sea el medio, que recaudan las sociedades de autores. Además, este dinero se paga al editar copias legales de un cd, independientemente de que se vendan o no. El derecho de autor se considera personal e intransferible, y en teoría no puede percibirlo ninguna persona que no sea autor, es decir, que en teoría, si yo hago una canción para un grupo o intérprete, por famoso que éste sea, los derechos de autor me pertenecen exclusivamente a mi, y en teoría no debería repartirlos bajo ninguna circunstancia con el intérprete, productor, discográfica, etc. Ya sé que repito constantemente “en teoría”, y lo hago porque en el crudo mundo real, muchas veces el autor acaba repartiendo sus derechos con todos o muchos de los implicados, debido a una simple frase: “o firmas o buscamos otro tema y no verás un duro, y ya nos encargaremos de que no trabajes para nadie importante en el sector”. Esa es la razón de que en la SGAE aparezcan como socios productores, directivos, y gente que no ha tocado, y mucho menos compuesto, ni una nota en toda su vida. ¿Se acaban aquí las concesiones del autor?. Ni mucho menos. Todavía queda por mencionar el maravilloso mundo de los editores, esos que con su gran esfuerzo e inversión de tiempo y dinero consiguen promocionar nuestras obras. No diré que todos son malos, aunque la mayoría son los verdaderos “piratas” que infestan los mares de la autoría. Estos señores, se acogen a la actual ley de propiedad intelectual para llevarse, como máximo, hasta el 50% de los derechos “inalienables” del autor, por contribuir a la difusión y comercialización de sus obras. En el mundo real, esto se reduce a que cuando firmas con una discográfica, productora de cine, cadena de televisión, etc., para la realización de un trabajo, suelen incluir una cláusula en el contrato de producción en la que te comprometes a firmar con una editorial determinada , editorial que suele pertenecer a la misma productora o a sus directivos y con la que tu único contacto suele ser el día de la firma del contrato en el que “regalas” el 50% (a veces se rebaja al 30%-40% si eres “importante”) de tus derechos de autor, a cambio de una supuesta promoción. El caso se agrava hasta límites insostenibles cuando hablamos de música para audiovisual o para radio, ya que “regalas” el 50% por una “promoción” que no existe de ningún modo, ya que quién ha oído que se promocione la música de los documentales o de las sintonías radiofónicas. El caso extremo está representado, como no, por RTVE: una entidad de carácter público, pagada con el dinero de todos los españoles, que no suele pagar por la realización de los trabajos debido al “prestigio que da trabajar para ellos”, y que además obliga a los autores a firmar un contrato con su propia editorial (pública también) cediendo el 50% de los derechos. Por si todo esto fuera poco, muchas de estas instituciones trabajan al límite de lo permitido por SGAE, ya que según ésta no se pueden ceder derechos de autor a entidades que se encarguen de la difusión de las obras (cadenas de televisión, emisoras deradio, etc) para evitar “favoritismos” (en mi pueblo se llaman sobornos), pero sin embargo, continuamente le estamos cediendo derechos a las editoriales que pertenecen directa o indirectamente a esas instituciones, lo cual debería ser lo mismo, ¿no?.
Para que tengamos una idea de la influencia y poder que tienen estas empresas, sólo hay que recordar que la Sociedad General de Autores de España, se creó con el fin de luchar contra la explotación del autor por parte de las editoriales y productoras. Desde hace varios años, la SGAE ha cambiado el significado de sus siglas, que ahora quieren decir: Sociedad General de Autores y Editores, que es algo así como Sociedad General de bomberos y pirómanos o de explotadores y explotados, algo absolútamente sin sentido…
En cuanto a lo acertado o justo del sistema actual de derechos de autor en Europa, no voy a entrar a polemizar ahora, ya que me extendería hasta el infinito, pero sí quiero apuntar que, según mi opinión, es un sistema que no puede convivir con la sociedad de hoy a largo plazo, y que como las cosas sigan el rumbo actual, dentro de poco pretenderán cobrarnos por silbar o tararear en la ducha un tema registrado.
Siento la longitud de la carta, pero es que este tema toca muy directamente mi sensibilidad y la de la mayoría de los autores de música de este país.
Saludos

Jaime Ortega

Anónimo
Anónimo
21 years ago

Alf me pregunta:

¿Quienes son Gene y Cracker?

¿realmente hay medios de comunicacion independientes? ¿políticos reformistas? … ¿puedes aportar alguna prueba de su existencia ;-)?

y yo respondo…

Gene: Me refiero a Gene Kan, graduado en ingeniería electrónica e informática por la Universidad de Berkeley, se hizo famosos por fundar http://gnutella.wego.com/ (el primer portal de Gnutella) y por programar el primer cliente de Gnutella para Unix. Pero lo verdaderamente importante es que creó Infrasearch, una tecnología que hace al P2P mucho más potente de lo que es hoy. Infrasearch fue financiado por Marc Andreessen, y luego fue comprado por Sun para integrarlo en Jxta. Gene se “suicidó” a los 25 años (el 29 de Junio de 2002) con una escopeta (que no era suya) de un tiro en la boca (algo bastante ilógico).

Cracker: es como yo conocía a Boris Floricic. En el mundillo undeground de los crackeadores de códigos era más conocido como Tron. Boris era un alemán capaz de crackear casi lo que fuese. Un genio. En octubre de 1998 apareció muerto, colgado de un árbol en un parque de Berlín. Otro “suicidio”. Entre sus pertenencias encontraron una carta de NDS (la empresa de Murdoch -el de News Corporation- que hace las tarjetas de los terminales de televisión satélite digital -smart cards-). Sé que NDS quería que les ayudara a crackear Nagra (la smart card del grupo suizo Kudelski) para que EchoStar cambiara de proveedor de smart cards por la falta de seguridad.

Medios de comunicación independientes: tan utópicos como decir “persona imparcial”. Pero sí que es cierto que algunos medios venden su integridad y profesionalidad a los intereses económicos, y otros no tanto. No te daré ejemplos. Eso es algo personal.

Políticos reformistas: al principio muchos lo son (o dicen serlo), pero luego “el poder corrompe”. Es muy fácil acostumbrarse al poder. El conservador no suele nacer, se suele hacer cuando se tiene algo que conservar. Algunos ilustrados renacentistas, enciclopedistas, y los “founding fathers” americanos (Franklin, Hamilton, Jefferson, Monroe, Madison, Adams…) son ejemplos de reformistas que establecen las bases para un futuro aportando soluciones. Es triste que desde hace dos siglos este tipo de visionarios escasea.

Anónimo
Anónimo
20 years ago

¿ La ndustria cinematografica es un medio de comunicacion masiva?

¿Por qué?

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