Matemáticas

Antonio.

La verdad es que hacía tiempo que Daniel no hablaba con sus amigos, en las últimas semanas su única preocupación era una extraña frase que le rondaba por la mente, y que no era capaz de explicar.

Si se pudiera contar de forma matemática cuánto tiempo había dedicado a pensar en esa dichosa frase en estas dos semanas, habría gente que diría que en todo ese tiempo podría haber diseñado un invento, o alguna extraña máquina voladora. Pero la realidad es que Daniel no podía pensar en nada más.

Un día se fue al cine diciéndose así mismo que de esta forma quizás podría evadirse de la dichosa frase. La verdad es que ni siquiera se fijó en el título, lo único que quería era un rato de tranquilidad y evadirse del mundo. Un mundo absurdo en el que vivía.

La película comenzó y se dio cuenta de que el cine estaba hasta los topes, la película tenia un título extraño, porque estaba en inglés, y hacía referencia a un término matemático. Así que se dijo a si mismo que no podía ser mala, ya que a él le encantaban los números.

De hecho Daniel trabajaba en una multinacional del software dedicándose a realizar algoritmos de encriptación y desencriptación, el trabajo que más le fascinaba en el mundo. Siendo tan bueno que en dos años que llevaba en la empresa le habían ofrecido aparecer en las patentes de varios productos en los que él había colaborado.

La película empezó y era bastante extraña, trataba de un personaje, que se encontraba preso en un mundo de ordenadores, qué tontería se dijo para si mismo “quién puede vivir en un entorno simulado de software en el que pueda sentir, morir, vivir… esto es para frikis.” Se le ocurrió irse de la sala, pero en ese momento vió como el protagonista de la película veía un mundo lleno de cifras.

En ese momento le volvió esa dichosa frase a la mente. Empezó a pensar y se dijo así mismo “unos y ceros”, qué extraño. La verdad es que nunca me había parado a imaginarme algo así, pero realmente es posible.

En ese momento abandonó el cine, sin pensar en nada más; sólo en unos y ceros, su idioma, su religión, desde que sus padres con 7 años le habían regalado su primer 8086, donde aprendió los entresijos del lenguaje máquina.

Pasaron varios días y el seguía imaginándose en ese mundo, donde él estaba por fin apegado a lo único que le importaba en la vida, “mis máquinas”. Llegó al trabajo y se puso a divagar con unos compañeros sobre esa extraña película. Uno de ellos le contó que en la empresa tenían una división especial dedicada a algo parecido, buscaban la IA (Inteligencia Artificial), y que estaba abierta a todo el personal.

Toda la noche la pasó sudando, revolviéndose en su vieja cama, pensando en la IA, menudo campo, que alguien pueda pensar a través de unos y ceros, simple lógica combinatoria, lo mas básico y el lenguaje universal. En ese momento decidió que el lunes cuando volviera a la oficina pediría su inmediato traslado a ese departamento. Pero mientras tendría que hacer algo todo el fin de semana.

Buscó por Internet trabajos realizados, estudios, diseños, habló con gente, y mientras viajaba por la basta red, vió el final del hilo de un viejo post, que databa del año 1991. Se dijo así mismo que cómo era posible que hubiera sobrevivido tanto tiempo, así que por curiosidad lo leyó.

El post era extraño, no era coherente estaba escrito de forma desordenada al principio, se dio cuenta de que era un documento muy basto, ya que tenía una línea de conexión muy buena, y no daba terminado su ejecución.

Al principio, eran palabras simples como si las hubiera escrito un niño, pero de vez en cuando habían números entrecortados, y algún teorema que había estudiado años atrás en la universidad. Ahí mismo en la línea 255 y solo entre tantas palabras estaba escrito el binomio de Newton. Uno de sus teoremas preferidos. No se había dado cuenta pero ya eran mas de las 3 de la mañana, pero siguió leyendo.

Poco a poco ese batiburrillo de palabras, frases, número y teoremas iba cogiendo cierta ligazón, el texto parecía el de un niño, que poco a poco iba contando cómo era su vida era algo parecido a un diario. Por lo que leía el niño no tenía padres y se sentía muy solo. Contaba como poco a poco iba aprendiendo.

Decidió saltarse unas cuantas líneas, en ese momento el lenguaje era perfecto, ya no había números ni funciones, ni nada más, solo lenguaje normal y corriente, de pronto unas cuantas líneas en blanco y a partir de ahí solamente unos y ceros.

Él no se había dado cuenta de cuánto tiempo había estado sentado delante del ordenador, pero ahora que miraba el reloj entrecerrando los ojos se fijo que eran las 4 de la mañana, si… pero del domingo. Así que decidió irse a la cama.

El día de trabajo fue de lo más impresionante, llegó a primera hora a la oficina, y se dirigió al encargado, iba a decirle “buenos días” cuando le corto secamente y este le dijo “hola Daniel, que haces por aquí, como es que no estás en tu nueva sección, en IA”. La cara de Daniel era un poema, todos los poetas quisieran firmar tan maño emblema. No dijo nada.

Se dirigió a esa sección que estaba en el último sótano del edificio, él no conocía a nadie allí, no tenía nada, bajó en el ascensor, y cuando la puerta se abrió no se encontró nada, había una planta entera totalmente vacía, y con una única cosa en el centro, Un Terminal de acceso en el cual aparecía escrito “Login:“ así que decidió escribir su nombre.

De pronto en la pantalla saltó un saludo escrito con unos y ceros… decía HOLA AMIGO. El no se lo podía creer, todo esto debía ser una broma de los compañeros de la empresa, seguro que entraron en su ordenador y pusieron aquel texto… y claro ésto debe ser parte de la misma broma, pensó el.

De pronto se tipeó otro mensaje, eres la primera persona que ha leído mi primer post, desde que nací había estado muy solo. Mi padre nunca había querido hablar conmigo, siempre pensó que yo era una anomalía, un virus. Pero me dejó seguir aquí, en este mundo, con una única conexión con el mundo exterior una vieja línea analógica.

Daniel no cejaba en su asombro, esto era increíble, esto no podía estar sucediendo, dio varias vueltas para encontrar las cámaras, pero no vio nada. Así que escribió: ¿Quién era tu padre?. La respuesta fue: el fundador de esta empresa. ¿A que nunca habías conocido a un director general así?

¿Que eres? Pregunto el. La respuesta tardó un poco pero al final en la pantalla se pudo leer: soy el primero y el último, el único, soy una IA y me llamo HAL como el ordenador de Odisea 2001. Y fui yo quien te envió el mensaje de unos y ceros de hace un mes.

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