Las tripas de una nueva máquina (IV)

El iPod se convirtió en un clásico al instante, al incorporar un diseño increíble junto con una tecnología imparable. Pero como Apple ya ha aprendido de ocasiones anteriores, esta formula a secas no te mantiene en lo mas alto.

Continua este profundo análisis del por qué y el cómo del desarrollo del iPod, en palabras de sus propios creadores, Steve Jobs, Jonathan Ive, Phil Schiller,…

El Sistema

Mi visita a Cupertino justamente coincidió con la publicación en el “Wall Street Journal” de un artículo hablando del poco beneficio que la iTunes Music Store genera para Apple. El punto más interesante, escrito hacia la última mitad de la columna, es que Apple no espera obtener grandes beneficios, es como un “caballo troyano” cuya función no es mas que incrementar las ventas de iPods. Dado el hecho de que la tienda ha sido vista como punto de inflexión en el tortuoso proceso de crear una fuente de legítima de música digital que, al menos, algunos consumidores de pago desean utilizar, es una idea sorprendente: Apple, de una manera u otra, ha intentado reinventar el negocio de la música solo para mejorar las ventas de iPods.

El articulo también comentaba que algunos en Wall Street estaba esperando a ver que pasaría con el iPod una vez que Dell presentara su combinación de tienda de música y reproductor musical (el Dell DJ es un poco más grande que el iPod, pero con mayor duración de batería -que es lo que la investigación les decía que quería la gente-, y con un precio de unos 250 dólares la versión de 15 GB y 300 dólares por la de 20 GB, o casi 5.000 canciones). La marca Napster ha sido comprada por otra compañía que ha lanzado un servicio de venta de música, junto con su aliado en hardware, Samsung. Pero es Dell quien aparece citado en el Journal como el rival con la mayor posibilidad de éxito: «Nadie coloca los productos en el mercado mejor que Dell». Esto provocó cierta perplejidad en Cupertino. Dell es la antítesis del valor añadido, Dell no tiene aura, no hay un Culto de Dell. Dell es un promotor, un vendedor al peso. Un imitador. Dell no había sacado sus productos cuando me entrevisté con Jobs, pero aún así lo descalificó como «nada bueno».

Una semana después Jobs fue el anfitrión de uno de los eventos de lanzamiento por los que se conoce a Apple, anunciando la disponibilidad de iTunes con acceso a la iTMS para usuarios de Windows (en lo que pareció una grieta en el aura sostenida de Apple, realizó la demostración en lo que se veía claramente que era un ordenador fabricado por Dell). El lanzamiento incluía un acuerdo con AOL y una gran promoción con Pepsi. El mensaje era más que claro: Apple quiere dirigirse a la gran mayoría.

Esto parecía un enorme cambio de estrategia. Pero aunque uno puede usar iTunes en Windows y enchufarlo a un iPod, ese iPod no reproduce las canciones en los formatos usados por cualquier otro vendedor de música digitalizada, como Napster o Rhapsody. Ni la música vendida por Apple puede ser reproducida en otro aparato competidor (el iPod, eso si, funciona sin problemas con el formato MP3 usado en los programas de intercambio ilegales como KaZaA, sistema que le gustaría cerrar a la industria musical aunque sigue siendo mucho más popular que cualquier servicio pagado. Todo esto significa que, una vez más, Apple esta competiendo contra un gran número de empresas en diversos campos, los cuales seguramente van a soportar los productos y servicios de los otros. Respecto a este asunto, Rob Glase, el CEO de RealNetworks comenta: “Esta más que claro que dentro de cinco años, Apple tendrá nada más que entre un 3 y un 5 por ciento del mercado de reproductores.”

Glaser dice que le gusta Apple y admira a Jobs, pero cree que esto no es más que la más reciente materialización de la tendencia de la compañía de sacrificar la lógica comercial por su «ideología». Lo que no quiere decir que Apple no pueda mantenerse en el mercado de gama alta operando en un mundo cerrado. Pero mantener el liderazgo del mercado, aunque parezca fácil cuando el numero de rivales es pequeño, se convierte en una tarea imposible cuando el mercado se inunda de competidores con sus propias innovaciones y actitudes agnósticas con respecto a qué funciona con qué. “La historia del mundo” dice “demuestra que los híbridos dan mejores resultados.” Con Dell y otras calentando motores para la temporada navideña, es posible que la cuota de mercado de Apple haya llegado a su culmen (N. del T.: luego se demostró que no era así y Apple sigue dominando el mercado tanto de los reproductores digitales como de las descargas de música digital).

Jobs, sin duda alguna, ha oído las predicciones y esta empezando a perder la paciencia. El iPod en los dos últimos años ha tenido varios contendientes, pero ninguno ha estado a su altura. Nadie se ha acercado ni de lejos a la interfaz de Apple. Incluso los productos que se parecen al iPods son fraudes. “Todo el mundo esta poniendo sus inútiles botones en forma circular, para timar al consumidor y hacerle creer que es una rueda como la nuestra” dice. “Nosotros hemos establecido el patrón, y todo el mundo se limita a copiar el patrón sin intentar comprenderlo.” (La única empresa que intentó hacer un producto basado en una rueda como la del iPod, cambió sus planes después de que Apple amenazara con demandarles.)

“No subestimamos a la gente” dijo Jobs en la entrevista. “Estábamos seguros de que la gente quería algo tan bueno como esto (el iPod), que verían el valor en él. Y en vez de hacer un producto muy inferior por cien dólares menos, decidimos darle al público el producto que quieren y que les servirá durante años, aunque sea un poco más caro. La gente es lista, se dan cuenta de este tipo de cosas.”

El argumento de que otras empresas -como Dell- que no tienen una reputación como innovadores pero si un largo historial de ganancias en el juego del gran volumen de ventas en productos de margen mínimo, fue despreciado. El iPod ya ha sido mejorado en numerosas ocasiones, dijo Steve, y seguirá mejorando para que siga por delante de sus competidores (se negó a ser más específico). “Por la razón que sea” dijo con seguridad “el producto superior siempre tiene la mayor cuota. A veces el mejor producto consigue vencer. Puede que ésta sea una de esas veces.”

El núcleo

En realidad, Jobs parecía estar un poco molesto. Volviendo a mirar en mis notas, me di cuenta de cuantas de sus respuestas empezaban con algún tipo de variación de la palabra “No”, como si mis preguntas no tuvieran nada que ver con lo que quería contarme. (Incluso antes de que pudiera acabar mi pregunta sobre la importancia de que Apple fabrique un producto dirigido a usuarios de Windows, me interrumpió diciendo: “No nos estamos dirigiendo al usuario de Windows, nos dirigimos al amante de la música.” Después de media hora de lo mismo, mis preguntas empezaron a deshincharse, de modo que no esperaba demasiado cuando le pregunté, en medio de tantas palabras, si pensaban conscientemente en la innovación.

“No” dijo de mal humor. “Nosotros pensamos deliberadamente en hacer productos magníficos. No pensamos «¡seamos innovadores!» -mientras mueve las manos para remarcar la frase, «¡Demos una lección! Estas son las cinco reglas de la innovación, coloquémoslas por todas partes en la empresa!»

Bueno, dije intentando defenderme, hay gente que hace precisamente eso.

“Claro que lo hacen” Noté como dejaba de repente de estar mosqueado. “Y es como… alguien que no es guay intentado serlo. Es patético verlo. ¿Sabe a lo que me refiero?” Me miró un rato, y empecé a pensar que me estaba intentando decir algo. Luego dijo: “Es como… ver a Michael Dell intentando bailar” El relaciones públicas soltó una carcajada “Doloroso” resumió Jobs.

Lo que había estado esperando era intentar descubrir qué es lo que había cuando levantas todas esas capas… cuando penetras en el aura, rascas en la superficie, quitas las tripas. ¿Qué hay debajo de donde hay innovación? ¿de dónde viene? Ya había renunciado a encontrar una respuesta a esta pregunta cuando hice una observación jocosa de que seguramente dentro de poco habrá compañías que fabriquen auriculares blancos que se puedan llevar con imitaciones y con reproductores de casetes y que puedas engañar a todo el mundo haciéndoles pensar que tienes un iPod.

Jobs agitó su cabeza, “Si, pero cuando salgas con una chica y te diga «déjame ver qué tienes en tu iPod» y saques tu reproductor de casetes, no dudes que saldrá corriendo.” Esta respuesta fue inesperada y persuasiva. Eso es pensar a largo plazo, dije yo. “No” dijo Steve Jobs. “Eso es ser un optimista.”

Las tripas de una nueva máquina (I)

Las tripas de una nueva máquina (II)

Las tripas de una nueva máquina (III)

Rob Walker escribe frecuentemente para la revista del New York Times.

Traducido con autorización del autor por Mike

El artículo apareció en The New York Times Magazine

2 Comments

  1. Anónimo

    El siguiente paso es convencer a la industria de lo inutil de los DRM y demás restricciones legales entre paises, dar soporte a los .wma (sin DRM) y sacar el iTunes para Linux (esto lo veo cerca).

    Resultado: las canciones de ITMS funcionarian en todos los reproductores del mercado y los ipod aceptaran más música sin ser de otras tiendas (a menos que renuncien también a los DRM).

    En definitiva un fuerte golpe contra M$ que está enfrascado en el desarrollando DRMs y un aumento de su cuota de mercado hasta el máximo.

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