Las tripas de una nueva máquina (III)

El iPod se convirtió en un clásico al instante, al incorporar un diseño increíble junto con una tecnología imparable. Pero como Apple ya ha aprendido de ocasiones anteriores, esta formula a secas no te mantiene en lo mas alto.

Continua este profundo análisis del por qué y el cómo del desarrollo del iPod, en palabras de sus propios creadores.

Las tripas

Entonces, ¿Cuáles son las piezas? Cuales son las partes técnicas del sólido iPod? ¿Qué hay debajo de la superficie? “Esoterismo” dice Schiller, uno de los vicepresidentes de Apple, toreando todas y cada una de las diferentes preguntas sobre el interior del iPod. Los consumidores, tal y como nos dice, no están preocupados por las especificaciones técnicas; solo les importa cuántas canciones puede almacenar, la rapidez a la que pueden transferirlas, la calidad del sonido etc.

Puede que sea así. Pero hay personas a las que les interesa el esoterismo, y otros muchos están interesados en descubrir que es lo que había dentro del iPod nada mas fue presentado. Uno de ellos fue David Carey, que tiene una empresa en Austin, Texas llamada Portelligent, que “destripa” aparatos electrónicos y realiza lo que se podría llamar “chequeos de las tripas”. Consiguió abrir su primer iPod a principios de 2002.

Dentro se encontró con una sencilla pila de componentes. Lo primero, la fuente de energía; una batería fina y cuadrada hecha por Sony. Encima de eso estaba el disco duro – lo que almacena todas las canciones. Por aquel entonces, los discos duros pequeños eran usados únicamente en ordenadores portátiles, o como almacenamiento removible externo para portátiles. Los llamados discos duros de 2,5 pulgadas, que están portegidos por una carcasa que da una medida de 2 3/4 de pulgadas por 4 pulgadas, eran relativamente comunes, pero Toshiba hacia fabricado uno mas pequeño todavía. Dentro de una cajita protectora de apenas 2×3 pulgadas, con un grosor de 0,2 pulgadas y pesando algo menos de 2 libras, el disco duro de 1,8 pulgadas de Toshiba podía almacenar 5 GB de datos, o, en términos más prácticos, alrededor de mil canciones. Eso es lo que usó Apple.

Encima de este disco duro se encontraba el circuito. Aquí se podía encontrar los componentes necesarios para convertir música codificada en formato digital a un archivo de audio convencional, junto con el chip que permitía la transmisión de tanto datos como electricidad mediante el puerto Firewire y por último el procesador que funciona como maestro de tareas para los diversos componentes. También estaba el mecanismo que permitía a la ruedita moverse de un lado para otro. (Los nuevos modelos de iPod son ahora bastante más finos gracias al nuevo sistema usado para la rueda sólida y a una batería mas fina.) Tal y como lo describe Carey, se trata de una maquinaria admirablemente conjuntada.

De cómo se juntó todo para formar este espléndido producto, ya que el primer iPod incopora piezas de media docena de empresas distintas, no es algo de lo que Apple suele hablar. Pero en el propio aparato si que puedes encontrar algunas pistas. En el menú de Ajustes, hay una sección llamada “Legal”, y ahí puedes encontrar no solo el copyright de Apple sino también una nota de que hay “porciones” del reproductor cuyo copyright es propiedad de algo llamado PortalPlayer Inc., compañía que fabrica el procesador central, llamado PortalPlayer chip. Esta compañía establecida en Silicon Valley, que se describe a si misma como “proveedor de soluciones de infraestructura para soportes digitales dirigidos al mercado de consumo”, nunca ha discutido públicamente su papel en la creación del iPod. Su vicepresidente para ventas y marketing, Michael Maia, solo me habló del iPod en términos muy generales.

PortalPlayer fue fundada hace algo más de cuatro años, con el objetivo de crear diseños básicos para periféricos informáticos, sobre todo reproductores musicales. Específicamente, la compañía quería crear su propia arquitectura basada en discos duros en miniatura. La mayoría de los primeros reproductores de MP3 no querían usar discos duros ya que por aquel entonces eran demasiado grandes. En cambio, se decidieron por usar un tipo de tecnología de almacenamiento llamada “flash” que ocupaba mucho menos pero no permitía el almacenamiento de tantos datos, es decir, menos canciones. El conjunto de PortalPlayer incluye tanto el controlador para el disco duro como para el pequeño chip de memoria, que es la parte que está activa cuando escuchas música. Las canciones se almacenan inteligentemente desde el disco duro en pequeños grupos, un esquema que permite que el disco duro no absorba la energía de la batería. Más recientemente, el trabajo de PortalPlayer ha dado como fruto las tripas de nuevos reproductores lanzados al mercado por Samsung y Philips. El periódico “Electronics Design Chain”, describe a PortalPlayer como la compañía que ha desarrollado la plataforma base que Apple ha usado como su punto de arranque, y también gracias a esta pequeña empresa, se eligieron a otros miembros de la “cadena de diseño” ayudaron a gestionar el proceso.

Curiosamente, la sección “Legal” de los iPods de primera generación solía incluir otra nota de copyright reconociendo a una empresa llamada Pixo, que se supone haber sido la desarrolladora del primer sistema operativo del iPod. Desde entonces, Pixo fue comprada por Sun Microsystems, y la nota ha desaparecido de los iPods más modernos y también con las diversas actualizaciones de software que se han realizado en los primeros modelos.

Apple se niega a comentar sobre nada de este asunto, y los acuerdos de no revelación de secretos que tienen con sus proveedores y colaboradores es extremadamente restringido. Presumiblemente esto es así porque la compañía prefiere que se reconozca al iPod por su imagen global de invento aparecido de la nada, que es la idea que transmitió cuando se presentó hace más de dos años. Pero en absoluto pretendemos desmerecer el papel de Apple: el iPod se conformó en un plazo entre seis y nueve meses, desde la idea hasta la salida al mercado, y su éxito como producto dado el marco de tiempo y la cantidad de opciones existentes es algo alucinante. Jobs y compañía siguen teniendo razón cuando apuntan que la coherencia es la clave del atractivo del iPod; y la realidad de la innovación técnica hoy es que reunir a los especialistas adecuados es clave para ser rápido, y la rapidez es clave en el éxito.

Aun así, en el mundo de los productos tecnológicos, las “tripas” del producto siempre han tenido mucha importancia. El boom del ordenador personal visto desde cierto ángulo no ha sido más que una serie de sucesivas presentaciones de más bits, megahercios y RAM. Ese disco duro de 1,8 pulgadas, y la gran cantidad de espacio ofrecida en tan pequeño espacio no es la única clave del iPod, pero si que tiene mucha importancia. Al parecer, Apple había estado esperando los discos duros Toshiba durante algún tiempo. Pero ahora, inevitablemente, hay una alternativa. Hitachi también hace discos duros de ese tamaño, y tiene por lo menos un principal comprador, Dell.

(Continuará.. mañana)

Las tripas de una nueva máquina (I)

Las tripas de una nueva máquina (II)

Las tripas de una nueva máquina (III)

Las tripas de una nueva máquina (IV)

El artículo apareció en The New York Times Magazine

Traducido con autorización del autor por Mike

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