El Instituto dice que la categoría tiene en cuenta aquello que transforma lo ordinario en extraordinario.
Busca premiar proyectos en los que lo que sería una solución adecuada y valiosa ha sido transformada por la visión y técnica de un ingeniero estructural en algo excepcional.
Los juzgados admiran especialmente la forma en que cables y tuberías que tenían que colocarse entre el techo y el suelo se han convertido en invisibles.
El edificio transmite la sensación de que entre el suelo y techo sólo hay cristal.
El instituto sostiene que la estrecha relación entre Apple y el diseñador estructural Eckersley O’Callaghan & Arup han permitido la expresión definitiva de los avances realizados en tecnología de cristal estructural.