Todos hemos leído sobre el carácter de Steve Jobs: cuando era bueno era el mejor, y cuando era malo… era el peor. Pero ese carácter imprevisible, esa radicalidad en sus emociones (o le encantaba o lo odiaba), igual que muchas veces frustró y desanimó a ingenieros, emprendedores y diseñadores, convencidos de que la suya era una idea ganadora, otras veces jugó a favor de ellos, incluso a veces sin que ellos lo supieran.
Así lo cuenta en una entrevista Adam Curry, el padre del podcast, en una entrevista para Castopod:
Alrededor de 2005, recibí una llamada telefónica de Eddie Cue, que dirige todos los medios de comunicación en Apple.
Me diijo: “A Steve Jobs le gustaría reunirse contigo, ¿tienes tiempo?”.
Respondí “Sí” (¡claro!) y Eddie respondió: “Bien, ¿podrías venir a San Diego?”.
No sabía de qué se trataba, aunque supuse que podría ser sobre el podcasting.
Tuve una reunión muy agradable con Steve Jobs, donde hablamos de muchas cosas diferentes, durante aproximadamente una hora. Y luego Steve dijo: “Oye, ¿te parece bien si añadimos el podcasting a iTunes?”.
Dije: “Por supuesto, e incluso te daré el directorio que tenemos para que lo utilices”.
Ese mismo día, anunció el podcasting en iTunes.
Tal vez esperaba que yo me opusiera, pero la verdad es que estaba encantado. Por mi parte, estaba dispuesto a ayudar con todo tipo de cosas, y que Apple lo incluyera en ese momento era una gran cosa.
En esa misma reunión, Steve preguntó: “¿Cómo grabas tus episodios?”.
En aquella época no había ninguna herramienta específica para grabar, pero el Mac tenía una aplicación llamada Audio Hijack Pro, que era magnífica porque permitía crear cadenas de audio con compresores y replicar un poco de trabajo de estudio.
Eddie Cue participó diciendo: “La RIAA quiere que cancelemos Audio Hijack Pro, porque con él puedes grabar cualquier sonido de tu Mac, cualquier canción, cualquier cosa”.
Steve se volvió hacia Adam Curry y le preguntó: “¿Necesitas Audio Hijack esto para crear estos podcasts?”. Dije: “¡La verdad es que sí!”.
Así que Steve Jobs dijo “¡Qué se joda la RIAA!”.
Y así Rogue Amoeba pudo prosperar desarrollando su programa para Mac, el podcast pudo despegar y hoy podemos pasar horas y horas escuchando programas gratuitos realizados por todo tipo de personas que transmiten sus conocimientos y sus pasiones sin que el usuario tenga que perseguirlos para enterarse de cuándo han publicado algo nuevo.
