Como todos, seguro que has descubierto que, al escribir, el corrector no ha funcionado cómo debería (o precisamente ha funcionado «demasiado») y antes de enviar tienes que realizar pequeñas correcciones aquí y allá.
Añadir una letra, colocar una coma, separar unas palabras… el método tradicional de mantener presionado para reubicar el puntero es… irregular, por ser generoso. Seguro que has pasado muchos segundos intentando convencer al puntero de colocarse donde tú necesitas y no donde él decide.
Por razones extrañas, hay momentos en que el puntero no reconoce el lugar de aterrizaje y, en el último momento, aplica un escudo deflector para acabar donde no debe. Reintentar… refracasar, reintentar… refracasar. Al final puede que incluso decidas borrar manualmente y reescribirlo con tal de dejar de pelear con el teléfono.
Sin embargo, resulta que hay un truco definitivo para que corregir un texto no se convierta en un ejercicio de puntería y paciencia. Y lo mejor de todo es que sólo necesitas conocer una frase:
Mantén presionada la barra espaciadora.
Eso hará que todo el teclado desaparezca y se convierta en un trackpad, haciendo que sea mucho más sencillo atinar con el punto exacto donde quieres insertar el puntero.
De nada.
¡Trucazo! Muchas gracias