Sin embargo, cuando instalamos aplicaciones, generalmente las Extensiones no se activan por defecto, por lo que hay que activarlas directamente desde el correspondiente Panel de Control en Preferencias del Sistema. Cuando estas Extensiones se activan, automáticamente estas características pasan a estar disponibles.
Incluso, cuando se actualizan las aplicaciones, las Extensiones vuelven a desactivarse ya que esta acción requiere la intervención del usuario.
Pero pongamos un ejemplo: las extensiones de las aplicaciones de archivos en la nube, como la de Google Drive, Dropbox o incluso OneDrive. Si no está activada su integración con el Finder, pues simplemente no ocurre nada, pero si las activamos, por ejemplo, dentro de la carpeta de archivos sincronizados de estas aplicaciones podemos hacer clic con el botón alternativo del ratón y nos aparecerá en el menú contextual características interesantes como la posibilidad de obtener un enlace para compartir ese archivo directamente, sin la necesidad de viajar a la versión web a través del navegador para obtener el enlace e incluso, dispondremos de granularidad a la hora de compartir con otros usuarios (que usuarios, que derechos de lectura o escritura dispondrán).
Con otras muchas aplicaciones ocurre lo mismo: al activar la extensión, dispondrás de opciones para el menú compartir, enviando así información directamente a la aplicación desde otra sin la necesidad de copiar y pegar, por ejemplo.
Precisamente por esto es conveniente, cada cierto tiempo, repasar este Panel de Control y activar las Extensiones necesarias o requeridas: verás que de repente dispones de opciones adicionales para trabajar con esa aplicación (enviar y recibir información directamente desde o hacia otras aplicaciones) en flujos de trabajo más cortos y más cómodos.
