La semana pasada no hubo columna de productividad y algunos me habéis preguntado por qué. Bueno, simplemente, no pude. Y es que cuando no se puede, no se puede.
Cuando organizamos nuestro trabajo del dÃa a dÃa muchas veces establecemos un orden concreto para las tareas y ese orden se llama prioridad. La prioridad se establece en función de uno o varios parámetros como por ejemplo, el retorno de la inversión (de tiempo) que estés haciendo en las diferentes tareas auto asignadas.
En mi caso, el pasado lunes, tenÃa una serie de tareas en las que no era el único implicado y esas tareas acabaron consumiendo prácticamente todo el dÃa con lo que la, curiosamente, primera labor que era escribir la columna se fue abajo, abajo… y al final no se pudo hacer. La opción “b” era esperar al final del dÃa pero aunque habÃa tiempo ya no habÃa fuerzas ni ganas para hacerlas.
El problema de este tipo de tropezones con el horario y las prioridades es que son el inicio de una catástrofe. Es el punto inicial para abandonar una tarea recurrente sobre todo cuando esta requiere de un alto grado de concentración y nos cuesta trabajo es que es muy fácil abandonarla cuando se ha tropezado una vez y voluntariamente se tropieza la semana siguiente. La tercera semana ya no te molestará tanto y la cuarta ya te habrás olvidado.
Cuando surge este problema, es decir, se abandona una tarea recurrente con un alto grado de exigencia, la mejor forma de retomarla es adelantarse a su realización. AsÃ, en lugar de estar, a primerÃsima hora de la mañana con mis notas y apuntes, escribiendo esta columna, es domingo y ya estoy con ella para que el lunes esté disponible “lo primero” y sobre todo, habré enganchado de nuevo con esa responsabilidad auto impuesta que no es mas que una tarea de las muchas que tu también añades a tu trabajo y que acaban convirtiéndose en hábitos.
Mucho vago es lo que hay…. 😆
A mà eso me pasa en la universidad, aunque por aquà a la baja prioridad le llaman procrastinación, y sÃ, la palabra da mucho asco. Entonces en algún lado me dieron un truco para aprovechar un poco la procrastinación, o como mÃnimo paliar un poco su malvado efecto.
La procrastinación es el ‘arte’ de posponer una determinada tarea constantemente (aún asà sabiendo que debes hacerla) cómo por ejemplo un trabajo que hay que entregar pronto o estudiar para un examen próximo y posponer y posponer infinitamente.
Bueno, pues hay un truquillo, a veces ocurre que piensas en hacer una tarea bastante difÃcil, y con solo pensarlo, la pospones, simplemente porque es difÃcil.
Bueno, ningún problema, posponla, pero mientras, ¿por qué no haces tareas más fáciles? En eso consiste el truquillo, hacer tareas fáciles y sin tanto coste de tiempo y dedicación, asà aunque la tarea dificil y costosa aún estará por hacer, las tareas fáciles estran completadas cuando te des cuenta.
¡Procrastina ahora!