Nadie en la industria musical esperaba que los videojuegos musicales se convirtiesen en el auténtico número uno del pasado año. Armados con unos cuantos gráficos un tanto cutres, guitarras de plástico y poses épicas, los juegos basados en tocar delante de la tele como Guitar Hero y Rock Band se han convertido en una industria aparte en sí mismos, facturando más de 2.300 millones de dólares en los últimos tres años. Mientras que en sólo un año las ventas de discos han caído un 19 por ciento. La moraleja es que la afición por la música no se ha ido, sólo ha cambiado de plataforma. Más información en Hispasonic
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