Podemos estar cerca de una torre pero que ésta se encuentre con sobrecarga, y otros elementos, como interferencias, obstáculos, edificios, que interrumpen la señal pueden deteriorarla y por lo tanto la cantidad de barras marcadas desciende.
Eso se calcula según un algoritmo puesto en el software por el operador. Cada operador tiene el suyo y por lo tanto, puede haber diferencias de unos a otros, a pesar de encontrarse en un mismo lugar a la misma hora.
También eso explica que, sin movernos, tan pronto tengamos cobertura como ésta desaparezca. O que en mitad de una conversación la comunicación se interrumpa cuando nada a nuestro alrededor parece haber cambiado y parece que tenemos buena cobertura.
En realidad, no es que el teléfono falle, es que las barras de señal nos están engañando (el algoritmo de cálculo está fallando) y nos dice que podemos cuando no podemos (y viceversa – a veces no tenemos cobertura pero “milagrosamente” nuestra llamada consigue arribar a buen móvil).
En resumen, los usuarios estamos como siempre pensamos que estábamos: condenados a probar si hay suerte independientemente de lo que diga el teléfono.