La patente, solo válida para Estados Unidos, afecta a a todos los teclados que se fabrican en todo el día. La patente, que tiene el título de «Método y sistema para navegar el contenido paginado en una página basado en incrementos» sitúa a estas teclas, y posiblemente a otros sistemas de navegación por documentos presentados en el ordenador en el punto de mira de los abogados de Microsoft, que, con la patente en la mano, podrían hacer pagar royalties a todos los fabricantes de teclados de Estados Unidos.
Microsoft dispone además de una unidad de negocios dedicada a los periféricos (ratones, teclados y dispositivos de juegos) bastante potente y la aplicación rigurosa de la patente podría dejar fuera de juego a otros fabricantes que se verían forzados a retirar de sus diseños ambas teclas o a pagar una serie de royalties por el uso de esta patente. Este tipo de Royalties se pagan «por teclado fabricado» y aunque no suele ser una excesiva cantidad de dinero, el fabricante siempre traslada estos céntimos al usuario en el precio final.
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