Creo, me diréis, que he dado con una buena síntesis de la realidad y las perspectivas de la TDT. El resumen de día y medio en Alcázar me deja así el pensamiento:
a) La TDT será el primer medio de acceso a la televisión convencional en los próximos años. Es de perogrullo, pero debe notarse: no sólo porque el apagón llegará (la campaña insistiendo que es en abril de 2010 saldrá a sus pantallas empieza la semana que viene), sino porque la IPTV y los fenómenos de Internet TV no pueden sustituir esa oferta de ninguna manera en plazos que podamos vislumbrar con cierta seguridad. Su fuerza reside en la universalidad de acceso, sean cuales sean las excepciones que queramos encontrar en el corto plazo. Potencialmente, es un medio para hacer extender la sociedad de la información de forma más extensa que las redes de telecomunicaciones actuales.
b) Los modelos de negocio de la televisión convencional van a sufrir con la consagración de la TDT. Tanto por la fragmentación de audiencia como por la proliferación de emisoras de múltiples rangos territoriales, la legislación a la que está sometida y la competencia por la atención en la que viven todos los medios: los modelos de negocio vigentes de TDT van a competir con la IPTV, con internet, con el uso de los PVR’s y hasta con las consolas de video juegos. Merece hacer la pena dos reflexiones: una, si tiene sentido pretender hacer un modelo de negocio del siglo XX y, dos, si tiene algún sentido, aparte de las peculiaridades técnicas del espectro, concebir emisoras restringidas de antemano a un reducto territorial. En internet las cosas son para el mundo, sin que esto no quiera decir que una emisora se posicione en un nicho, en el que la peculiaridad geográfica sólo es uno de los posibles.
c) La interactividad como incógnita. Los analistas más realistas no dejan de obsesionarse por la realidad, la dura realidad: la calidad del retorno y la infraestructura tecnológica. Para que haya interactividad real tienen que suceder cuatro cosas. Primera: que la gente se equipe en número suficiente con set-top boxes mhp, mucho más caros que los convencionales. Añadiría que hay que explicarle al comprador qué es eso de mhp, que es un palabro que suena fatal. Segunda: que una vez comprado, tenga dónde y quiera conectarlo a la red. No hay garantía del que compre mhp no esté bien informado y descubra después que no tiene internet en condiciones en casa. Tercera: que incorpore ranuras para tarjetas inteligentes y que, teniendo la posibilidad, las adquieran. Cuarto: que haya aplicaciones que interesen. Nótese que, superados los tres filtros anteriores, las aplicaciones han de competir en utilidad y usabilidad con servicios alternativos alojados en internet. Parece ser que no hay estudios en el mercado que indiquen el grado de presencia en los hogares de set-top boxes mhp. Hay quienes piensan que la interactividad caerá por su propio peso a medida que pase el tiempo.
d) La usabilidad de las aplicaciones que se están desarrollando en esta fase experimental es sorprendentemente buena. La limitación obliga a ser simple. Pero han de tener cuidado con el tiempo de descarga: realmente la interactividad asociada al contenido debe estar, valga la redundancia, integrada en el contenido (ocio, publicidad) y si no es lo suficientemente rápida o carece de contexto pierde todo el valor. Preparémonos como ocurrió con la e del primer internet a ver t’s por todas partes: t-administración, t-entretenimiento… Este va a ser un gran elemento de movilización de inversión institucional y de muchas grandes empresas… las primeras por obligación política, las segundas, si no ven retorno inmediato, lo harán por prestigio y experimentación además de, como en las cajas de ahorro, por condicionamientos también políticos, sociales o de responsabilidad corporativa: darle sentido a las licencias de su territorio. De todo ello, es posible que se consagre – véanse las consideraciones del punto anterior – un canal más de acceso a la sociedad de la información de forma que, por ejemplo, uno haga sus consultas de horarios de renfe tanto en internet, como por teléfono, por el móvil o por la tele cuando estoy en el salón. Parece ser que, a nivel transaccional, es más seguro que el internet convencional.
e) Se presume que aparecerán nuevos modelos de negocio en todos los órdenes. Se espera publicidad contextual al modo Adsense aunque nadie lo llama así. Nadie ha mencionado Google en esta historia, ni los modelos que están ensayando las televisiones por cable americanas. Se habla de eso tan fino que es el acceso condicional: es decir, el pago por ver. Si las estrategias de precio que anuncian algunos son ciertas, eso será un movilizador extraordinario y una herida brutal en el modelo de negocio del satélite. Para el contenido de adultos, parece complejo que puedan competir con la oferta gratuita de video en internet (más discreta, además) y hasta las emisiones de las locales. Fútbol y otros eventos deportivos más adultos son los grandes ganchos del pago. El cine, tiene oportunidades, pero de estas cosas creo que no se hablado bastante. Por otro lado, los juegos tienen un excelente potencial, pero todo está condicionado al retorno, ese problema sin resolver.
f) El usuario lo que más valora ahora mismo es la oferta de canales. Tal y como se presentan los estudios sobre las aplicaciones interactivas, personalmente me suena todo, más que a buena valoración, a curiosidad y una visión cercana al teletexto. Para los usuarios que están abonados a plataformas de pago la percepción de valor es reducida. En algunos de los experimentos, un gran número de set-top-boxes mhp no han sido instalados por consideraciones desde la falta de interés a falta de cobertura. ¿Cuál fue la lección de Quiero TV? Pues un desastre de marketing y tecnología que marcaba expectativas difíciles de cumplir en su estado del arte pero que tiene olvidado un éxito escondido en el naufragio: el triunfo del chat vinculado a la emisión. Sesiones de hasta noventa minutos, confirmando que las televisiones van a ser sociales y comunidades. La cuestión es cuántos serán de TDT, cuántos de IPTV y cuántos del internet tradicional.
Paralelamente, PR Noticias ha entrevistado a Eladio Gutiérrez, el nuevo presidente de Impulsatdt , un hombre de TVE de toda la vida. Vean alguna consideración interesante:
Televisión digital, por cable, satélite, IPTV, televisión de movilidad… ¿No son muchos cambios tecnológicos? ¿Es posible que no esté la sociedad preparada?
Tal vez estamos abusando demasiado de la palabra digital. Entonces lo que hay que hacer es convencer a la ciudadanía en general de que el paso a la televisión digital va a ser positivo porque conseguirán mayor calidad, mayores posibilidades de todo tipo, subtitulados, etc. Esa es la tarea fundamental, no tanto informar de que cambiamos de tecnología, porque al ciudadano le importa poco que cambiamos de tecnología. Lo que le importa es en qué medida le afecta a él. Lo que le importa es la diferencia en cuanto a prestaciones. Y yo estoy convencido que en cuanto se descubre la mayor cantidad de prestaciones que se le ofrecen el usuario lo acepta de buen grado.
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.