Quien más, quien menos, todos hemos asistido a un SIMO, Sonimag o evento similar y sabemos lo que es desde el punto de vista del visitante. Todo es buscarse la invitación, encontrar hotel y p’adentro. Pero, ¿cómo llega un maquero de a pie a meterse en el stand de Apple y qué es lo que ve desde dentro?. Veámoslo.
Todo comenzó con un mail pidiendo voluntarios para estar en el stand de Apple que me encontré en una lista de correo. Se requería dominio de inglés y francés, con los otros idiomas de la UE como puntos extra. En el correo, además de por los idiomas, se preguntaba la experiencia como usuario y qué familiaridad tenía con los programas y tecnologías actuales: iAplicaciones, FinalCut, MacOS X y Unix, la ocupación actual, la edad y alguna cosa más.
Total, que contesté por ver qué pasaba y unos días después, nada más volver de la CampusMac, me voy a hacer la entrevista en las oficinas de Apple España en Madrid. Tras algo menos de una hora de conversación tengo el OK de Apple.es y quedo pendiente de confirmación y más información de Apple Europa [que abreviaré Apple.eu desde ahora]. Algunos días después me llega la aprobación de Apple.eu, con información sobre la Expo, cuál será más o menos mi labor, cómo y cuando llegar a las oficinas de Apple en París, etc.
Total, que unos días después, y tras haber recibido por DCC una documentación de última hora que no me llegó por desbordarme el buzón [gracias a Mackito, que también estuvo en el stand], me subo en un avión para París. El nivel de educación del pasaje del vuelo da para capítulo aparte, pero os lo ahorraré: basta con mencionar el olor a sobaco de alguno que tenía cerca y que sólo faltaba la caja con las gallinas para que fuera el autobús de la feria del pueblo de mi abuelo. Total, que con la media hora de retraso que no podía faltar, me toca correr para encontrar la lanzadera que va del aeropuerto de Orly a la red RER de cercanías y luego coger un taxi para llegar a las 13 en punto a Apple Francia para asistir a la charla de bienvenida. Mackito, que contaba con llegar a las 10 para la versión en francés de la misma charla, tuvo menos suerte: su RER se averió y se pegó un buen madrugón para conseguir llegar algo antes que yo.
Una vez que nos dan la acreditación y que consigo dejar mi maleta en una sala, a la charla: muchas gracias por vuestra colaboración, aquí sois unos 80 y hay gente de toda Europa, tanto voluntarios como trabajadores de Apple, resellers y otros, esta Expo va a ser lo más de lo más y tal. Nos confirman lo que ya sabíamos: que nos dividiríamos por grupos para cubrir una de las siguientes áreas. En cada una había una torre con 6 Xserve, aparentemente todas iguales:
• Aplicaciones profesionales [Photoshop, Final Cut y otras bestias], con los G4s y monitores más tope de gama existentes. Vamos, como para quedarse tonto viendo maquinaria.
• iTunes 3, iPod y digital lifestyle: iMacs de 17″
• iCal, iSync [la beta saldrá pronto]
• iMovie e iDVD: iMac 17″ y cámaras de vídeo
• Portátiles: TiBooks e iBooks con segundos monitores, cámaras y de todo
• Jaguar y sus novedades. iMac 17″.
En este último sector estuvimos Mackito y yo, aunque en principio él iba a ir a iMovie. Y eso que él había dejado claro en la entrevista que no los había probado nunca… En fin, un poco de desorganización sí que hubo. Para que luego digamos de los españoles. Total, que él acabó siendo el experto del nuevo Address Book del Jaguar, y yo anduve rotando entre Sherlock 3, Mail y, a veces, Address Book también.
Después de esta charla de las 13 nos quedamos a comer en la cantina, donde por 4 euros y pico [tarifa plana, aparentemente] comimos razonablemente bien, aún para lo tarde que fuimos a comer según la hora francesa. Por la tarde había otra conferencia opcional sobre los G4 dada por el responsable de producto G4 de Apple.com y el de Apple.eu. En la presentación salió el famoso tema del cuello de botella del controlador de memoria de los nuevos G4s y poco menos que juraron por la salud de sus niños que no había tal cuello de botella y tal. Yo personalmente les creo a medias, pero la alternativa es aún más inverosímil: Apple habría tenido una pifia de diseño verdaderamente histórica. Habrá que ver qué hacen para la próxima revisión de placas.
Lamentablemente no pudimos quedarnos a toda la conferencia: ésta empezó media hora tarde y el bus que nos llevaba al hotel sí era puntual. En el hotel nos juntamos con unos que venían de Apple Cork, en Irlanda, y acabamos cenando con ellos. Uno de ellos se pasó toda la cena tirándole los tejos con bazooka a la camarera, y la camarera dió una lección de profesionalidad y saber estar siguiéndole la broma pero sin seguírsela. Es difícil de explicar: tendríais que haberlo visto, pero en general la cena se hizo bastante divertida, a pesar de que de los seis que éramos en la mesa había dos irlandeses, un estadounidense hijo de mexicanos, una francesa y nosotros dos. Uno de los irlandeses hablaba con acento de Texas, el hijo de mexicanos entendía el español si se le hablaba despacio pero sólo hablaba inglés con acento de California, la francesa con acento francés y los españoles nos apañábamos como podíamos. Os juro que al cabo de una semana de saltar de idiomas y acentos traigo una empanada lingüística de mucho cuidado.
Al día siguiente, al stand a que nos den las camisetas oficiales: de manga corta, negras, con manzana plateada bordada en el pecho y en la espalda. Otra charla en el anfiteatro que habia en el stand para recordarnos que ese día Jobs aparecería por allí tras la keynote y que tuviéramos cuidado de hablar de lo que sabíamos y de no hablar de lo que no sabíamos. A partir de ahí, al ruedo y a por las últimas instrucciones de nuestro jefe de grupo. Merece mención que el suelo del stand estaba acolchado, de modo que cada vez que salías al suelo de hormigón con moqueta–de-fumar del resto de la Expo daba la impresión de que estaban dando martillazos en las rodillas.
A nuestra espalda estaba el stand de ventas del Jaguar, situado de forma que el público seguía el pasillo desde la entrada, llegaba a nuestra sección del stand que estaba al bies según el camino que habían recorrido, y nosotros debíamos hacerles rebotar hacia la zona de ventas.
A pie de máquinas, reunión con nuestro jefe de grupo y su suplente: sin duda los mejores jefes que he tenido, eran todo palabras de aliento y motivación por vía del estímulo y de la confianza depositada. Reparto de máquinas y de tareas, recordatorio de que aunque saliéramos tarde del stand para comer debíamos regresar a la hora en punto y que procuráramos no dejar las máquinas solas y a torear.
Próximo capítulo: “¿Qué es eso que he visto en la torre de Xserve?”