El latido se acelera un poco cuando piensas hacia donde te diriges…
no conocía el Ceulaj ni el funcionamiento de una reunión de este tipo. Sabía que me iba a encontrar con personas más o menos conocidas y con otros que ya son parte de mi vida… y dos niños preguntando todo el camino “¿Y por qué hay tanta diferencia entre un ordenador y otro?” “¿Olvidarán que quiero lanzar el PC?” Así que mi opinión está bastante libre de las posibles opiniones encontradas que venían de la anterior Campus.
La llegada fue un poco decepcionante porque no pudimos acceder a las habitaciones, hacía mucho calor y algunas personas estaban agotadas tras largos viajes desde distintos puntos de España, pero también emocionante porque el ambiente que encontré ya era muy bueno. Edhigy, Arqui, Ximac… ya estaban animando aquello, saludando a todo el mundo y como no, exhibiendo manzanas mordidas por todas partes.
Y empezó el maldito horario de comidas que a mí (y me consta que a más gente) me resultó demasiado estrecho. Comer como los pavos no es mi deporte favorito y desayunar tan temprano en una Campus donde la gente está enchufada, de charleta o en el pueblo hasta altas horas, pues tampoco. Pero supongo que esos detalles no dependen de la Organización, ¿o sí? Y no hubo apenas lugar para una sobremesa relajada donde la gente se hubiera podido mezclar y conocerse mejor.
Alguien se quejaba en la Asamblea General de la disposición en grupos a la hora de coger sitio en la Sala Europa. A mí me parece que es lícito y natural querer estar con los amigos: para hacer los vídeos, para compartir cosas y para echar una risas y desde mi punto de vista de switcher total, todo el mundo hizo exactamente lo mismo: agruparse por intereses comunes y reservar un hueco a los colegas como lo guardas en el cine de verano para que no te toque con alguien que no sabes si te va a dar la paliza o va a ser el hombre de tu vida… y es que somos así, pero todos, no unos cuantos.
Y aquí es donde eché de menos un bar (y yo no bebo)… o sencillamente un sitio donde la gente pudiera mezclarse con más calma y de distinta forma que en el comedor, el rincón del fumador o la Sala Europa donde difícilmente algunos quitan sus ojos de la pantalla que les hipnotiza.
No sé si por culpa de mi propio estrés debido a mis tareas en la Campus o por motivos que se me escapan, los horarios de algunas actividades no fueron demasiado acertados, o se pisaban, o había retrasos o anulaciones de última hora (como el teatro) que me decepcionaron mucho. Estoy segura de que había razones de peso. En la agenda estaban todas las actividades, pero no siempre sabíamos el sitio donde se iban a realizar, lo que resultaba algo desconcertante.
Tal vez la noche del sábado fue para mí la más decepcionante. Los vídeos tardaron, no sé donde estuvo el fallo, pero lo hubo. Primero que fuera, luego que dentro, ahora que no lo encuentro… dado el nivel técnico de las personas que había por allí, creo que podría haberse hecho mejor, tenerlo todo preparado, fue mucho rato de espera… más el hecho de poner sin aviso los vídeos a concurso y repetirlos después condicionando de alguna manera el aplausómetro (aunque como alguien dijo indebidamente, estaba claro el ganador ;-P)
Y sobre todo, lo peor de lo peor, es que no pude estrenar las lentejuelas en… ¿no dijeron que había fiesta?
Con todo, ha sido una experiencia maravillosa, divertida, estresante, breve, adorable y estoy deseando repetir.
yo sí que sentí no poder ofreceros el espectáculo, Lola. Pero la organización dijo que no podía ser, y ante eso…
Figúrate cómo me quedé yo, que había cogido un barco y cruzado el charco, y luego conduje más de 600 km. para llegar a Mollina.
Teo, el año que viene prepara algo que se pueda ver por video-conferencia, o mejor aún, celebremos la Campus en Palma de Mallorca
creo que a partir de ahora voy a dedicarme al vídeo-teatro, y así no tengo que arrastrar tanto trasto. Una cinta o un DVD, y listos. 😉