La keynote más importante de los últimos quince años

Para los seguidores de Apple todas las keynote son importantes, las esperamos con una mezcla de expectativas y deseos que muchas veces no se corresponden con la realidad.

Por un lado queremos que todo lo que está a medio acabar (que cada vez son más cosas) o todo lo que sabemos que podría mejorar (que también cada vez es mayor la lista) se resuelvan en hora y media de anuncios consecutivos.

Por otro lado, queremos que Apple emplee buena parte de ese tiempo de keynote en presentar algo que ni siquiera se nos había ocurrido, que los rumores no habían destripado y que deje alucinados a propios y extraños (Android, Windows, etc.) mandándoles directamente a la fotocopiadora.

Monopolio

Pero este año es atípico. Por tres razones. La primera, porque Apple ha perdido (o empezado a perder) las batallas por mantener su corralito a salvo de injerencias, y tanto en Europa como en EEUU ha tenido que realizar modificaciones sustanciales a su operativa. Un duro golpe en la moral del dueño del castillo.

El drama es que no lo ha hecho buscando el bien de los desarrolladores o por seguir siendo la plataforma de elección, sino obligada a regañadientes. Muy poco señorial, si se quiere. Obligada por jueces y administracion, ha intentado hasta el último momento retorcer las sentencias para proteger sus ingresos, aun a costa de su reputación, de la credibilidad y la confianza de usuarios y programadores.

Es probable que Apple haga como si no pasara nada, pero ha pasado, y mucho. Y nada es igual. Haría bien en, sin necesidad de entonar un mea culpa o pedir perdón, rectificar todas esas conductas abusivas qe aún se mantienen y tomar ella el mando y dirigir la conversación, en vez de ser mandada, una y otra vez, al despacho del director o juez de turno para que le ponga las orejas coloradas.

Millones de programadores siguen trabajando para tener sus aplicaciones en la App Store de Apple, pero ya no porque les guste la plataforma o prefieran Apple. Ahora la ven como un antagonista que hará todo lo posible por quedarse con cuanto más dinero pueda, y que les obligará a cumplir cuantas normas sean necesarias para conseguirlo.

Una gran diferencia con la App Store de hace una década.

Vision Pro

La segunda, por supuesto, es la lentitud de despliegue y el olvido generalizado de Vision Pro. Lo compararía con Apple TV (durante años el «pasatiempo» de Jobs) pero Apple TV tenía un propósito claro. Vision Pro… no tanto. ¿Es para trabajar? ¿Es para pasar el rato? ¿Para jugar? ¿para todo y nada a la vez?

No descartaría que Apple anunciara, mientras llega el Vision Pro 2 una rebaja de precio para intentar arañar más ventas (ya lo hizo cuando salió el iPhone) pero, sobre todo, con la nueva versión del sistema operativo del visor tiene que demostrar propósito. Tiene que mandar un mensaje claro a la sociedad sobre para quién es. No tiene sentido, en mi humilde opinión, posicionar el Vision Pro como un ordenador (sirve para todo lo que necesites) a tres veces y media el precio de este (tomando el MacBook Air o Mac mini como referencia). Vision Pro tiene que ser, como decían del iPad, capaz de hacer cosas mejor que los demás dispositivos y el resto igual de bien.

Salvando la pantalla (que puede ser de tamaño descomunal) aún falta ese caso de éxito rotundo, universal y reconocido que le de a Vision Pro una razón para seguir entre nosotros.

Si Apple no la muestra en la keynote, es posible que Vision Pro baje a un sótano del que nunca le dejen salir.

Apple Intelligence

Por último, pero no menos importante, está el fiasco de Apple Intelligence y, de paso, de los sistemas operativos. No olvidemos que Apple Intelligence fue la característica estrella de las actualizaciones. Al no estar disponible hasta más adelante -en Europa ha llegado hace pocos meses- la mayor parte de las actualizaciones han sido irrelevantes en novedades o mejoras.

No creo que Apple vaya a volver a intentar anunciar una Apple Intelligence ala ChatGPT, sino que se centrará en seguir aportando funcionalidades a diferentes aplicaciones (como notas, calendarios, Mail, etc.) haciendo no solo útil sino fácil (comprensible) para el usuario. Ya hay un ChatGPT y no tiene sentido competir para intentar reemplazarlo. Si lo intentara seguro que vendrían los ejércitos antimonopolio a exigir que todos figuraran en la lista de opciones. Pero si la IA se incorpora como mejoras en las Apps, esa amenaza se desactiva, los usuarios ganan características de acceso inmediato y Apple ya no compite con todas las demás.

¿Y qué pasa con Siri? me preguntarás con tono incrédulo. Yo creo que Siri será convenientemente ignorado en favor de las pequeñas mejoras, y hasta que no sea a prueba de balas (ya han comprobado que la meta que se habían puesto no es tan sencilla ni fiable) no volverán sobre el tema. Cuando le toque, le tocará. Pero sin prisa y -sobre todo- sin errores.

Tim Cook

Tal vez no compartas mi punto de vista, pero me parece que en mayor o menor medida, es el liderazgo de Tim Cook el que está en entredicho. Con frentes abiertos con software (desarrolladores), frentes abiertos con usuarios (Apple Intelligence, Siri), y frentes abiertos en el hardware (Vision Pro, no quiero meterme con la cancelación de Apple Car), si la keynote nos deja todos rascándonos la cabeza pensando en qué han ocupado el año los cientos de miles de trabajadores de Apple, la tormenta sobre la necesidad de un recambio en la cabeza de la empresa puede ser aún más patente.

¿Tú que piensas?

Pd.: no, cambiar el interfaz no cuenta como «revolución», ni como pase de salvación para la keynote. Los p problemas que menciono son profundos, no superficiales. No se curan pasando del papel traslúcido al cristal traslúcido.

Alf

Propietario de www.faq-mac.com.

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