Mi vida con el Magic Mouse 2, una (segunda) revisión

Mi historia de amor con el Magic Mouse no empezó muy bien. Acostumbrado utilizar ratones con muchos botones, la ausencia de ellos en este ratón me causaba Graves quebrantos operativos pero tras jubilar un viejo Logitech que sirvió muy fielmente durante muchos años a la izquierda de mi teclado, le di una oportunidad a la primera versión del Magic Mouse.

El proceso de adaptación, no obstante, fue largo. Principalmente tuve que cambiar ciertas formas de trabajo al respecto del uso de Mission Control, sobre todo a la hora de gestionar archivos: antes con frecuencia enviaba todos los archivos que guardaba al escritorio y luego ocultaba el escritorio y reubicaba esos archivos. Sí, era una mala forma de trabajo, pero uno se acostumbra a hacer las cosas de una manera y cuando te enfrentas a nuevas formas de trabajo al final se requiere modificar esas costumbres así que me esforcé en guardar siempre los archivos en su ubicación final. Al eliminar esta forma de trabajo y por lo tanto no necesitar el uso de botones extraordinarios en mi ratón, el Magic Mouse empezó a funcionar para mi.

El segundo paso fue evidentemente, deshacerme del problema de las pilas y saltar a la segunda versión de este ratón. Desde entonces estoy mucho más que razonablemente contento con su rendimiento y de hecho me acompaña en todos mis viajes porque allí donde dejo el Mac, aparece el ratón a su izquierda, listo para prestar servicio.

A lo largo de todo este tiempo sí que me he encontrado con algunas cosas del Magic Mouse 2 que podríamos caracterizar como temperamentales  más que como problemas, y voy a hablar de ellas. En su momento hice una revisión básica de este ratón y algunos de los comentarios que hice siguen teniendo perfecta validez, pero también con el tiempo he descubierto otras cosas de este ratón.

Para empezar, la batería si me dura un mes entero, a pesar de darle un uso muy pesado de muchas horas a lo largo del día. Quizás este uso está un poco mitigado por mi incansable manía de utilizar atajos de teclado, pero sí puedo decir después de tanto tiempo, que incluso para los usuarios que dan más uso al ratón, la batería dura un mes. Pero vamos a entrar en algunos detalles acerca de la batería.

Una cosa que he comprobado con el Magic Mouse 2 y que sólo se aprecia con el uso continuado del mismo son las políticas de gestión de energía de la batería. Cuando la batería está por debajo del 30% te puedes encontrar con que en ocasiones el ratón no es que tarde en contestar, sino que tiene una especie de sensación rara de uso. En concreto esto ocurre sobre todo cuando lleva unos minutos parado y vuelves a cogerlo para trabajar con él. Creo que la gestión de energía en el firmware del dispositivo lo pone en espera y cuando se pone en marcha tiene un pico de consumo de energía que, con la batería por debajo del 30%, le supone una especie de “primera ralentización” no muy evidente pero que sí notas al menos durante un par de segundos.

Esto me ha hecho evaluar la forma en la que gestiono la batería del ratón, más que nada por una cuestión de comodidad, tratando de mantener la batería por encima del 30% para evitar esta pequeña sensación de falta de control cuando la batería del Magic Mouse 2 se va agotando.

Las superficies de rozamiento son otra de las características de este ratón que se mejoraron al respecto de la versión anterior, y con el tiempo uno descubre dos cosas: primero que se ensucian poquísimo, y la segunda que su rendimiento es con mucho muy superior al de la anterior versión ofreciendo una sensación de manejo al respecto del rozamiento con la mesa, muy uniforme con el tiempo, característica que es muy agradecida por su comodidad; al final lo que quieres es una experiencia de uso sin cambios ni atascos.

Como anécdota, el sensor del ratón sigue siendo tan sensible a los pelos de gato como el de la versión anterior (y posiblemente en todos los ratones). No es la primera vez que levanto el ratón y le pego un soplido al sensor porque aquello va a trompicones.

El uso de este ratón ha limitado también la cantidad de veces que juego con el Mac. Con un ratón multipropósito, con múltiples botones, configurado para el trabajo administrativo y para jugar, siempre había tiempo para parar 10 minutos y echar una partidilla rápida, pero el Magic Mouse definitivamente no es un ratón para jugar, con lo que al final, por la pereza de tener que conectar un ratón los juegos se han ido y ahora es muy difícil que vuelvan a mi ordenador.

Para tareas administrativas y del día día, me parece un ratón insuperable, sobre todo por el uso que hace de la superficie táctil pero todavía queda mucho espacio para mejorar en este aspecto ya que el limitado set de gestos podría ser un poco más amplio. Sí, ya sé que puedo utilizar drivers de terceras partes para ampliar estas capacidades pero no tengo especial interés en crear dependencias adicionales en este sentido porque si fallan por algún motivo en un punto tan básico como es la relación entre el usuario y el ratón, todos los flujos de trabajo creados alrededor de esta relación se desmoronan en cascada.

Casi un año y medio después de que este ratón entrara en mi escritorio, parece que ha pasado ya toda una vida. Desplazando a ratones de terceras marcas, y evidentemente a otros modelos de ratón de Apple (que casi nunca he utilizado) sigue siendo una experiencia extremadamente sólida para los que todavía citamos y confiamos en los ratones.

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Farangi
Farangi
7 years ago

Muy de acuerdo en lo que respecta a ratones, pero yo hace tiempo que cambié a trackpad y sufro al tener que usar un ratón, por muy mágico que sea

erretxea
erretxea
7 years ago

Tiene gracia que al “Ratón mágico” se le atasquen los pelos de gato.

Lugolo
7 years ago

Buenas Carlos,

Con lo fan que eres de la productividad y de exprimir al máximo las posibilidades de tus dispositivos me extraña que no estés usando Better Touch Tool para personalizar y aumentar los gestos del ratón. Yo hace años que lo uso, desde que era gratuito, tanto para el mouse como para el trackpad y te puedo asegurar que ha aumentado mi control sobre las rutinas del sistema y que no puedo vivir sin esas personalizaciones. Eso sí, lleva un tiempo encontrar los gestos que mejor se adaptan al flujo de trabajo de uno, e interiorizarlos. Pero una vez probados no hay marcha atrás. Yo temgo un muy interesante mapeo.

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