Si en la primera versión beta de iOS 10 Apple dejó sin cifrar la caché del Kernel, en un movimiento deliberado que va a facilitar el descubrimiento de problemas (bugs) y mejorar la seguridad, en esta segunda beta la compañía de Cupertino ha añadido más elementos a este esquema sin cifrado, en concreto, el bootloader a 32 bits y los discos de RAM utilizados por el sistema.
Los investigadores de seguridad, especialmente, están valorando este movimiento de apertura por parte de Apple de forma positiva, ya que permite encontrar e informar sobre posibles problemas de seguridad del sistema y reportarlos antes del lanzamiento oficial del sistema operativo. Esto no implica que en la versión final del sistema todos estos componentes no estén cifrados, pero de momento en las versiones beta esto facilitará la localización de errores y problemas de seguridad de forma mucho más sencilla y posiblemente también, su solución antes de que iOS 10 alcance las estanterías.