Productividad: Tu tiempo, nuestro tiempo

Nuestro tiempo es un concepto muy curioso, porque nuestro entorno interfiere constantemente dentro de lo que es nuestro para convertirlo en algo de los demás, así que nuestros primeros pasos para establecer un horario productivo es encontrar dónde están los agujeros negros que hacen que nuestro tiempo no sea más que una extensión del tiempo de otros.

El tiempo de otros

Pongamos un ejemplo sencillo pero revelador. Me encanta dar soporte y echar una mano a la gente con sus problemas tecnológicos. Sin embargo, este tipo de acción supone una ingerencia total del tiempo de los demás en el mío, así que durante un tiempo, acabé desistiendo precisamente porque acabé regalando mi tiempo para ampliar el de los demás y durante años simplemente cerré el grifo.

Sin embargo, con el tiempo he vuelto a liarme la manta a la cabeza, pero esta vez, en lugar de solucionar todo lo que me caiga encima, me he vuelto selectivo y sobre todo, productivo. Para empezar, he dado a entender claramente a mi entorno que no son ellos los que deciden cuando les voy a solucionar un problema, sino que soy yo el que toma la decisión de dar un paso adelante con ese ayuda.

Las razones suelen ser variadas, pero en general, solo me intereso por los casos que no pueden solucionarse con una simple búsqueda en internet o que implican un desastre cercano al apocalipsis. Durante todo el proceso de soporte, además, tomo notas de cada uno de los pasos, del resultado de esos pasos y de las estrategias y aproximaciones que he utilizado para solucionar el problema, porque toda esas información, que es valiosa, la reutilizo.

Ya que en general, el soporte es una tarea muy desagradecida y poca gente va más allá de un “gracias” y tras 20 minutos se han olvidado de ti, al menos ese trabajo lo puedo aprovechar de una forma productiva e incluso monetizarlo como un artículo para mi web o como parte de uno de mis libros. Es la reconversión de una situación en la que la productividad es un no-no, para convertirse en un no-sí, e incluso en un sí-sí.

Pero volvamos a la gestión del tiempo.

Actividades inútiles

En día no tiene más horas que las que tiene, 24, así que lo único con lo que podemos jugar es con el tiempo con el que disponemos. No hay más y parece siempre que hay menos del que parece.

Hay diferentes formas de aproximarse al problema de los horarios, y es que depende mucho del entorno que te rodea y que limita las horas que puedes dedicar a producir. También nuestra propia cultura incluso nos fuerza a elegir horarios que son poco productivos y que limitan notablemente la capacidad de trabajo que tenemos.

El trabajo, los niños, el deporte, las actividades extracurriculares, la televisión o la tendencia natural a conservar la energía, codificada en nuestros genes, hacen difícil intentar crear un horario perfecto porque somos “personas muy ocupadas” todo el día y realmente no podemos quitarle un minuto a lo que ya estamos haciendo. Siempre estamos a tope y siempre nos quejamos que no tenemos tiempo.

La realidad dice otra cosa. En ocasiones veo pasar una frase de esas que te explican porque la gente falla en términos productivos, y es tan inocente en sus términos como perniciosa en su fondo. Dice algo así como “Voy a ver si escribo algo para mi blog que lo tengo medio abandonado”.

La pregunta es… ¿cuantas cosas tienes medio abandonadas que requieren parte de tu tiempo y que acaban sumando un montón de esfuerzo entre todas y con ninguna tienes éxito? ¿3, 5, 15? Si, ya se que algunas posiblemente te gustarán y quizás mucho, pero no será tanto cuando no eres capaz de sacar tiempo para mantenerlas.

Así que fuera. Con todo el dolor de corazón, pero también con la determinación propia de que hay que acabar con el síndrome de Diógenes interno, todas esas actividades que ocupan poco, de forma ocasional, pero que entre todas acaban sumando mucho hay que sacarlas al cubo de la basura.

Así que esa cuenta de Instagram que te creaste, a la que subiste 15 fotos y que ahora es solo un remordimiento porque no subes nada… a cerrarla. Porque una cosa que no existe no causa remordimientos y sobre todo, trabajo extra.

“No bueno, con no hacerle caso ya está, no molesta…” si si estás leyendo este artículo es porque estás buscando una forma de mejorar tu productividad (o porque eres un buen amigo mío) lo que implica que tienes problemas y necesitas mejorar tus procesos que pasa inexcusablemente por ejercer una férrea fuerza de voluntad. Así que ciérrala porque además, algo que no existe es algo de lo que no te tienes que acordar que ni tan siquiera te importa.

Lo mismo con cada una de las actividades, cuentas, servicios… todo aquello que solo ocasionalmente te recuerda todo lo que empezaste pero no fuiste capaz de continuar o terminar. Los borras, porque algo que no existe no consume tiempo, ni remordimientos porque lo abandonaste.

Fabricar tiempo

No hace mucho tiempo un amigo me comentaba, después de darle la tabarra con el maravilloso mundo de la autopublicación de libros que a el le gustaría mucho, pero que no tenía tiempo. Como es un buen amigo, le pregunté cual era su horario habitual, su día a día, y me empezó a contar, bueno, más o menos lo de siempre: me levanto, desayuno, llevo a los niños a la ruta del colegio y luego cojo el coche y me voy al trabajo…

  • ¿Y cuanto tardas en llegar al trabajo?
  • Pues una hora, todos los días aproximadamente.
  • ¿Y no podrías ir en transporte público?
  • Bueno, sí, pero me costaría media hora más de ida y otra media hora de vuelta y pierdo una hora todos los días.
  • Ya, pero ahora no tienes tiempo, y viajando en transporte público dispondrías de 3 horas completas al día para hacer cosas… y además, ¿para qué quieres llegar antes a casa si es un hecho que no tienes tiempo luego para hacer nada?

Acabamos de fabricar 3 horas diarias donde antes no las había. Es más, acabamos de fabricar 15 horas en una semana, 60 horas en un mes… ¡720 horas al año! ¡un mes completo!

¿Quién dice que no se puede fabricar tiempo? El problema es que nos hemos acostumbrado a hacer las cosas de una manera en las que pensamos que así ahorramos tiempo, pero hemos ajustado el tiempo restante a hacer cosas que no nos dejan hacer lo que nos gustaría o deberíamos. Dos horas en el coche son dos horas perdidas. Tres horas en transporte público son tres horas ganadas para producir y además no hay mejor sitio: sin distracciones ni molestias, estás tu solo y tu trabajo.

Otra forma de fabricar tiempo es madrugar. Sí, eso que tanto nos cuesta porque la sociedad de consumo nos imprime a través de, sobre todo, la televisión, que es necesario llegar hasta el final del día. Así, los programas inteligentes empiezan muy tarde, las películas terminan a la una de la mañana un miércoles y cuando antes era impensable que te llamaran por teléfono a las 10 de la noche “porque ya no eran horas” ahora suena el teléfono a las 12 porque “nadie se acuesta tan pronto”.

Madrugar es muy sano. Entre otras ventajas, hace que llegues a una hora prudencial de la noche cansado de forma que es factible que duermas más, mejor y sobre todo del tirón. Pero sobre todo hace que dispongas de una serie de horas adicionales que correctamente solapadas con tu entorno, te permiten crear tiempo donde no lo había. No, no se lo quitas al sueño: simplemente hay que acostarse antes. Y es más, tu salud ganará con ello.

Otra forma de fabricar tiempo es hacer las cosas cuando nadie más las hace.

En mi casa soy responsable de la compra y por lo tanto, paso tiempo en el supermercado, una de las tareas del hogar que más tiempo consume. Bueno, excepto si bajas al supermercado cuando nadie lo hace. Así, si el sábado es el día de la compra y bajas a las 12 de la mañana, quieras o no pasarás una hora mínimo por culpa de la cola del pollo, la carne, el pescado, la charcutería y el paso por caja. Pero si bajas justo cuando abren, a las 9, entonces reducirás el tiempo a la mitad e incluso menos. Lo mismo ocurre a las 4 de la tarde, otra hora perfecta para bajar, poder comprar tranquilo y ser atendido a la primera. Lo mismo ocurre para los centros comerciales, la farmacia, la verdulería… la planificación de las compras fuera de los horarios de “máxima audiencia” fabrica un montón de tiempo. Lo mismo para cualquier tipo de gestión administrativa o en general, cualquier acción que implique una cola de gente o la interacción con terceros. 

Por último, reduce el consumo de información inútil. Sentarse delante de la televisión “a ver que echan”, el exceso de redes sociales (cada 10 segundos mirando el móvil), el navegar dando tumbos haciendo clic aquí y allá sin rumbo fijo y otras situaciones similares gastan un montón de tiempo. En mi caso, por la noche, he entregado el “poder del mando” de la TV a otra persona y tengo el iPad encima para leer, escribir textos o incluso para formarme con cursos o aprender a mejorar mis habilidades con algunas aplicaciones.

Quiero que te sientes y sumes, ahora, usando estos simples trucos, cuánto tiempo puedes fabricar. Te sorprenderás que levantándote una hora antes, ganando entre media hora y una hora en los recados del hogar y un par de horas o incluso más en eliminar el consumo de información inútil has fabricado entre 3 y 5 horas un sábado.

Y como me encantan estas multiplicaciones, 4 horas de media un sábado son 16 horas en un mes, 8 días al año de tiempo fabricado. Y piensa que en tu vida hay un montón de tareas que haces, tuyas, que podrías reorganizar y estructurar convenientemente para incluso fabricar más tiempo.

Así que no me digas que no tienes tiempo. Fabrícalo.

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Rafa Espada
Rafa Espada
9 years ago

Gran artículo!

Oskar Errazkin
9 years ago

Don Carlos, se olvida del demonio de la procrastinación.

Mandrake
Mandrake
9 years ago

Muy buen artículo Carlos, parece mentira, pero en realidad el secreto para sacar algo más de tiempo no es más que aplicar un poco de lógica y sentido común, nada de complicados métodos. Por cierto ¿Estás escribiendo un libro de productividad? 🙂

rafacintosh
rafacintosh
9 years ago

Gran artículo y totalmente de acuerdo. Lástima que haya gente que no lo entienda.

bitomule
bitomule
9 years ago

Gran artículo, breve pero directo. Creo que este es uno de los mayores problemas, “la falta de tiempo”. Yo particularmente siempre tengo esta sensación de no poder llegar a todo, de tener mucho por hacer, aprender o aplicar y nunca poder hacerlo.

Son costumbres difíciles de cambiar, pero es importante aprender a valorar el tiempo, no tirarlo continuamente y sobre todo centrarnos en un número limitado de proyectos.

Muchos tenemos un blog, webs, twitter, Facebook,libros sobre desarrollo web, iOS, OSX, tecnologías nuevas… pero ya que el tiempo es limitado es mejor elegir las que más nos interesen y dedicarnos por completo a ellas.

De nuevo, brillante artículo.

rafapadi
rafapadi
9 years ago

Se me viene a la cabeza un libro: “Momo”, de Michael Ende. Ha sido instantáneo.

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