El imposible viaje del libro de texto en papel al digital

Un año más mi ya no tan niña empieza el curso y junto con la compra de todo el material escolar llega el momento de comprar una mochila que aguante el inmenso peso de los libros de texto. Cada año me pregunto si no sería más fácil que llevara todo ese peso en un simple tablet con sus libros de texto y actividades. Y cada año mi sueño (y el de muchos padres) choca con la dura realidad: a nadie le interesa este cambio. Y es que el negocio de los libros de texto es una perfecta maquinaria engrasada para sacar dinero e incluso, si algún día pivotara la balanza en favor de las nuevas tecnologías, seguiríamos siendo exprimidos como vacas asturianas.

La situación actual es muy sencilla: a lo largo del año, en un momento indeterminado, el visitador de la gran editorial se acerca a los colegios a ofrecer su “línea formativa” de productos. No es solo una cuestión de un libro para un año y un curso, ya que el actual esquema educativo repartido en bloques implica que a lo largo de los años de ese “bloque” se debe ofrecer una formación unificada al respecto de los temarios y por lo tanto, al haber variaciones de una editorial a otra, lo que se elige (por los motivos que sean, que pueden ser desde legítimos a puramente económicos) no va “de año en año” sino de “bloque en bloque”.

Por supuesto, los visitadores editoriales promueven sus editoriales con “bonus” de todo tipo: desde simplemente dinero para el colegio hasta material educativo o la creación de aulas especializadas… es todo cuestión de negociar. Es el colegio el que elige qué editorial va a utilizar para los libros de texto y por lo tanto las negociaciones (si, negociaciones) pueden ser de lo más variado. Evidentemente hay colegios que buscan la excelencia educativa y tratan de elegir el mejor material posible mientras que para otros es una cuestión simplemente económica (a ver cuanto podemos sacar) o incluso se puede dar el caso que el responsable o grupo de responsables se lleve un “bonus” poco legal, por llamarlo de alguna forma (Hay profesores universitarios que fuerzan a sus alumnos a comprar “su libro” si quieren aprobar). Es más, de hecho, no hay una selección “concursal” de editoriales en las que deben competir en calidad o precio. Aquí todo se reduce a una decisión inteligente… o a dedo.

Algunos colegios (o grupos escolares) por su parte han decidido cerrar este círculo creando libros de texto que utilizan en sus propios colegios (y que venden a otros): si te has preguntado quien es SM, el acrónimo significa Sociedad Marianista (y con esto queda explicado todo).

Los colegios, por si no lo sabías, no están forzados a utilizar libros de texto de las editoriales. Incluso pueden no optar por libros y crear sus propios materiales formativos siempre que se adapten al programa del Ministerio.

Llegados a este punto, es bueno conocer cómo las editoriales están ya desde hace años preparando su desembarco en el mundo digital. Su negocio es muy importante, mueve miles de millones de euros y evidentemente la llegada de nuevas tecnologías no va a pillarles con el pie cambiado. Para empezar, la diferencia de la “baja tecnología” de los libros de texto cuya fabricación controlan y el uso de dispositivos electrónicos (que no controlan) es un salto complejo y no precisamente por no poder saltar de una plataforma a otra. Es una cuestión de caducidad.

Para las editoriales el gran problema de los libros es su “obsolescencia programada”, ya que un libro reutilizado es un libro no vendido. Así, cada año, hay variaciones en las ediciones de los libros de texto que justifiquen su compra, incluyendo ejercicios que han de rellenarse dentro del libro (con la esperanza de que queden automáticamente anulados), cambios en los textos, modificaciones a lo largo de todo el bloque de libros de texto para un cliclo, etc… para ellos, los libros de texto han de ser “obsoletos” de un año para otro porque necesitan de una razón poderosa para vender cada año una nueva edición.

El salto al digital supone de dos problemas: primero, el precio de la inversión del hardware necesario y su mantenimiento. Supuestamente un soporte digital sería capaz de servir durante varios años a varios alumnos sin problema siempre que se lleve un mantenimiento del mismo y se vayan reponiendo las unidades que vayan estropeándose. Este tipo de nuevo departamento “se escapa” de los conocimientos de las personas que conforman los Consejos de Dirección de los colegios y es más, la inversión en estos dispositivos y los servicios asociados es muy grande y el retorno de la misma no se justifica si no es el propio colegio el que “comercializa” sus propios contenidos educativos. Evidentemente las editoriales no están interesadas en que se establezcan este tipo de estructuras porque, bueno, ellos ya las tienen en forma de libros físicos.

Pero imaginemos, por un momento, que ocurriría si forzosamente las grandes editoriales dedicadas a la educación se vieran obligadas a saltar al entorno digital en una plataforma unificada para los colegios de una nación.

Lo primero que ocurriría es que las editoriales cerrarían sus centros de impresión mandando a mucha gente a la calle y quedándose exclusivamente con sus centro de desarrollo y maquetación de libros. Si alguien supone que a partir de este momento harían una fuerte inversión en la creación de libros electrónicos que vaya olvidándose: desde los actuales programas de maquetación es fácil crear un libro electrónico, al que adornarían con algunos contenidos multimedia. Exportar al formato adecuado y listo. Cosas como servicios centralizados para recoger los deberes de los alumnos, exámenes desde el tablet o “cosas de ciencia ficción” están totalmente fuera del abanico de posibilidades porque simplemente suponen una inversión que no están dispuestas a asumir. Simplemente se traslada el libro físico al libro electrónico manteniendo la actual estructura y listo. Inversión mínima y beneficios “maximizados”.

Otro problema es el de los precios. Si alguien piensa que los precios de los libros bajarán de forma drástica porque ya no requieren de papel está de nuevo equivocado. Si bajan, será de forma mínima: el espejo donde se miran las editoriales educativas no es el de las editoriales tradicionales sino en el de la música y el cine. Su producto se acerca mucho más al de estos dos segmentos de mercado en términos de comercialización que el de los libros “literarios”, y por lo tanto, la forma de enfocar el negocio se acerca mucho más a tratar el contenido como un préstamo de utilización que el de una propiedad.

Precisamente por eso, la obsolescencia programada de los libros de texto seguirá funcionando a toda vela, pero ya directamente controlada por la editorial. Ya no serán necesarios, incluso, los cambios en el texto y los contenidos para justificar la compra de un nuevo libro sino que la aplicación gratuita “Historia” permitirá realizar una compra in-app que descargará el libro para un curso determinado y que funcionará desde unos días antes del inicio del curso escolar hasta una fecha determinada en la que ese libro caducará. ¿Que lo necesitas para otro hijo o porque el niño ha repetido? A volver a comprar su uso durante un año. “Lentejas”, además.

No tengo ninguna confianza en esta migración del libro físico al digital, la verdad. La única solución posible al salto “a lo digital” en los libros de texto es que los propios colegios (no pensemos en la administración, su incapacidad recurrente demuestra que es imposible confiar en ellos) sean los que se agrupen y creen sus propios contenidos en favor del alumno y no en favor de los múltiples bolsillos a llenar que hay a lo largo de esta cadena. ¿Factible? si. ¿Probable? yo al menos lo veo muy difícil.

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Rodri
Rodri
10 years ago

Yo no creo que se experimente un cambio radical en este sentido, aunque quizás si se vea en entornos universitarios donde muchos profesores podrían colgar su material en forma de libro en lugar de PDF o PPT en las plataformas online como Moodle.

En el colegio especialmente en edades muy tempranas, los niños tienen que aprender a usar el papel y el lápiz / boli para fomentar su desarrollo, aunque veo bien que en casa (y siendo cosa ya de los padres o tutores) se formen como les parezca, con tablets y juegos educativos o con lo que sea.

No va a existir ningún remedio para las editoriales ancladas a la imprenta, porque si por ellos fuera seguiríamos usando máquinas de escribir. Y tampoco existirá remedio en aquellos institutos en los que les dicen que si toman este material en lugar del de otra editorial, le regalamos un iPad a cada profesor -y claro, ese soborno tira mucho más-. Luego una vez en clase cuando el profesor se da cuenta de que su material no sirve, o se curra uno perdiendo un tiempo considerable para que el alumno aprenda de verdad o se resigna a usar la mierda de libro que le han colado y sólo piense en el iPad que le han regalado.

Y así nos va, los visitadores editoriales no difieren mucho de los visitadores médicos.

wenmusic
10 years ago

Muy interesante reflexión, no sabía casi nada de este tema.

Fran
Fran
10 years ago

En Andorra (por ahora solo en secundaria y para la escuela pública del sistema educativo andorrano), ha puesto obligatorio el ipad 2 (solo iPad nada de Android), sustituyendo a los libros.
Los precios de los contenidos van desde gratuitos (ofrecidos por el centro) hasta 20 céntimos
puedes optar por ipad 2 (que salen por unos 450€) con un seguro de perdida o robo, el cual en el caso que ocurra te lo sustituyen por otro, grabado en láser del nombre del alumno, una funda y una tarjeta de itunes de 15 o 20 euros (no me acuerdo la cantidad)
obviamente es opcional comprar un ipad con el seguro y tal, si tienes uno en casa se puede usar perfectamente ese.

Oskar Errazkin
10 years ago

A veces hay que hacer memoria histórica para saber el porque de las cosas y como van a ser. El monopolio de las editoriales de texto en la EGB se remonta a un acuerdo que tuvo el ínclito y difunto Polanco, con su editorial Santillana y con la ayuda del subsecretario Díez Hochleitner, que impusieron el uso de sus libros en tiempos del régimen anterior.

De ahí, al paso de la creación de el pais, el grupo Prisa, las plataformas digitales, etc, suceden el paso de unos años.

Por lo que comentas, esta claro, que el grupo prisa intentara seguir ejerciendo ese control de los libros de texto. No me extrañaría que intentasen sacar un hardware adaptado para sus contenidos sin posibilidades de manipulación.

Quizás con Airis? O algún otro fabricante barato. A saber. Lo interesante era la apuesta que quiso hacer jobs con los libros de texto, esa creo que es la linea que debería seguirse.

La otra linea a seguir, seria la creación de contenidos propios por las universidades o las consejerías de educación, pero claro, al final llegarían a una acuerdo con las editoriales…..

Tus conclusiones no van nada desencaminadas, y auguro un futuro muy negro para este sector. Demasiados intereses, el control de la educación, y el cambio de negocio que viene, muchos despidos…. Como otros sectores que mencionabas de ejemplo, como la industria del cine, de la música y no te olvides de la fotografía.

Oskar Errazkin
10 years ago

#1 Tienes Itunes U para que el profesor cuelgue los contenidos que quiera.

Rodri
Rodri
10 years ago

#5 Sí, pero entonces es el alumno que necesita de un iPad y creo que no hay que obligar a nadie a comprar nada y a forzarle a usar una plataforma que puede no gustarle, al menos no en el sector educativo.

Oskar Errazkin
10 years ago

#6 Seguro? No has oído que apple va a sacar ibooks para mac?
Nadie te obliga a comprarte un ipad.

Los contenidos de itunes U, los puedes visionar desde cualquier itunes instalados tanto en mac como en pc.

No me extrañaría que con el tiempo también ibooks sea publicado para otros S.O.

Pablo Romeu
Pablo Romeu
10 years ago

Bien, tengo algo de experiencia en el tema que Carlos nos comenta. Hace ya un año y pico que junto a un compañero decidimos empezar un proyecto tremendamente ambicioso: Publicar en Creative Commons libros de texto abiertos en formato iBooks. Lógicamente, mi compañero y yo no tenemos los conocimientos ni capacidad para escribir y recopilar material para todos los libros de todas las asignaturas de una comunidad autónoma -la Comunidad Valenciana, en este caso- así que lo planteamos como un proyecto de innovación educativa en la universidad en la que damos clases. De momento, no tenemos nada presentable, ya que es una labor difícil, pero no nos resignamos. La idea es publicar materiales abiertos que cada profesor pueda editar/modificar para adaptarlos a sus preferencias.

Por otro lado, encontramos en Internet una iniciativa de profesores de Madrid que estaban haciendo exactamente lo mismo, así que nos pusimos en contacto con ellos para solicitarles colaborar, cosa que nos negaron por ser una universidad privada (sic), usar software de una empresa explotadora que evade impuestos (Apple) y no usar software libre. Aunque los libros publicados están colgados en un blog hospedado por Google -que también evade impuestos en Irlanda-. Nos dio mucha pena no poder colaborar por tanto prejuicio, pero lo dejamos ahí. Además, como el material es Creative Commons, siempre lo podemos coger sin tener permiso, pero aún así, nos hubiera gustado poder colaborar. Una pena que haya tanto prejuicio.

El tema de los formatos es algo que yo creo que no se enfoca bien. ¿Existe alguna herramienta (aparte de Pages e iBooks Author) que permita crear ePubs de forma sencilla? ¿Tienen interactividad esos ePubs como un libro iBooks? La verdad es que no. Puede ser todo lo abierto que quieras, pero si impones el formato estándar que nadie usa porque no es nada usable, no hay futuro. A veces el estándar de facto -iBooks- consigue lo que el formato de iure -ePub- no consigue. Y es que con iBooks Author puedes hacer virgerías. ¿Por qué no usar un iPad? ¿Por que no respeta el formato estándar? ¿Qué es un estándar sino un intento de llegar al máximo de gente posible? ¿Vale la pena dejar un libro en un simple y plano ePub para poder llegar a más gente?

Por lo que estoy viendo en los colegios de la Comunidad Valenciana que adoptan tablets, para la mayoría la cosa está clara: Apple-iPad-iBooks, la capacidad de restringir el uso de la tablet a algunas aplicaciones concretas y las Apps educativas disponibles son una combinación ganadora. Y es que el problema es el de siempre: El estandar de iure es tan estándar que evoluciona MUY lento y es muy complicado añadirle nuevas características, porque lo tiene que aprobar un comité, y claro, eso tarda meses. Además, los tablets Android serán baratos, pero no tienen la misma cantidad/calidad de aplicaciones, los chavales pueden saltarse restricciones -cuando las hay- de forma mucho más fácil y ePub no está al nivel de iBooks. No está al nivel ni de contenido, ni a la hora de facilitar la creación de contenido. Y señores, una diferencia de 100-200 euros no justifica comprar algo más barato que es mucho peor. En definitiva, de todos los coles que implantan tablets -una decena- que conozco sólo uno ha optado por Android.

En fin, perdón por el tocho, pero aquí hay muuuucha gente ganándose la vida consiguiendo que Carlos, yo y muchos otros papis nos gastemos la pasta en libros y no están dispuestos a dejar de hacerlo. Ya sean los Marianistas o los “Polanquistas”. Espero que en un futuro próximo nuestro proyecto salga adelante y los padres tengan una alternativa.

Por cierto, y sólo a modo de apunte. Comprar los libros es tan voluntario como las cuotas de los colegios concertados. Nadie puede obligar a un alumno a comprarlos.

manzanitoplus
manzanitoplus
10 years ago

Estimado Carlos: he leído enterito todo el magnífico artículo que has publicado sobre el tema de los libros de texto en digital. Me ha gustado tanto que me lo he guardado en mis favoritos para comentarlo con más gente. Me encanta todo lo que escribes, pero no acierto a comprender de dónde sacas el tiempo para escribir tanto y tan bien documentado. Además, también me he leído todos los comentarios que hacen a tu artículo, que por ciento son extensos y muy jugosos. Un abrazo, Antonio Jesús Ballesteros Izquierdo (de Valencia ciudad).

krollian
krollian
10 years ago

Vía @CamaradaBakunin

El maloliente negocio de los libros de texto – Economía Zero

http://economiazero.com/el-maloliente-negocio-de-los-libros-de-texto

assiap
assiap
10 years ago

Algunos comentarios sobre lo dicho en el artículo.
1) La obsolescencia programada tiene que ver, fundamentalmente, con el tiempo que dura en el mercado una serie de libros, generalmente más en secundaria que en primaria. En algunos países ese período abarca la vigencia de un determinado plan de estudios; en otros, es más corto. La editoriales no hacen negocio publicando libros con cambios cada año: hacen negocio vendiendo muchos libros idénticos a lo largo de muchos años.
2) Los libros con espacios para completar son libros fungibles. Muchos docentes y pedagogos consideran que es bueno que los niños pequeños puedan intervenir en las páginas de sus libros porque de ese modo se los apropian. Los libros no ordenan a sus usuarios lo que deben hacer: el docente puede decirles a los estudiantes que resuelvan las actividades es un cuaderno. También puede elegir libros no fungibles. Si existen los libros fungibles es porque existe una demanada clara por parte de los docentes. Ninguna editorial se va a poner a hacer libros que luego le resulta muy difícil vender.
3) Para hacer un libro digital no se necesita ningún hardware. Las plataformas para distribuir contenidos son otra cosa. Las editoriales no son imprentas. Las editoriales son, centralmente, productoras de contenido. Tampoco tienen por qué ocuparse de los exámenes, de los deberes, etc. Eso es responsabilidad de los docentes. Las editoriales no suplantan a los docentes.
4) Hacer un libro es un proceso complejo, para el que se necesitan conocimientos específicos, que no forman parte ni tienen por qué formar parte de los conocimientos de los docentes. Para hacer un libro con estándares internacionales de calidad se necesitan editores, correctores, ilustradores, diseñadores, etc. Estoy hablando de profesionales con competencias específicas. Y hacer un buen libro lleva mucho tiempo, y muchas revisiones. Si los libros los hacen los docentes, lo único que se logrará es que la mayoría sea muy malo (mucho peor que los libros de las editoriales) y, lo que es aún peor, que no sean públicos, es decir, que no se puedan criticar abiertamente. Es una vuelta a la Edad Media: no sé si ustedes están por esa; yo no.
5) La nefasta costumbre de pagar a los docentes para que elijan determinado material se puede aliviar con campañas públicas y con instancias de decisión donde estén presentes dos o tres delegados por los padres, que garanticen transparencia.
6) Hay libros de textos malos, mediocres y buenos. Lo mejor que podemos hacer es criticar los malos, valorar los buenos, exigir transparencia, tener libros en nuestras casas, leerles a nuestros niños, entusiasmarlos y alentar su curiosidad. Las propuestas que se desprenden de los comentaristas de este artículo, sin duda con buenas intenciones, solo conseguirán empeorar las cosas.
Saludos.

Pablo Romeu
Pablo Romeu
10 years ago

#11 Con todos mis respetos, pretender hacer creer que no es un negocio el mundo editorial de libros de texto es, cuento menos, una falacia. Si hay algunos -pocos- cambios de un año a otro hacen menos negocio, pero hacen negocio.

Es obvio que algunos libros son necesariamente, libros “fungibles”, como por ejemplo los de inicio de primaria, donde el niño debe aprender a escribir, hacer trazos, etc. pero el resto no.

Las editoriales venden los libros porque el docente no quiere crear su propio material y porque hemos asumido la obligatoriedad (falsa) de la compra de los libros de texto. Por eso hay demanda. El día que sean realmente optativos, ¿cuantos padres cree que van a comprarlos?

Si existen los libros es para comodidad del docente. Crear libros de texto abiertos en Creative Commons los haría públicos y -posiblemente- de una calidad magnífica, pues la comunidad podría contribuir en ello. Un ejemplo clásico está en la informática y los sistemas operativos. Los mejores sistemas de cómputo del mundo no funcionan con sistemas operativos como AIX o Windows desarrollados por IBM o Microsoft, sino con Linux, que fue creado por un profesor universitario, que es abierto y cualquiera puede contribuir o modificarlo a su antojo. ¿Por qué iba a ser diferente el desarrollo de los libros de texto?

Me disculpará usted, pero de su comentario se desprende que no comprende usted el mundo actual. Al igual que la industria del cine y la discográfica, no entiende usted que los libros de texto venden la información que contienen, que no papel impreso. En realidad, el papel no vale ni el 10% de su coste. El día que los padres, y sobre todo los profesores tengan una alternativa, el mercado editorial le pasará lo que le está pasando al cine, la televisión y la música. O sea adaptan o mueren.

assiap
assiap
10 years ago

Pablo, no has querido leerme con atención. Cuando hablo de libros no me refiero solo a los de papel, de modo que el último párrafo de tu comentario no viene al caso.
Me interesa mucho más tu analogía con los sistemas de cómputos. Con la tecnología disponible es perfectamente posible que los docentes elaboren su propio material y lo pongan a disposición de los estudiantes. No es algo del futuro, sino del presente. Por lo tanto, no tendrías que decir que “posiblemente” serían excelentes. Tendrías que dar ejemplos concretos de profesores o equipos de profesores que lo hacen muy bien. Sería un excelente aporte.
Saludos

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