Reparación cardiaca a partir del propio organismo

operacion-de-cataratas1.jpgLa sangre de cordón umbilical, la gelatina de Wharton y la médula ósea poseen propiedades prometedoras de cara a la renovación celular. Un equipo de científicos investiga la idoneidad de usarlas en terapia de reemplazo celular para tejidos específicos.

En estudios recientes se ha intentado diferenciar células derivadas de médula ósea (MO), sangre de cordón umbilical (SCU) y vasos sanguíneos en células progenitoras endoteliales (CPE). Éstas son células primitivas producidas en la médula ósea que pueden introducirse en el torrente sanguíneo y, de este modo, ayudar a reparar zonas dañadas de vasos sanguíneos.

No obstante, es necesario que se siga investigando para dar con poblaciones más versátiles de estas células reparadoras y para esclarecer formas posibles de «dirigirlas» allí donde se precisa el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) y nuevas redes microvasculares funcionales (neovascularización). La angiogénesis y la neovascularización se distinguen en que las células de la primera se forman a partir de vasos sanguíneos previamente existentes.

El proyecto Epeter («Terapia celular empleando progenitores endoteliales para isquemia cardiaca inducida experimentalmente») se propuso aislar y caracterizar CPE de MO, SCU y gelatina de Wharton (GW), y también examinar sus propiedades en una nueva configuración experimental de isquemia cardiaca. Esta patología se caracteriza por un bombeo insuficiente de sangre y oxígeno hacia el corazón.

Para comenzar, los investigadores examinaron de qué manera las células madre derivadas de MO, SCU y GW se diferencian in vitro en precursores del linaje endotelial al exponerse a diversos estímulos del entorno. Los resultados mostraron que, en determinadas circunstancias, las células derivadas de SCU podían diferenciarse claramente en células adherentes con características cuasi-epiteliales. En las mismas condiciones, las células derivadas de GW adquirieron características similares a las de las células madre mesenquimales (MSC), con una expresión moderada de marcadores endoteliales y un potencial de diferenciación en múltiples linajes. Por último, las células de MO presentaron patrones moderados de expresión de marcadores endoteliales.

En la segunda etapa de este proyecto financiado por la UE se utilizó un modelo novedoso de trasplante in vitro para determinar la capacidad de las CPE de SCU y las células similares a MSC de GW para integrarse en secciones ventriculares embrionarias murinas vivas e isquémicas y, de este modo, favorecer la neovascularización. Las CPE derivadas de SCU generaron estructuras cuasi-tubulares vasculares en las secciones ventriculares vivas, pero no en las isquémicas. En cambio, las células similares a MSC derivadas de GW mostraron atracción en ambos casos y se integraron firmemente en el interior de la matriz cardiaca.

Los resultados de Epeter aportan una comprensión más profunda de las interacciones ambientales que resultan positivas de cara a emplear la integración de células similares a MSC derivadas de GW y CPE derivadas de SCU y la neovascularización para la renovación de los vasos sanguíneos cardiacos. Estos resultados sirven de base para futuros estudios de biología con células madre orientados a optimizar las terapias de reemplazo celular para la reparación de tejido cardiovascular.

Fuente: Cordis

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