Siete transformaciones sociales provocadas por los dispositivos móviles

Los dispositivos móviles de hoy día son nuestros nuevos ordenadores personales. El teléfono inteligente medio es tan potente como un Mac o un PC de alta gama de hace menos de una década.

Y a medida que miles de millones de personas en todo el mundo confían en estas ultra compactas máquinas para más y más tareas, el dispositivo móvil podría calificarse como la principal herramienta de la humanidad.

Sólo comprendemos una pequeña parte de todo lo que en realidad esto significa para los negocios, la cultura y la sociedad. Nuestros teléfonos son capaces de seguir nuestros movimientos a través del mundo físico. Pueden grabar nuestras interacciones sociales, almacenar nuestras historias personales, etiquetar lo que nos gusta y lo que no, y hacer un seguimiento de nuestro consumo de contenidos en Internet, nuestro uso de aplicaciones y comportamientos de compra. A medida que dejamos que los dispositivos inteligentes se encarguen de un cada vez mayor número de decisiones y funciones de la memoria, nuestras herramientas están ganando una potente ventaja sobre nosotros. Viven en nuestros bolsillos, saben quiénes somos. Aprenden más y más acerca de nosotros cada vez. Y es por eso que los teléfonos inteligentes y las tabletas están en una posición única para predecir lo que las empresas deben hacer para servirnos mejor. Nuestros dispositivos a la vez nos reconfortan y nos dan un poco de miedo.

Con más de cinco mil millones de individuos armados en la actualidad con teléfonos móviles, estamos hablando de niveles sin precedentes de acceso y penetración en las mentes de más de dos tercios de la población mundial. Desde cualquier punto de vista—comercial u orwelliano—resulta algo de gran importancia.

A finales de los 90, las puntocom estaban fascinadas con un gráfico que mostraba el tiempo que le llevó a cada uno de los principales medios de comunicación—diarios, radio y televisión—alcanzar el 50 por ciento de los hogares de los EE.UU.. Cada una de esas tecnologías requirió décadas para cruzar ese umbral, aunque la red lo hizo en sólo unos años. Sin embargo, la penetración de Internet palidece en comparación con los móviles hoy en día, en varios aspectos importantes: el uso de móviles tiene que ver con los individuos—tanto adultos como niños—no sólo con los hogares. Los dispositivos móviles están introduciendo cambios radicales en los países pobres y en desarrollo, no sólo el mundo industrial. En otras palabras, la movilidad ha democratizado la informática y el acceso mundial a la red.

Parte de esta historia va más allá de la expansión de los suscriptores móviles. La transición a los nuevos dispositivos también se lleva a cabo a la velocidad de la luz. Los teléfonos con forma de barrita de chocolate, y los plegables en forma de concha, diseñados principalmente para las comunicaciones de voz (conocidos como “teléfonos de funciones tradicionales”), están dando paso a los teléfonos inteligentes, y el crecimiento en el acceso a redes de la alta velocidad 3G (y ahora 4G) continúa ascendiendo en todo el mundo.

El número mundial de suscriptores de Internet móvil 3G debería acercarse a los mil millones en un año o así. Las mayores tasas de penetración se dan en Japón (98 por ciento), Corea (80 por ciento), los EE.UU. (48 por ciento), y el Reino Unido (38 por ciento). Y allí donde la penetración del 3G ha sido baja, el crecimiento año tras año es extraordinariamente rápido—un 81 por ciento de crecimiento en Rusia, un 148 por ciento en Brasil, y un 941 por ciento en China.

Desde una perspectiva empresarial, nadie puede ignorar las implicaciones de la movilidad. Aunque los cambios podrían ser demasiado numerosos como para realizar un seguimiento, es posible agruparlos en siete transformaciones fundamentales.

Más información en MIT

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