25 años de Mac, por Albert Lozano

Podría escribir un artículo sobre la revolución del Mac, o sobre hasta donde ha llegado o de lo malo que es Microsoft… Pero como soy un vejete y otros más jóvenes y dinámicos harán ese trabajo mejor que yo, en ésta ocasión prefiero tirar por la banda nostálgica y dar una modesta lección de historia desde mi punto de vista personal que, por cierto, fue de primera mano.

Lo primero que se nos ocurre ante una efemérides es la pregunta ¿Qué estaba yo haciendo entonces?. Y ahora, con el veinticinco aniversario de la presentación del Mac, he pensado inmediatamente en lo mismo. Con la diferencia que el nacimiento de ese concepto (iba a decir “ese ordenador” pero prefiero usar concepto) lo viví muy de cerca y muy directamente. Y me será difícil de olvidar ya que el famoso anuncio de la Superbowl coincidió prácticamente con mi 37º cumpleaños.

En 1989 ya comenzábamos a abandonar las galeradas y a componer páginas completas con el Mac en periódico Hoy de Badajoz. Esta foto está sacada de una pantalla de un Macintosh IIcx conectado a un escáner Agfa con el cual se había escaneado una foto mía. O sea, es la foto de la foto… La foto, tal cual se ve aquí apareció en el periódico Hoy ilustrando una entrevista de la serie que me hicieron entre 1987 y 1990 , tal vez como premio (además de mis honorarios, claro) a haber contribuido a modernizar sus instalaciones

En enero de 1984 yo era propietario de una pequeña empresa de programación y trabajábamos casi exclusivamente en desarrollo de software para Apple. Además, por razones de trabajo, realizaba viajes frecuentes a California y tenía algún amigo en un lugar llamado Cupertino. Por ello he de confesar que el Mac no me cogió de sorpresa. De hecho ya hacia más de un año que la única frase que se oía en al respecto entre la peña de mi empresa era “¡pero bueno!, ¿el Mac sale de una puñetera vez o qué?”.

Tampoco nos sorprendió la interface. Hacía casi un año que disponíamos de un Lisa que, visualmente, venia a ser lo mismo. Y desde antes aún también teníamos una Xerox (también desarrollábamos software para esa compañía) modelo Star 9000 que, más o menos…

Así que debido a esas circunstancias personales no puedo compartir la idea de “revolución”, al menos no de revolución súbita en el mundo de los ordenadores personales.

Creo pues que la gran baza del equipo de Jobs fue la de sacar al mercado algo que ya existía pero a un precio y con un tamaño menor. Y eso a pesar de que el precio original, 2500 dólares, 400.000 pesetas de entonces en España, no era ningún regalo pero sí estaba muy bien comparado con los 9.999 dólares (que fueron dos millones de pesetas en España) del Lisa que, además de triplicar el volumen, era la mitad de rápido que el Mac.

Las claves del éxito del Mac fueron las habilidades del equipo liderado por Jobs de meter todo el sistema operativo dentro de una ROM de 64K (Andy Hertzfeld, Bill Atkinson…) y de diseñar una tarjeta enana (obra personal de Burrell Smith) que era la placa madre del invento. Tiene mérito en una época en que no existía la integración de electrónica a gran escala al nivel actual en que se puede meter prácticamente todo un ordenador dentro de un sólo chip. El Lisa, para hacer más o menos lo mismo, si mal no recuerdo llevaba dentro cinco o seis enormes tarjetas de circuito impreso.

Claro que la simplicidad conseguida en beneficio del precio también tuvo sus desventajas al tener sacrificar cosas cómo la memoria protegida, multitarea real… ¿Quien de los usuarios de aquellas máquinas no recuerda las famosas “bombas” con que nos obsequiaban los Macs de vez en cuando obligándonos a reiniciar la máquina?.

Aunque no deja de ser impresionante que se pudiese trabajar y muy bien con un ordenador que tenia 128K de RAM, un diskette de 400 K que contenía el sistema operativo, los programas y los documentos del usuario y ello visualizando en una pantalla monocromática de 9 pulgadas y una resolución de 512 x 342 pixeles

En mi opinión la clave real del secreto estaba en que Jobs, que era un enamorado y estudioso del arte la tipografía, quiso desde el primer momento que lo que se viese en pantalla fuera exactamente lo que se obtendría impreso en forma y en tamaño y respetando, además, todas las reglas tipográficas. Y encima lograrlo con la impresora de la época, la Imagewriter de agujas daba una calidad de impresión casi similar a la de las carísimas máquinas de escribir Xerox o Qume de “margarita” o las tampoco baratas IBM de “bola”.

Recuerdo cómo alucinaban mis clientes cuando les enviaba cartas o presupuestos escritos con letras de espaciado proporcional, diferentes tamaños y efectos (cursiva, etc.).

Entonces la gente se tenía que limitar a los siete u ocho tipos de letra almacenados en la impresora y lo que se venia en pantalla no tenia nada que ver con lo que saldría impreso y encima con texto monoespaciado.

Por cierto, una año más tarde, en 1985 Apple andaba fatal de dinero, la venta del Mac no fue lo esperado… Pero vino el siguiente acierto: la impresora láser.

Eso unido a lo que he dicho sobre la tipografía, situó al Mac como rey indiscutible en el entorno de artes gráficas y diseño y se introdujo en un mercado que nadie se hubiera imaginado (creo que ni Jobs): El de la fotocomposición, donde fue ganando terreno al competir con mucha ventaja con los sistemas de fotocomposición tradicionales. Recuerdo que en 1988 fui requerido por el extinto periódico Ya de Madrid que usaban un sistema de fotocomposición basado en los ordenadores Itek. Cómo el director técnico (Martín, ya fallecido) ya era un forofo de Mac me preguntó si eso se podría integrar con el entorno Itek. Una terminal “tonta” de Itek costaba un millón setecientas mil pesetas… así que me puse a trabajar y creé un programa que emulaba en el Mac a esa terminal. Un Mac costaba entonces unas 400.000 pesetas.

Vista parcial del ordenador Itek (ocupaba toda una sala) donde se componía en 1987 el periódico Ya.

Mi primer trabajo para el Ya fue escribir un programa de emulación de terminal Itek en Mac ya que las terminales de Itek costaban 1.700.000 Pesetas de las de 1987 (más de 10.000 euros) mientras que un Mac costaba casi medio millón de pesetas (2.500 – 3.000 euros según configuración) que por el precio de una terminal poníamos tres macs… Para que digan que el Mac era entonces una máquina cara.

Por cierto opté por Mac y no por PC por dos razones.

Una que el Mac era el único ordenador que usaba RS422 en el port de comunicaciones y disponía, además, de entrada de reloj externo lo que era vital para poder funcionar mediante los protocolos isócronos del Itek. Además, en aquella época los PCs tal como venían de fábrica, no podían representar gráficos de alta resolución en pantalla, solo texto mientras que los Macs siempre han sido ordenadores gráficos. Para la emulación de Itek no se precisaban los gráficos pero si para otras tareas que se realizaban con los Macs cuando no estaba siendo usados como terminales de Itek. De esta forma, los Macs no solo eran más baratos que los terminales de Itek sino que servía para más cosas.

Y la segunda el que el director técnico del grupo fuese un forofo del Mac y la de emular los terminales de Itek fuese parte de una estrategia suya para introducir el Mac en el Grupo de prensa.

Así que el hábil director técnico urdió su diabólico plan: consiguió “Mackinar” el diario Ya de una forma muy curiosa: cada vez que se moría una terminal de Itek, en lugar de reemplazarla por otra, compraba un Mac y le ponía mi programa, él quedaba de fábula con los dueños de la empresa ya que se hacia la misma función por mucho menos dinero y, poco a poco, el periódico Ya y otros periódicos pertenecientes al mismo grupo editorial se fueron llenando de macs, que es lo que Martín quería.

¿Os imagináis una serie de Macs, con la ventana en modo texto, como un MS-DOS cualquiera y conectados a un ordenador central?

El caso que cuando hubieron suficientes Macs repartidos por el grupo el salto a hacer todo un periódico con Mac fue sencillo y nada traumático. Si el director técnico lo hubiese propuesto de entrada, le habrían tumbado el proyecto.

Así llegó le momento de renovar por viejo el sistema redaccional de uno de los periódicos del grupo, el Hoy de Badajoz y así montamos el primer periódico de España hecho totalmente con Mac. Cierto que antes hubo un periódico también hecho con Mac (el Diario de Reus) pero era una publicación local que se elaboraba con un par de macs y una láser; el Hoy fue un gran proyecto (87 Macs y dos filmadoras)

Vista general de una parte de la redacción del periódico El Hoy de Badajoz cuando Alberto realizó la conversión informática a Macintosh.

De hecho, fue el primer periódico de España basado totalmente en Mac.

Para Alberto, como un hijo.

Un dato anecdótico:

Cómo la impresora láser se conectaba al Mac mediante AppleTalk, un sistema de red local propio de Apple, resulta que en el año 1992 Apple era la compañía que había instalado más redes locales en el mundo.

Aunque la mayoría de redes locales consistían en sólo un Mac y una Láser…

Otro dato anecdótico:

La compañía, Apple, tomó su nombre de una sugerencia del vegetariano Jobs. Me contaron, puede que sea leyenda, que estaban Jobs y Woz discutiendo sobre el nombre que le pondrían a la empresa y Jobs, lanzándole a Woz la manzana mordida que estaba comiendo, dijo “¿Y porqué no la llamamos manzana?”. A mí me lo contó un empleado de Apple de aquella época y cómo dicen los italianos, “Si non e vero, en ben trovato”.

Pero el Mac, y esto es cierto, para ser coherente con la compañía, tomó su nombre de una variedad de manzanas llamada macintosh. ¿sabéis cómo se llaman en español las manzanas macintosh? Se llaman “reinetas”. Así que un abrazo a todos los reineteros que estáis leyendo esto.

Alberto Lozano con un Apple portátil. Foto tomada en el diario El Hoy de Badajoz durante la reconversión del periódico a Macintosh.

Par finalizar quiero también hacer un comentario sobre un dato que se repite por Internet y que en mi humilde opinión es erróneo. Si buscáis en Google o en la Wikipedia, por ejemplo veréis que casi siempre aparece Jeff Raskins cómo el padre del Mac. Yo no estoy de acuerdo. Jeff efectivamente fue el el fundador del equipo de desarrollo del Mac pero su idea del Mac era otra. Jeff quería diseñar una máquina que fuese muy barata (menos de mil dólares, mejor menos de quinientos) y muy fácil de usar. Su proyecto inicial era un pequeño ordenador con una pantalla de 256 x 256 pixeles y sin ratón. Si se hubiese finalizado con el desarrollo de Jeff, ahora no tendríamos Mac.

Las cosas, sin embargo siguieron otro camino. Al cabo de un tiempo Jeff se marchó y Jobs con el resto del equipo evolucionaron (o revolucionaron) la idea a un Mac tal como hoy lo conocemos y con ratón. Por supuesto.

Albert Lozano es consultor tecnológico desde 1984. Cuando alguien acude a por sus servicios como consultor, lo mismo le indica cuál es el tipo de ordenador que ha de comprar y donde lo encontrará más barato como dónde localizar una antena parabólica para comunicarse con una agencia de noticias, por ejemplo. Explicado de forma sencilla, actúa como un director técnico, externo, de sus clientes. Su misión es el soporte y asesoramiento tecnológico para las empresas de sus clientes. Lo que actualmente llamamos un “Coach”.