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El escenario
VolvÃa yo (pongamos voz dramática) de hacer unas gestiones en el centro en el autobús (utiliza el transporte público, es bueno para todos) escuchando alegremente una lista compuesta por lo mejor de las bandas sonoras de Ciencia Ficción (los detalles siempre son importantes). Ensimismado en mis pensamientos, escuchaba la magnÃfica adaptación de la banda sonora de Doctor Who que ha hecho Murray Gold para la televisión. Hasta aquÃ, todo perfecto. En el autobús, unas 10 personas, llegando ya a mi parada, casi en las afueras de la ciudad. Faltan 3 paradas y unos 600 metros para llegar a a casa.
El iPod
Como a todo usuario del iPod, nos gusta toquetear nuestro dispositivo. Está hecho para ser tocado, para ser acariciado, para juguetear con el y para subir y bajar el volumen cuando la canción que toca no tiene la fuerza suficiente.
Hasta aquÃ, de momento, ensimismado en mis asuntos, todo perfecto.
La posición
Pongamos nuestro iPod, por ejemplo, en el bolsillo de la camisa. con su cable bien enrolladito. Ahora, sitúa la mano debajo del iPod (debajo del bolsillo) y usa el dedo pulgar (vulgarmente conocido como dedo gordo) para girar sobre la ruleta del iPod, por encima de la tela de la camisa. El iPod es un cacharro muy listo, y reconoce por encima de la tela que le están dando la orden de subir y bajar el volumen.
¿Has hecho la prueba? ¿has visto como ese dedo pulgar ejecuta un movimiento circular en el bolsillo de la camisa?. Pues en estas de subir y bajar el volumen, de repente se oye una voz femenina, una voz grave que a voz en grito dice:
Lo primero que pensé fue:
y levanté la vista buscando a un ciudadano que estuviera tocándose ciertas partes en público de forma ostentosa.
Pero no vi nada raro. Entonces vas en busca de la fuente de la noticia para tratar de encontrar alguna pista y te encuentras a una mujer de unos 65 años, arreglada, con un brazo estirado, señalándome, con esa cara de poseÃda que solo se podÃa ver en la adaptación de La invasión de los ultracuerpos de 1978.
Avanza hasta el minuto 1:50 para ver un sÃmil de la mujer poseÃda en acción
NO sabÃa donde meterme. ¿Que yo me estaba tocando? PERO ESTA MUJER FLIPA???. Pase rápidamente cuenta de mis últimos movimientos … y caÃ, claro.
Rápidamente saque el iPod del bolsillo y se lo enseñé a la mujer. Tal como están las cosas, hoy en dÃa uno no puede tontear con cualquier insinuación sexual porque te puede costar una visita a comisarÃa por menos de nada. Pero claro, una señora mayor, alejada totalmente de la tecnologÃa no entiende que es eso que saco del bolsillo y le estoy enseñando. A ella le da igual, y sigue, con su dedo acusador, brazo en alto, y diciendo cosas que ya no escucho y que solo me parecen un rugido como el de la pelÃcula… porque es que ya no estoy en posición de escuchar.
Nervioso perdido, levanto el iPod en alto con la esperanza de que alguien pueda entender de que va todo el asunto, pero la gente solo me mira con una mezcla de curiosidad y asco. Ya no hay remedio, ya me han etiquetado y cualquier cosa que diga o haga será para ellos una defensa desesperada de algo que es indefendible.
La opción más sencilla era enfrentarme con la señora. Era, por supuesto, la opción mas peligrosa, porque podrÃa haber sufrido una lapidación popular dentro del mismo autobús. Si las cosas se ponen difÃciles, hubiéramos acabado en comisarÃa y aunque allà hubiera logrado hacerme explicar (y posiblemente, haber evitado una denuncia de escandalo público), está claro que no tenÃa ganas de pasar un mal trago y de que a pesar de que yo era la persona mas inocentÃsima del mundo, la cosa siguiese su curso y acabará en palabras mayores.
Asà que en la siguiente parada me bajé. Fueron los 45 segundos más largos de mi vida, y me volvà a casa andando, agobiado, nervioso, recordando a esa especie de bicho con dos patas que se estarÃa revolviendo en su asiento toda orgullosa creyendo que habÃa conseguido ahuyentar a un “asqueroso” porque la juventud de hoy en dÃa es una basura … y todos esos topicazos de siempre ….. y le faltarÃa tiempo para comentarlo con las amigas del café sacando su músculo de heroÃna del cómic
No quiero ni pensar si en vez de llevar el iPod en el bolsillo de la camisa, lo llevara en el bolsillo del pantalón. Posiblemente esa mujer se hubiera levantado y me hubiera pegado con el bolso, ese bolso de señora mayor que siempre lleva un cenicero de bronce dentro.
Moraleja
Ojo donde guardas el iPod. La alta tecnologÃa, la maravillosa experiencia de usuario y facilidad de uso del dispositivo también tiene sus pegas a los (sucios) ojos de quien solo ve lo que le interesa ver. La próxima vez, recuerda, saca el iPod el bolsillo o ponlo en un lugar neutro, no te vayas a encontrar con “la poseÃda de turno”.
Menos mal que el iPod en su infinita sabidurÃa, mientas volvÃa cabizbajo, me regaló esta joya de canción que me animó un poco.
Lo que no me pase a mi …..
Y es que tocarse en el autobús…!
Muy bueno, me ha levantado el buen humor para el resto del dÃa
pues yo que voy tocandome el culo….xDDD
Desde luego Ximac, subrealista total… es que me parece increible que la gente sea tan ignorante.
Saludos
Baban 😉
Cuanto mas aprendo, menos conozco.
Siento el mal trago que has pasado, pero es que vivimos en una sociedad que necesita y busca el confrontamiento. Parece que la gente está esperando a ver a quien puede tocar los huevos. En fin…
Ya sabes, haz como yo y comprate el mando a distancia del ipod! Asà lo tienes a mano y no hay problemas. jajajaj
Roberto Garcia