El anunciado apagón analógico dejará un espectro radioelectrónico desierto, lo que hace posible esta paradójica situación. Esa banda que será desalojada con la implantación de la era digital generará en una puja entre operadoras de telefonía y compañías de televisión. El principal motivo es que el 75 % de ese espacio es especialmente valioso porque su frecuencia facilita la propagación de la señal en edificios y recintos cerrados.
La subasta viene condicionada por los intereses de las compañías de televisión, quienes quieren aprovechar ese espacio para ofrecer emisiones de alta definición y servicios interactivos, y las compañías de telefonía. Estas últimas abogan por la liberación de al menos el 60% del espectro para utilizarlo como canal de sus servicios.
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