Las empresas de telecomunicaciones y las entidades financieras fueron el pasado año las que acumularon un mayor número de infracciones por vulnerar la legislación sobre la protección de datos de carácter personal. Las sanciones impuestas por la Agencia Española de Protección de Datos superaron en 2005 los 21 millones de euros.
El sector de las telecomunicaciones acumuló el 24% de las inspecciones y el 29% de las sanciones, y la infracción más frecuente es la vulneración del principio de “calidad de datos” por incluir de una forma indebida a abonados como “deudores” en los ficheros comunes de morosidad que tienen estas empresas. Un ejemplo claro, es un cliente que se da de baja y continua recibiendo facturas. Además de ese incoveniente, sus datos continuan en el fichero del operador en cuestión,
La Agencia de Protección de Datos también ha detectado numerosas infracciones entre las empresas de telecomunicaciones relacionadas con la contratación de servicios por prácticas de “contratación fraudulenta” al recoger los datos de una forma engañosa, sobre todo para la contratación de servicios de telefonía y de acceso a Internet. Hace unos días se publicó que un juzgado de Barcelona ha procesado a 115 personas que han sido acusadas por la Guardia Civil de falsear contratos de líneas telefónicas de más de 350 usuarios de 29 provincias españolas.
Más información en ADSL Zone
La cuestión es muy sencilla. Cuando la sanción es baja el delito es grave. Pasa con todo lo que es rentable. Si estas prácticas llevaran sanciones de cárcel para los directivos no habría ni un sólo caso. Pero en un país donde delinquir no tiene pena, ancha es Castilla. Puedes matar a una persona porque la pena máxima a cumplir son 30 años. Si fuera la perpetua, veríamos como se reducían los delitos. Así que en delitos económicos, que no suele haber cárcel, se paga la multa (que la paga la empresa) y a seguir delinquiendo.
Efectiviwonder, Alex, así es la vida que nos están haciendo vivir a la gente de a pie.
Además, debido a la coyuntura general existente en lo relativo a datos personales, hemos entrado en una espiral verdaderamente increible; nuestros derechos se vulneran a diario, nuestros datos pasan de mano en mano hasta llegar a quién sabe qué oscuros propósitos les darán.
Vivimos en un Estado en el cual darse de alta en un servicio requiere minutos, y darse de baja de él se torna imposible a veces, y solamente nos cabe echar para atrás de manera interminable las facturas que nos expiden mensualmente. La cosa debería ser al revés, como en el resto de Europa: Un preceso de alta en el cual nuestros datos son utilizados con mimo e intimidad, que dura unos días, pero que es eficaz, y un trato de nuestra baja exquisito, en el que se nos da la oportunidad de expresar nuestra razón de la baja (de la qaue se tomará cumplida cuenta) ó simplemente no hay que darla para hacerla efectiva.
Pero, claro, aquí es al revés, porque somos el culo de Europa: Paraiso de timadores, aquíteoilloyaquítematos, y todo tipo de estipendiadores varios, que aprovechan lagunas en las legislaciones para hacer de ellas su eterno agosto. ¿Que porqué hay esas lagunas en las legislaciones?: Supongo que habría que preguntárselo a nuestros políticos, y expresarles directamente porqué no se lo curran un poco más con esas leyes que a ellos ni fú ni fá, y dejan a un lado todos esos intereses personales y negocietes, que son por lo que realmente quieren estar en el cargo, claro.
Amigo Alex, efectivamente, se lo curran de p… madre: A mayor delito, sanción más baja.
Antes salía mejor realizar un vertido a un río que poner una depuradora, porque la depuradora costaba entre 300 y 500 millosnes, y el vertido, 5. Ahora, aparte de una multa del copón, hay que pagar los costes de la limpieza del rio. Y algunos dirán: Qué bonito, ya era hora. Yo digo: ¿Cuantos millones de peces, cuanta gente muerta, cuantos agricultores damnificados se han tenido que dar para que llegue una ley de “empaque” que se haga valer?.
Supongo que tiene que haber miles de muertos para que una ley valga la pena. De mientras, las medidas a tomar serán las de siempre: Multas a tutiplén para los de a pie, y sanciones tontas para los que de verdad joden el cotarro.