La distribución y posesión de cierto software se convierte en un delito.

La versión online del diario El País, El Corte Inglés, FNAC … y millones de españoles cometemos “presuntamente” un delito infringiendo el Artículo 270.3 del nuevo código penal (cuya reforma entró el pasado 1 de octubre en vigor), y sobre los peligros de la cual ya escribí la semana pasada.

El artículo en cuestión dice:

“Será castigado también con la misma pena quien fabrique, importe, ponga en circulación o tenga cualquier medio específicamente destinado a facilitar la supresión no autorizada o la neutralización de cualquier dispositivo técnico que se haya utilizado para proteger programas de ordenador o cualquiera de las otras obras, interpretaciones o ejecuciones en los términos previstos en el apartado 1 de este artículo.”

El mencionado apartado 1 dice:

“Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa de 12 a 24 meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios.” cometer un delito

El País.es, junto con Softonic, distribuye esta semana la tercera entrega de la “colección de software ElPais.es”, disponible en los quioscos por 6’95 euros, la cual incluye (tal y como me ha hecho saber mi amigo Andor), un software de copia de CD y DVD: Roxio Easy CD creator. Este mismo software está a la venta en El Corte Inglés, FNAC, y centenares de establecimientos por todo el territorio nacional.

En él encontramos Daemon Tools, un componente de software que sirve específicamente para suprimir sin autorización o neutralizar sistemas de protección de juegos de ordenador y otras obras protegidas, tal y como dice en su web: “This program allows running Backup Copies of SafeDisc (C-Dilla), Securom, Laserlock, CDCOPS, StarForce and Protect CD (and many others) protected games.”

En mi artículo de la semana pasada ya hablaba de los peligros potenciales que la reforma del código penal, y en particular este artículo (entre otros) suponían para los usuarios de ordenador y redes en nuestro país. No me podía yo imaginar que el primer día de entrada en vigor de la reforma, un medio de difusión nacional como es ElPais.es, quienes han abogado tantas y tantas veces por el endurecimiento del código penal con respecto a la protección de obras protegidas, infringirían presuntamente la ley de modo tan flagrante. Ni que El Corte Inglés o la FNAC, con sus expertos en software, legión de abogados, y departamentos de compras que analizan cada detalle de cada producto que ponen a la venta, comercializarían presuntamente con tecnología prohibida por el código penal.

Que quede claro que no es mi intención dañar la reputación de ninguna de esas grandes empresas (de las cuales soy cliente habitual), ni la de inculpar a millones de españoles … ni la de inculparme a mí mismo (por supuesto que yo uso esos programas, y seguiré usando esos y otros programas mientras no me separen de mi ordenador, pues para eso debería estar la tecnología: para hacernos descubrir el futuro, hacernos más productivos, más creativos … en definitiva más libres, ¡no menos!). Es simplemente otro ejemplo de cómo los conglomerados tecnológico/mediáticos se encuentran en los dos lados de una batalla encarnizada (ejemplo: Sony Music abogando por sistemas anticopia en sus CDs, las cuales han tenido que retirar, por la presión de los consumidores, mientras Sony nos vende CDs vírgenes y grabadoras para intentar copiar -legalmente, tal y como establece el concepto de Copia Privada de la vigente Ley de Propiedad Intelectual- esos mismos CDs y DVDs protegidos).

Ya que la reforma del código penal introduce la actuación de oficio en estos casos, es de esperar el inminente arresto de los responsables (¿Gerentes? ¿Editores? ¿Responsables de Compras? ¿Presidentes del Consejo de Administración? ¿Sr. Polanco? ¿Sr. Alvarez? … ¿millones de españoles que poseen este tipo de software?). Una locura, ¿a que sí?.

Por si a alguien le cabe la menor duda, a mí me parece una locura. No porque sean ElPais.es, El Corte Inglés, o la FNAC, sino porque la mera posibilidad de que una ley establezca restricciones tan extremas, permita la actuación de oficio, y pene la mera posesión, es a todas luces retrógrada y muy peligrosa. ¡Una ley nos convierte a millones de españoles en delincuentes por hacer algo que otra ley nos permite!.

La radicalización del debate (si alguna vez existió) sobre la comercialización y restricción de la copia, distribución y difusión de obras de naturaleza intelectual (sea música, poemas, programas de ordenador, o lo que sea) ha llegado a límites insospechados de intransigencia, beligerancia y animadversión. Cuando las leyes permiten situaciones tan graves de “potencial” abuso, se está abriendo la puerta a actitudes facistoides, con todo lo que conlleva (censura, estigma, persecución, etc). Lo triste es que esa actitud es destructiva, y por lo tanto todos salimos perjudicados por ella. Absolutamente todos.

Ya no es un problema de que el artículo tercero del código civil establezca que los jueces deban interpretar las normas de forma coherente con la realidad social del momento, dejando en entredicho el supuesto de mi artículo anterior (donde explicaba cómo se podría condenar a dos años de cárcel a todo el que poseyera un teclado de ordenador). Es un problema incluso mayor. Las libertades por las que tanto se ha luchado en este país, se están restringiendo en el ámbito digital. ¿Por qué?. ¿Qué temen nuestros mandatarios y los grupos de presión?.

Todos sabemos del potencial que tiene la tecnología y las telecomunicaciones. Algunos temen a este potencial, y por ello intentan limitarlo. Demostrémosles que es demasiado tarde. Queremos ser libres, y que la información y la cultura también lo sean. Que nuestra voz se escuche más allá de Internet. Que acabe esta locura.

06/10/04 Nota.- Tras la amable petición de los servicios jurídicos de Prisacom, he accedido a modificar el título y ciertas referencias de este artículo, y he introducido la especificación de que es ElPais.es (y no el diario El País, como mencionaba en el artículo original) quien, junto con Softonic, distribuye el mencionado software. Si quieres saber más sobre porqué he decidido acceder a dicha modificación, lee mi siguiente artículo.

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