¡Nene caca!, deja el internete, por Alberto García

Y el nene da un respingo, nos mira compungido y sale inmediatamente de esa página golfa que le había puesto lo ojos como platos. Vuelve a debate el tema de los niños e Internet y algunos nos preguntamos ¿para que necesita un niño de 10 años o menos Internet, un móvil, un reproductor de mp3, un equipo de música, una tele propia, un pc o un mac?, pues para nada. Si hacemos la misma pregunta a un fabricante la respuesta va a ser muy diferente, pero es que ellos tienen otros intereses.

Sólo a partir de los 14 años, difícilmente antes, le va a ser de utilidad un equipo y saber navegar por Internet para buscar información. Información aplicada a los trabajos que le son solicitados en el instituto o colegio, porque otra utilidad de Internet para el muchacho es mas que dudosa. Lo fácil, es que termine jugando con el ordenador, descargando música, chateando y viendo páginas guarrindongas. El niño imberbe jugando, pirateando, ligando y haciendo de voyeur con nuestro ADSL, para matarlo. Una herramienta cara y sofisticada para esos menesteres tan vulgares.

También sería interesante saber, si antes de buscar la información en la red es capaz de encontrarla en los libros de casa, en los de texto o en una biblioteca. Si ya sabe desenvolverse con una enciclopedia de tamaño medio y hacer búsquedas encadenadas. Hay que ir escalando, Internet es el último peldaño no el primero.

Si no sabe como buscar una simple entrada en la enciclopedia, difícilmente lo va a conseguir en Internet, donde también hay que verificar la autenticidad de los datos. Los buscadores ayudan, pero no hacen todo el trabajo. Para rematar la cuestión, un estudio de Nielsen Norman Group afirmaba que los adolescentes son los usuarios menos competentes en la red por: “insuficiente capacidad de lectura, estrategias de búsqueda menos avanzadas y un nivel de paciencia dramáticamente menor”, muy crudo de ser cierto.

Otro estudio, este mas reciente, realizado por Save The Children (espero que ambos estudios sean reales) afirmaba que los pequeños europeos “sienten miedo y desconcierto al navegar por Internet”. Lógico, el miedo y desconcierto surge cuando se desconoce un medio, cuando no hemos sido informados y asesorados correctamente. ¿Alguien ha tenido alguna vez la peregrina idea y el sadismo de dejar a un tierno infante entre los volúmenes de la Enciclopedia Británica, la Espasa, encerrado en una biblioteca o en una hemeroteca?. Seguro que también sentiría miedo y desconcierto, además de oler a papel rancio.

No es problema de los pequeños, sino de los educadores de esos pequeños. Y hasta puede que sean excesivamente pequeños para ese tema, los niños, no los educadores.

Vuelta a empezar, antes de “navegar” hay que establecer unos cimientos. Navegar no es sólo saber de informática, de ordenadores, sistemas, navegadores y mover el ratón con soltura. El “qué”, “como” y “donde” hacer la búsqueda en la red también hay que enseñarlo, así como “contrastar” y “verificar” los hallazgos. La educación cibernética donde aprendemos viendo imágenes, escuchando sonidos, interactuando con otras personas y accediendo con expertos a cualquier rama del saber, es algo todavía muy lejano. Una bonita utopía que esta llenando los colegios de ordenadores, donde se enseñan las herramientas del Office de Microsoft y algo de Internet. Un buen negocio para algunos fabricantes de hardware y software.

Con 14 años ya podemos hablar con nuestro hombrecito o con nuestra mujercita (los dos en potencia) de las ventajas y desventajas de Internet. Ya son mas maduros para buscar información de forma racional, verificarla y contrastarla. Ya podemos informarles de los peligros que se esconden en un chat, de las páginas que destilan basura en forma de panfleto político o religioso, de las mentiras que parecen verdades y de las secciones decididamente pornográficas. Que de grumete pase a oficial, es nuestra responsabilidad. Y aun así, no nos engañemos, mas de dos veces y hasta tres van a estar donde no deberían estar… el morbo de lo prohibido.

De poco sirven los filtros, páginas tuteladas o padre presencial para proteger al menor en la red. Sirve la educación y que tenga una edad mínima para poder hablar, razonar con él y contarle las miserias y grandezas de Internet. Y si no es así pues nada, con los 8 añitos le ponemos la página o el cd-taller de Disney para jugar, para ver peliculitas, hacer dibujitos, hablar con los amiguitos y manejarse por una serie de menús interactivos. De esta manera el niño y la niña se sueltan con el ratón, con los menús, con el ordenador, con el sistema y con lo que haga falta. Pero navegar, navegar, no, porque en Internet siempre hay marejada y los chalecos salvavidas sirven de muy poco a esas edades.