“Ménage à trois” con Mac o PC, por Alberto García

Albertogm.jpgLos triángulos amorosos, con una cacharro informático en uno de los vértices, siempre ha desatado la ira de la mujer. Ira e impotencia por ser un competidor atípico, deshonesto y al final tan descerebrado como cualquier electrodoméstico de línea “blanca” o “marrón”. Una ofensa grave, porque ni siquiera es de carne y hueso. No es un ser humano, tampoco un animal, es una simple cosa, que consume energía, tiempo telefónico, tiempo del compañero y algunas veces se cuelgan para que jures en hebreo.

Curiosamente, en este triángulo, la máquina casi siempre se encuentra mas feliz con el varón que le prodiga toda clase de atenciones y mimos. Le compra memoria, discos externos, escáner, impresoras, programas, le hace chequeos, etc. Incluso llora y se desespera cuando pierde datos o se estropea. Algunos, mas atrevidos y desvergonzados, incluso proclaman en foros su nueva adquisición mientras el resto palidece de envidia o gritan que su equipo antiguo es plenamente satisfactorio.

En esta situación no es de extrañar la voz en off, desde otra habitación, que no para de gritar “¡Siempre estas con el ordenador!”, “luego dices que no estas enganchado” y otras lindezas por el estilo. Te sientes fatal, acaricias el ratón con dulzura y susurras “no te preocupes, esto no va contigo. Tu no tienes la culpa”.

Nuestra defensa siempre es la misma, y no por ello deja de ser consecuente, mientras ella está entretenida con la tele, revistas, periódicos, libros, etc., tu tienes el ordenador. Es otra manera de ocio, diversión o simplemente matar el tiempo. Pero este argumento tiene alguna fisuras, y por ese motivo no suele ser aceptado.

La primera objeción al argumento es que el ordenador, habitualmente, no está en el salón… donde se ve la tele, se lee o simplemente se conversa. No se puede hacer un comentario, o decir, “fíjate en esto”, el otro esta demasiado lejos para oírlo o para verlo y algunas veces demasiado abstraído como para responder algo mas inteligente que un simple sonido gutural. La segunda, es que la mujer gusta del ocio compartido, con lo que puede suponer de conversación e intercambio de ideas. Es una gran conversadora, no confundir con charlatana, y se la llevan los demonios cuando nos ve “charlar” con nuestra máquina a golpe de teclado y ratón.

Ahora si me perdonáis, oigo voces, improperios e incluso palabras malsonantes, en el salón. Lo de siempre vamos, nada grave. ¡VOYYY, YA CORTO!.

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Anónimo
Anónimo
18 years ago

Tiene más razón que un santo…

Anónimo
Anónimo
18 years ago

¡¡ Amén !!

Anónimo
Anónimo
18 years ago

Que me espian o que? Como saben todo eso que me pasa a mi !!!! jejeje

Saludos desde México City (Donde tambien se usa el Mac) 🙂

Anónimo
Anónimo
18 years ago

Sr. Alberto, creo firmemente que en el programa televisivo de Buenafuente te pagarían por esrcribir guiones… juas, juas.

Anónimo
Anónimo
18 years ago

Solución : Lleva el Mac a la sala. Seguro que ella acaba apagando la tele, dejando el libro y …. también se engancha!!!

Anónimo
Anónimo
18 years ago

También sucede el caso contrario: que la enganchada sea ella. Y que tengas que conectarte al iChat para preguntarle cuándo saldrá de su estudio y concederá audiencia a los mortales…

Anónimo
Anónimo
18 years ago

Con lo facil que lo tendrían para que dejásemos la maquinita de las narices……si si, lo del “ocio compartido”….

Anónimo
Anónimo
18 years ago

sip…. ocio divertido y analogico… claro que si la dejas alli sola a lo mejor es “digital”… xd

Anónimo
Anónimo
18 years ago

Yo no tengo problemas, mi PowerMac reina en el salon! XD

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