“Hace diez años, ¿quién sabía lo que haría este código?” por Kevin Maney, USA Today

Hace casi diez años, el estudiante universitario Marc Andreessen publicó el primer navegador Web. Eso le llevó a co-fundar Netscape Communications, que marcaría el estallido de internet.

Después de comer en un restaurante local, Andreessen, que tiene 31 años, sólo necesita un segundo para pensar en qué le sorprendió más de una década de supercambios.

“EBay”, dice, “¿Quién iba a pensar que había tanta basura para vender en los garajes de la gente?”

El navegador Web abrió el camino para una transformación formidable en un instante. Ese programa, por primera vez, hizo sencillo navegar por la red, y para la gente y las empresas publicar imágenes y gráficos. (Hoy la mayor parte de la gente utiliza el navegador de Microsoft, Internet Explorer) La explosión de la red resultante cambió la forma de hacer negocios y la vida cotidiana, e inspiró miles de millones de dólares en inversiones, un buen negocio para los imprudentes.

Después del hundimiento de las punto-com y en la peor depresión de la industria tecnológica en décadas, USA TODAY ha regresado a los inicios del navegador, que hizo comercial Internet y a la gente que hizo que aquello ocurriera. Hace diez años, estaban a punto de ser absorbidos en la vorágine de un tornado, y ellos pueden apreciar su fuerza como nadie, mientras continua redibujando el paisaje. Igual que ha cambiado nuestras vidas, cambió las suyas.

Para Jim Clark, co-fundador de Netscape junto a Andreessen, estos diez años han agotado su capacidad de meterse en aventuras. En una entrevista de las pocas que concede, a través del teléfono, desde su casa de Florida, Clark, de 58 años, dice que ya ha dejado de crear empresas. En los primeros años 90, fue el emprendedor de moda en el sector tecnológico.

“El apetito económico ha desaparecido”, dice. Netscape “cambió mi vida de una forma tan increible, que es difícil hacerse una idea. Hice más de dos mil millones con un par de años de trabajo”.

James Barkdale, de sesenta años, es el último del triunvirato que metió a Netscape en la historia. La semana pasada, justo antes de volar a la Casa Blanca para una reunión de líderes tecnológicos, compartió una anécdota que demuestra cómo la América empresarial no tenía ni idea del caos que se avecinaba.

En 1994, Barksdale tuvo que dimitir en AT&T para aceptar la oferta que le hizo Clark para ser el CEO de Netscape. Barksdale voló a New Jersey para decírselo al entonces presidente de AT&T, Robert Allen.

“Bob Allen me dijo que estaba loco”, recuerda Barksdale. Tres años después, Allen dimitió, y su empresa prácticamente se deshacía. Docenas de ejecutivos importantes de grandes empresas siguieron el camino de Barksdale hacia las compañías de Internet.

Algunos de los sabios programadores que ayudaron a Andreessen a construir el primer navegador, parecen incapaces de aprehender la enormidad de lo que han hecho.

“Mi único reproche es que desearía haber sido consciente de lo que ocurría”, bromea Aleks Totic, de 36 años refiriéndose al ritmo intenso que le mantenía escribiendo código todo el tiempo. Y Jon Mittelhauser, de 32 años, añade “Es como el dia de tu boda -todo sucede a gran velocidad, y después no recuerdas ni la mitad.”

Añadir imágenes al texto

Es fácil olvidarse de cómo era antes de la revolución -antes de que los EBay, Amazon, Yahoo, Priceline, Napster y todos los sitios de internet dedicados a cualquier tema que los humanos puedan imaginar pudieran siquiera concebibles; antes de que la gente utilizara la web para buscar trabajo, buscar parejas, comprar bienes y servicios y viajar; antes de que el correo y la mensajería instantánea conectaran sin coste a cientos de millones de personas; antes de que Netscape le pegara fuego al boom de las punto-com con su oferta inicial al público, en 1995.

En 1993, Internet era prácticamente utilizada en exclusiva por científicos universitarios y los militares. Navegar requería memorizar comandos de texto arcanos. Sólo unos cuantos años antes, en un laboratorio de investigación en Suiza, Tim Berners-Lee creaba los vínculos de hipertexto que formaron la base de la World Wide Web, pero seguía siendo sólo texto, y orientado exclusivamente a la investigación.

Nadie había creado una forma visual de navegar por la red. No había forma de colocar imágenes. Como con los viejos ordenadores MS-DOS, sólo podías ver texto.

Andreessen, Totic, Mittelhauser y un grupo de estudiantes trabajaban a tiempo partido en el conocido laboratorio informático de la universidad, el National Center for Supercomputing Applications (NCSA). Allí, la idea de un navegador visual llegó a la superficie. Andreessen y su colega de la NCSA Eric Bina lo cogieron al vuelo. “El concepto”, dice Andreessen, “estaba ahí, esperando que alguien lo hiciera.”

Ellos dos reunieron el código para el primer navegador gráfico. El 14 de Marzo de 1993, Andreessen lo colocó en el sitio de Internet del NCSA. Lo presentó así: “NCSA Mosaic aporta un interface consistente y basado en la sencillez de uso del hypermedia para acceder a una amplia variedad de fuentes de información.”

Prácticamente al momento, usuarios de Internet de todo el mundo comenzaron a descargar copias, primero unos pocos, después un torrente. Andreessen comenzó a llevar una página de “Novedades” sobre los sitios con gráficos que había en internet. “Había tan pocos”, recuerda Andreessen, “que si un restaurante Indio publicaba su menú, era un gran evento.”

Para Andreessen, la excitación desapareció a medida que Mosaic despegaba. NCSA ejercía un control mayor sobre su desarrollo, y la comunidad de Internet que existía se reunió alrededor de Mosaic. En una conferencia, Berners-Lee le espetó a Andreessen que si se añadían imágenes a la web, sólo conseguirían atraer a una riada de nuevos usuarios que harían cosas como publicar fotos de mujeres desnudas.

“Tenía razón”, dice ahora Andreessen con un suspiro.

Las empresas de Silicon Valley normalmente son creadas por personas que ya se conocían de antes. Parece cosa del destino que los principales protagonistas de Netscape llegaran a reunirse.

En el NCSA en 1993, recuerdan Mittelhauser y Totic, Andreessen se hartó de las batallas alrededor de Mosaic, así que se marchó a Silicon Valley.

“Marc estaba como en una comedia de la televisión”, Totic recuerda. “Consiguió este trabajo patético en el que era, digamos, un interno, y nos mandaba correos diarios. Entonces alguien dijo que iba a reunirse con Jim Clark. Y todos pensamos “¿Quién es Jim Clark?”

En uno de esos pequeños pero trascendentales hechos de la historia, Bill Foss, ayudante de Clark en el fabricante de ordenadores Silicon Graphics (por aquella época uno de los nombres más excitantes del Valle) le había dicho a Clark que debería mandar un correo electrónico a Andressen. Foss había seguido la evolución de Mosaic y sabía que Clark estaba buscando una idea para una nueva empresa.

Pero Clark apenas sabía nada sobre Internet. En SGI, el había trabajado en el campo de moda, la televisión interactiva. Andreessen estaba harto de Mosaic y quería hacer otras cosas.

“Teníamos dos planes de negocio”, dice Andreessen. Uno era una televisión interactiva. El otro era construir una red de juegos para máquinas Nintendo.

Un día, cuenta Clark, él y Andreessen estaban en el salón de la casa de Clark, barajando ideas. Andreessen dijo que quería trabajar con sus colegas de la NCSA, pero que se temía que fueran contratados por otros.

“Justo entonces, en ese momento, dijimos “reproduzcamos Mosaic””, dice Clark. “Saltamos a un avión y volamos a Illinois en medio de una tormenta. Nos encontramos con el resto de los miembros del NCSA en un hotel y los contratamos en 24 horas, de repente, teníamos una empresa.”

Para celebrarlo, “nos fuimos al bar del hotel”, dice Totic. “Recuerdo que había montones de Jägermeister.”

Tiempos rápidos para una empresa rápida

Al principio llamaron a su empresa Mosaic. Se montó en Castro Street, en Mountain View, California, en el Silicon Valey.

“Durante un mes más o menos después de eso, gradualmente fui siendo consciente de cuán grande sería ésto”, dice Clark.

Mosaic estableció la cultura prototípica de Silicon Valley. Los programadores trabajaban toda la noche y tenían reuniones a las cuatro de la madrugada en Denny. Descansaban del día con luchas de Superball, y jugando “Fútbol en silla de oficina” a base de impulsarse por la oficina sobre sus sillas. En las reuniones, Andreessen solía picar metiendo su mano en una caja de cereales Honeycomb.

Fue el momento de sus vidas, y no era una época como la calma actual. La nación estaba saliendo de una recesión, los capitalistas de riesgo estaban cohibidos después de sufrir desastres como los provocados por las nuevas empresas de “lápices electrónicos”, que intentaron hacer aparatos como las Palm antes de que fuera tecnológicamente viable, y algunas empresas interesantes estaban apareciendo en el radar, como Cisco Systems, que en el año 2000 se convirtió -brevemente- en la empresa más valiosa de la tierra.

“El talento que se reunió en Netscape era verdaderamente milagroso”, dice Mittelhauser. “Había un vacío, y todo el mundo estaba esperando la gran novedad, y eso atraía a la gente.”

Mientras los programadores escribían el código, Clark peleaba con NCSA, que poseía los derechos del navegador creado en el campus. NCSA quería un pago de royalties por cada copia del navegador que se descargara. Clark argumentaba que la nueva versión de Mosaic creada en Mountain View era código completamente nuevo, y que el NCSA no tenía nada que reclamar. Eventualmente, Clark pagó un acuerdo -nunca desvelado, pero estimado en unos 2 millones de dólares- al NCSA, y la empresa cambió su nombre por el de Netscape.

En un requiebro cósmico, NCSA siguió licenciando su versión de Mosaic. Microsoft compró una licencia para utilizar el código del NCSA para construir su Microsoft Explorer -el navegador que destronó y hundió a Netscape en los últimos noventa.

En 1994, Barksdale estaba mirando la revista Fortune en su casa. El dirigía McCaw Cellular, que estaba apunto de ser comprada por AT&T, y Fortune había nombrado Netscape como una de sus “empresas de moda”. Barksdale recuerda haber pensado que Netscape iba a resolver algunos problemas importantes cuando se tratara de acceder a Internet.

“Le comenté a mi mujer que esa compañía era una idea magnífica”, dice Barksdale, “ha sido la única vez que le he hecho tal comentario a mi mujer al leer un artículo.”

Pocas semanas después, un cazatalentos -David Beirne- llamó a Barksdale y le dijo que Netscape necesitaba un CEO. “¡Al principio pensé que me lo mandaba mi mujer!”, dijo Barksdale. En los meses siguientes, Barksdale se convenció de aceptar la oferta, que fue en el momento en que Allen de AT&T le dijo que estaba loco.

El 9 de Agosto de 1995, Netscape se hizo público -una de las ofertas pública de acciones más importantes de la historia. Antes de que el día acabara, Netscape había subido de su precio de salida de 28$ a 58,25$, marcando la pauta para los cientos de OPAs explosivas de la emergente burbuja de Internet.

El boom hace pum

Aparentemente, ayudar a crear la fiebre de Internet no inmunizó a Andreessen, Clark o Barksdale.

Netscape tuvo su propia explosión y eclosión, convirtiéndose en un fenómeno internacional antes de ser desterrada por Microsoft, que incluyó Internet Explorer en su sistema operativo Windows gratuitamente. “Si miro los diez años pasados, lo que más me sorprende es que Microsoft ha conseguido salir impune”, dice Clark, claramente amargado porque las acciones antimonopolio del Departamento de Justicia contra Microsoft han acabado prácticamente sin castigo.

En 1999, America Online, por aquel entonces una superestrella inalcanzable, compró Netscape por 10.000 millones de dólares. El nombre y la identidad de Netscape se difuminaron.

¿Y después? Para aprovecharse de la locura de internet, Andreessen se apresuró a montar una empresa de servicios web llamada Loudcloud, a las pocas semanas de abandonar AOL en 1999. “La presión entonces por conseguir una idea innovadora era absolutamente enfermiza”, dice. Loudcloud salió al público en Marzo de 2001, mientras la burbuja se deshinchaba y no atrajo la atención de nadie. Loudcloud se ha convertido en una empresa de 40 millones de dólares, Opsware, que dirige Andreessen.

De vuelta al restaurante Sunnyvale, Andreessen lanza una teoría de la burbuja, de la cual él se benefició. Hace diez años, Andreessen cobraba 6,85 dólares por hora en el NCSA, se le veía la barriga a través de la ropa vieja, y llenaba su coche con los envoltorios de la comida rápida. Ahora es esbelto, y vestido con estilo. Aparcado fuera está su impecable e impoluto Mercedes cupé.

“En la burbuja, gente inteligente perdió la confianza en su buen juicio”, dice Andreessen. “Podías poner tu dinero en empresas en las que no consiguieras hacerte una idea de qué sentido tenían. Te veías a ti mismo como el único que no estaba sacando tajada. Después, al amanecer un nuevo dia, te planteabas: ¿en qué estaba yo pensando?”

Clark creó diversas empresas, como WebMD, MyCFO.com y Shutterfly. Ninguna ha tenido gran éxito. Barksdale creó una empresa de capital riesgo, Barksdale Group, y puso dinero en varios asuntos, el más conocido, el de venta de comestibles por Internet Webvan.

“Caí presa de algunos de ellos”, dice Barksdale.

Aún así, parece un papá orgulloso cuando dice, refiriéndose a la burbuja “fue el mayor cultivo de creación de ideas en el tiempo más corto de toda la historia.”

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