[10 días de verano] Cuatro meses

Se cumple hoy el décimo día de los estipulados para reflexiones offtopic (suponiendo que la vida pueda estar alguna vez fuera de sitio). A lo largo de este par de semanas he procurado reflexionar sobre temas diferentes, que pudieran enlazar con perspectivas y circunstancias variadas, de manera que no sonara repetitivo. Son esbozos que voy apuntando a lo largo del año, cuando una idea se me presenta lo suficientemente clara como para destacarse. “Tengo que hablar de esto”. Por supuesto, muchos otros temas no han cabido, otros no han cristalizado, etc.

Pero al final, todo gira alrededor de una única idea: convertirnos en ejes de mejora, en motores de cambio, en referencia de apoyo, para hacer de nuestro entorno un lugar más agradable, más habitable y más feliz. Todo lo demás es secundario, accesorio. Necesario, también, pero no imprescindible.

Si los hados nos son propicios, dentro de cuatro meses volveremos la vista hacia atrás y hacia adelante, valorando cómo nos ha ido en el año, y qué esperamos del próximo.

Una de las preguntas que solía hacer a los alumnos cuando daba cursos era: ¿Dónde vas a estar dentro de cinco años? ¿Y dentro de diez?

Siempre me sorprendía la cantidad de ellos que nunca se habían planteado esa cuestión tan elemental. Mucha gente se limita a transitar por la vida, viviendo el hoy sin pensar que el “mañana” es algo que llega inevitablemente cuando suficientes “hoys” han pasado.

Si no sabes dónde quieres ir, ¿cómo esperas encontrar el camino?

A los que sí se habían imaginado metas, objetivos, les solía contrapreguntar: ¿crees que el camino que estás recorriendo te conduce hacia tu objetivo? Realmente a veces me sentía mal, porque sabía que les obligaba a reconocerse ante sí mismos que ambas situaciones (el punto actual y la meta) no se podían conectar.

Es decir, alguien que quiere ser creativo, no gana nada trabajando de camarero o mecánico. Igual que alguien que quiere ser médico, no se acerca más a su meta por cuidar niños, o ir a clases de baile. Por supuesto, sé que hay gente que tiene que trabajar para vivir. Pero a veces hay que poner a la gente delante de la realidad, para que no vivan en una frustración constante, culpando a lo que primero se les ocurre por su mala suerte.

La última pregunta que les hacía, en esa clase de toma de conciencia sobre los mimbres con que contaban para tejer el cesto que deseaban, era ¿Qué pasos estás tomando para “cambiar de carril”, para tomar el camino que deseas?. Casi todos respondían con tono casi ofendido “¡Hacer este curso!”. Yo sabía que con sólo ese curso poco bagaje llevaban para triunfar, pero eso ya era otro tema.

Aquellas preguntas siguen siendo tan válidas entonces como hoy, y básicamente son las que tenemos que hacernos cada año, para saber si estamos en el camino correcto.

¿Dónde quiero estar dentro de cinco años? ¿Y dentro de diez?

¿Creo que el camino que estoy recorriendo me lleva a mi visión?

¿Qué estoy haciendo para asegurarme de que marcho por el camino adecuado?

Por tradición, porque se acaba el calendario, etc. el fin de año es ese momento en que hacemos nuevos propósitos para el siguiente periodo, corregir lo que falla y reforzar lo que nos gusta.

Por supuesto (y lo recomiendo encarecidamente) es mucho mejor hacerlo en el momento en que nos sintamos desorientados, frustrados, decepcionados o deprimidos. Transitar por el año sin saber si estamos en un callejón sin salida o en una vía de servicio, o una comarcal, sólo para descubrir que el año ha acabado y nosotros nos sentimos anclados, inmovilizados, devaluados, es una manera muy triste de llegar.

Hay muchos indicadores en nuestra ruta que nos dicen que tenemos que hacer cambios, y nunca es demasiado pronto para tomar las riendas y empezar a cambiar lo que no nos gusta o no nos hace felices. Eso va desde cambiar de pareja (es duro, pero a veces caminos que parecían el mismo era simplemente un efecto óptico de la perspectiva, y a menudo a medida que avanzamos los caminos se separan cada vez más), el peinado, la ropa, el trabajo, la casa en la que vivimos… Nos encontramos con cosas que podemos cambiar de un minuto para otro (¡basta con que tomemos la decisión!) y otras pueden llevarnos años, o incluso toda la vida en el empeño.

Con esta idea me despido:

Puedes esperar cuatro meses, y hacerlo como todo el mundo, entre copas y risas. O puedes empezar ahora mismo, cogiendo lápiz y papel y apuntando todo aquello que quieres cambiar de tu vida.

Sólo tenemos un objetivo en esta vida: ser felices. Todo lo que no contribuya a nuestra felicidad, es un estorbo para conseguirla.

Así que: ¡Fuera estorbos y a ser felices!

Hasta siempre

Alf