Según un reciente informe, Apple insistente especialmente en la comprobación de los antecedentes de todos los trabajadores de la construcción que forman parte de la gran obra que supone el Campus de la compañía. De hecho, el pasado enero solicitó que varios trabajadores ex convictos dejaran de trabajar en el Campus.
Hay dos lados en esta historia. Por parte está el lado de Apple, que busca que no se pueda introducir ninguna variable no deseada en la seguridad del edificio donde serán trasladados los talleres y oficinas en las que se trabajarán en los futuros productos de Apple. Durante la construcción del edificio es el momento más vulnerable para introducir cambios o «mejoras» en el edificio que permitieran fugas de información o robos de productos.
Por otra parte, se han enviado cartas a Tim Cook y al Fiscal General Kamala Harris pero no ha habido respuestas al respecto. Para una empresa como Apple que hace gala de igualdad laboral y de oportunidades, esta política al respecto de la construcción del Campus no deja en buen lugar a Apple.
Yo lo de los imputados lo veo comprensible. Lo de los ex-convictos está mal. Yo lo que haría es: contratas a un exconvicto y lo anuncias públicamente para que se vea lo a favor que está Apple de la integración. Le presenta Tim Cook en un acto y dice lo de «He’s paid what he’s owed; he’s square with the house again», citando a La Milla Verde. Aplausos, clamor, flower power.
Después lo envías por ahí a dejarse olvidado en un Starbucks el nuevo modelo iPhone 6C y voilà, lo echas limpiamente («nosotros confiamos, pero no pudo ser») y problema finiquitado.
Apple no quiere exconvictos o imputados en la construcción de su Super Campus, vaya, vaya …¿y en sus consejo de administración? …y entre sus inversores?
¿Qué pasa, que el dinero de los mangutas, sí vale?
Suena chusco que «el de la ferralla» o «el chispas» vayan a tener acceso a datos relevantes del cojo-producto del futuro de Apple.
Si yo fuera malote, no contrataría a un exconvicto, buscaría un expediente impoluto que no despertara sospechas para que hiciera el mal.
La discriminación positiva y el rollo gay sí, que es progre y queda muy guay. Los presidiarios no, que son chusma y no pertenecen a nuestra clase.
Lo de «solicitar» a los exconvictos que dejaran el trabajo habrá sido de una elegancia ejemplar, me imagino. Con la más estudiada de las maneras, que para eso están las «técnicas» de recursos humanos (ironía).