Revisión del iMac 21,5″ (2013) y un vistazo al pasado

Hoy se cumple el aniversario de la presentación del primer Macintosh, y hemos pensado que no había una forma mejor de celebrarlo que dando un repaso, aunque sea ligero, a la última encarnación de una saga que comenzó hace ahora 30 años.

No se puede comenzar una revisón así sin mencionar todo lo que quedó atrás, unas veces de manera voluntaria, otras de manera obligada, otras no se sabe muy bien por qué. Desde los monitores de tubo, pasando por los puertos propietarios, la alianza PowerPC, hasta incluso el Mac OS (que devino en llamarse “Classic” antes de morir).

Treinta años son muchos, para un ordenador que después de un arranque fulminante fue decepcionando en ventas y en características año tras año hasta casi llevarse por delante a la compañia, empeñada en “ordeñar la vaca” hasta dejarla seca. El declive no sólo fue progresivo sino acentuado, año tras año, versión tras versión, en una empresa anquilosada, empeñada en vender la misma burra una y otra vez cambiándole solo los adornos. 

Como reconocería Jobs, cuando él volvió a la empresa, tenían tres meses de margen antes de declarar suspensión de pagos (lo cual probablemente hubiera desembocado en la liquidación de la empresa).

 

Lo cual me lleva a reconocer qué es lo que ha hecho que Apple haya vivido lo suficiente como para tener una segunda oportunidad en forma de iMac, de iPhone, de iPad… y que ahora mismo (bueno, desde hace muchos años) sea el terror de las diferentes industrias, porque nadie saben dónde piensan poner su próximo pie: relojes, televisión, medicina, coches…

Los verdaderos héroes de la historia de Apple, y por ende de la historia del Mac somos nosotros, los usuarios. Los que nos quedamos con la marca porque nos servía y nos gustaba. Porque aunque costara un dineral, veíamos cómo nuestros compañeros con PCs tenían que volver una y otra vez a boxes, para limpiar el disco duro, para cambiar la placa, para reinstalar… ¡tantas y tantas cosas que nosotros veíamos pasar de lejos! Incluso veíamos como volvían a comprar un ordenador nuevo, más moderno, más rápido, mejor… para repetir los viejos problemas. 

Decía antes que Apple intentó durante años vender la misma burra simplemente cambiándole los adornos, pero si hay alguien que compró la misma burra una y otra vez, inasequibles al desaliento, eran los usuarios de PCs, atraidos por la planta carnívora del precio, que les devoraba año tras año, con promesas que nunca acababan de cumplirse.

Somos los usuarios, volviendo a este breve homenaje, los que mantuvimos Apple viva, su espíritu, su meta, su promesa, haciéndola nuestra. Con eso dimos a los ingenieros y programadores el oxígeno que necesitaron hasta que regresó Steve Jobs para poner orden en ese gallinero sin gallo que se había convertido la empresa de Cupertino.

Por supuesto, nadie en Apple reconocerá oficialmente que siguen aquí gracias a nosotros, pero es que en eso sí que ha cambiado la empresa. Ya no es una empresa que celebre el pasado, puede que ni el presente. Apple es una empresa con la mirada fija en lo siguiente, en el mañana (que para nosotros será el “hoy”, o sea, cuando lo presenten). Es difícil mirar atrás cuando no sabes qué carretera estás transitando…

Que el Mac cumpla treinta años quiere decir que nosotros hemos cumplido también muchos, y que -con altos y bajos, con alegrías y decepciones- el Mac sigue aportándonos cosas que otros sistemas operativos, otras máquinas, no consiguen.

¿Quiero decir con esto que los Macs son los mejores, los únicos, los insuperable? No. Lo que quiero decir es que, según nuestra escala de prioridades, lo que el Mac pone encima de nuestra mesa nos parece mejor, más equilibrado, o más sencillo (el adjetivo cambia según las prioridades de cada uno) que otros sistemas. Para aquel que sopese únicamente el precio nominal, el iMac será un atraco. Para el que quiera expansión o personalización, el iMac le parecerá una cárcel, y así sucesivamente.

Hoy se puede leer una entrevista con directivos de Apple en la Macworld americana en la que sostienen que el iMac de hoy sigue siendo fiel al primer Macintosh (no olvidemos que el primer Macintosh también era un “todo-en-uno”. Efectivamente, todo el que vea el iMac de hoy podrá encontrar muchos de los elementos que caracterizaron su presentación en sociedad: una máquina sencilla de manejar, transportable y que puede ponerse a trabajar en cuanto lo sacas de la caja.

Examinemos el último modelo de iMac (un iMac con procesador Intel Core i5 a 2,7 GHz con 8 GB de RAM) para comparar si esto sigue siendo así:

Sacar un producto Apple de su caja sigue siendo toda una experiencia. Aunque la caja trapezoidal actual no es la más intuitiva, la forma en que todo se despliga delante de tus ojos es una maravilla. Sientes que es un producto que “puedes” dominar. No intimida.

Lo primero es la caja con teclado, el ratón, las tres instrucciones que hacen falta para arrancar el ordenador, las pegatinas… y la declaración de intenciones: Diseñado por Apple en California (fabricado donde sea, pero la idea es suya).

No hay paso tres

Cuando has sacado todo de la caja, uno sigue sorprendiéndose de lo rápido que acabas. La máquina, la caja y el cable. Sacarlo, enchufarlo y encenderlo. Así lleva siendo desde hace treinta años.

Si hay alguna foto que capture la esencia del Mac, está aquí arriba. En cinco minutos ordenador colocado y listo para configurarse.

Cuando lo arrancas, el sistema de va diciendo paso a paso cómo configurar los primeros periféricos: teclado y ratón.

Sin duda la elección de pilas puede ser discutible, en una empresa que presume de ser tan “verde” como una manzana reineta, pero la autodetección de los periféricos una vez encendidos es casi mágica.

El hardware del iMac

La fabricación del iMac es tan perfecta que casi parece increíble. La delgadez del filo, la enorme superficie de cristal, los ajustes milimétricos. Todo redunda en una portabilidad suprema. Ahora puedes coger el iMac (pesa 5,68 kg.) y llevarlo de un lado a otro casi sin esfuerzo, y con su sencillez de conexión, en nada de tiempo estás otra vez funcionando (si a eso sumamos que ya el Mac recuerda ventanas y aplicaciones abiertas al apagar, es el remate de la productividad).

Claro, también tienes que quitarte la costumbre (si la tienes) de tocar con el dedo la pantalla -o de no girar la cabeza al estornudar- porque cada dedo que se pone en una pantalla de iMac es un gatito muerto una huella que se queda hasta que se pase el paño.

También tienes que vigilar la distancia a la que pones el teclado (aunque como ahora son inalámbricos ya es menos problema) porque con pantallas tan grandes y con tanta luminosidad, es posible que acabes deslumbrado o con la retina abrasada, si no tienes cuidado. Te recomendaría que compraras un arsenal de pilas recargables (con su correspondiente cargador) porque la suma de teclado más ratón acaban suponiendo un presupuesto curioso al cabo del año en baterías. Por no hablar del medioambiente.

El monitor es espectacular. Como usuario de anteriores generaciones de iMac he tenido que sufrir (de hecho, tengo) pantallas de iMac que, en cuanto no estás de frente a ella, la imagen se altera, distorsiona y se convierte en ilegible, insoportable. En cambio, en las modernas pantallas del iMac, prácticamente te puedes poner perpendicular a la pantalla (ver imagen) y seguirás pudiendo saber qué está ocurriendo. ¡Qué descanso!

Cuando el diseño se interpone en el camino del usuario

Si hay una queja que he tenido desde siempre con el Macintosh, pero especialmente desde el iMac Bondie Blue… y hasta hoy, es que Apple no ha escuchado las necesidades del usuario cuando se trata de los puertos de conexión de entrada y salida. Por supuesto no hablo de Ethernet o de la salida de audio. Hablo específicamente de los puertos USB.

Los iMac siempre han tenido pocos puertos USB, teniendo en cuenta que aún hoy prácticamente todos los periféricos se conectan utilizando ese interfaz. Cámaras, impresoras, discos duros… el iMac siempre parece ir uno o dos puertos corto para lo que las necesidades del “hub digital” (otro de los términos acuñados por Apple) exige.

Además está el empecinamiento de que la estética prime sobre la funcionalidad, y si en algún ejemplo de los productos de Apple es detectable ese “diseñismo” (que el criterio del diseñador se imponga al de usabilidad) es en la obstinación de Apple en poner los puertos de conexión en la parte de atrás del ordenador.

Muy bonito, de acuerdo. Pero una pesadilla para conectar y desconectar. Y si al menos el iMac tuviera tantos puertos que sólo hubiera que conectar una vez y lo pudieras dejar para siempre, tendría un pase. Pero como siempre va corto, hay que andar con demasiada frecuencia asomándose a la parte trasera para desconectar y conectar un cable.

El software del iMac

Originalmente el iMac era el “ordenador para el resto de nosotros” (o sea, para la gente corriente). Sin embargo, la potencia creciente, la mejora en las pantallas y la bajada progresiva de precios ha hecho que el iMac vaya saliendo del ámbito doméstico para ir acaparando más y más áreas profesionales. Hoy puedes ver iMacs en tiendas, hospitales, estudios de arquitectura, abogados, médicos, y en prácticamente cualquier profesión que puedas imaginar.

Habrá quien siga etiquetando al usuario de iMac de “pijo con dinero” pero es inútil intentar argumentar contra la ignorancia. Son muchos los empresarios y profesionales que son insultados con ese epíteto, y cuya única culpa es no haber seguido la corriente, tener ideas propias y capacidad de decisión -incluso sabiendo que les costará pagarlo con esfuerzo- y que convierten a todo aquel que piense que comprar un Mac es una cuestión de tener mucho dinero y poco juicio en un personaje con el que no merece la pena discutir.

Desgraciadamente el tiempo de cesión no da para probarlo a fondo en todos los escenarios y aplicaciones, pero las pruebas que he hecho, con Photoshop, Garageband, etc, aparte de todas las aplicaciones de la vida moderna (navegador web, correo electrónico, redes sociales, videoconferencia, etc.) han demostrado que es una solución elegante, potente y eficaz que se ejecuta su función sin que le tiemble el pulso, por muy exigente que sea la aplicación o las operaciones realizadas.

Así mismo, quiero anotar aquí la espectacular gestión de la memoria de Mavericks, que hace que el mismo ordenador, con las mismas características pueda hacer mucho más.

Conclusión

Treinta años es ya toda una vida. En la del Macintosh lo vimos nacer pequeñito (cabía en una bolsa) y luego crecer hasta hacerse algo gordo (¡ah!, los Performa), cabezón (el iMac) hasta llegar al iMac de hoy, estilizado, elegante, sobrio, bien educado.

A medida que ha ido creciendo sus capacidades se han ido ampliando, y hoy es el día en que, salvo en las actividades más específicas de cine, vídeo, fotografía, tal vez arquitectura… el iMac puede estar en todas partes, realizando un trabajo soberbio.

Dicen los directivos de Apple que el futuro del iMac (del Macintosh) se pierde en el horizonte, porque creen que va a seguir siendo la respuesta a problemas reales durante toda la vida (en la misma entrevista que citamos al principio), y, por si sirve de algo, la actual encarnación del iMac demuestra que sigue teniendo no sólo mucha vida sino mucho potencial.

Feliz cumpleaños, Mac. ¡Larga vida al Macintosh!

Alf

Propietario de www.faq-mac.com.

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jocoloso
10 years ago

¿Ese iMac G3 es una radio? ¿un reloj? y sobre todo y más importante… ¿dónde se compra?
¡Sortead uno, por favor! 😀

Phy
Phy
10 years ago

Yo he dado el salto desde PC este pasado martes y ando estrenando uno como el del artículo. Ni que decir tiene que estoy encantado.

jocoloso
10 years ago

Saludos Phy!

Mandibul
Mandibul
10 years ago

Abriendo un poco el abanico: iMac, Mac mini, MacBooks, Mac Pro,…
¿Hay alguna empresa que pueda ofrecer una gama tan sólida y consolidada como ésta?
A veces nos quejamos de que Apple ya no hace esto o ha abandonado aquello.
Per a derecha y a izquierda tienen una oferta de calidad que cumple con las necesidades a cubrir.

Queda la duda de qué comprar: ¿un iMac que regente la casa? ¿Ponemos también un mini para la multimedia y “contenidos”? ¿Vamos a por un MacBook que nos hace el apaño en todas las ubicaciones? ¿iMac y MacBook?… ¡Quén pudiera!

P.D. Off topic: (pero como hablamos de historia…) hace unos días vi la peli de Jobs y es una basura. Como peli mala, como biopic absolutamente descafeinada. No merece la pena el tiempo que pierdes en verla.

Enrique Romagosa
Enrique Romagosa
10 years ago

Cuando vaya bien de pasta, juro por dios que me pillo uno.

Alberto Lozano
Alberto Lozano
10 years ago

” iMac con procesador Intel Core i5 a [b]27 GHz[/b] con 8 GB de RAM”.
Oye Alf, ¿Es un prototipo? ¿Donde los venden? Debe de correr una barbaridad… 😆 😆 😆

Firichi
Firichi
10 years ago

Me encantó el artículo, hacía tiempo que no escuchaba lo de “no hay paso tres” 🙂

De acuerdo con lo de los usuarios

Saludos

jocoloso
10 years ago

Aprovechando el vistazo al pasado, dejo aquí el link de la segunda presentación del Macintosh, esta vez para la Boston Computer Society, poco menos de una semana después de la primera presentación, el 30 de enero de 1984:

http://techland.time.com/2014/01/25/steve-jobs-mac/

30 años, nada más y nada menos, y las reacciones del público ante lo presentado siguen siendo las mismas. Lo que hoy nos parece natural era “amazing” y lo que era una minipantalla monocromo de 512×342 pixeles, se definía como “super crisp high definition display”.

Enjoy!

jocoloso
10 years ago

Demos a partir del minuto 41

amaya
10 years ago

Me hizo gracia el artículo describiendo lo mismo que yo pensé cuando abrí el mío (mismito) en la oficina…. jajajaja

Pedro Antonio Godino
10 years ago

¡Qué ganas de pillarme uno! Mi Macbook Pro de 2009 sigue funcionando perfectamente.

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