Winter is coming

Y de repente, en el horizonte, se comienza a percibir una línea negra que se acerca. No son tropas de los Lannister, ni los hombres de Invernalia. Es una larga columna de seres cubiertos con pelegrinas, portando largas varas, que vienen a anunciarnos que se acerca el invierno. Que tenía que llegar, porque es inevitable, porque el mundo es cíclico y todo lo que sube, tiene que caer. Que no hay espada ni lanza que pueda detener sus predicciones, porque ellos son los agoreros, que se han levantado para recordarnos que es el momento de que se cumpla «lo dicho».

Al agorero de hecho le importa poco lo que predica. Su único interés es que le escuchen. Por eso, baila de tema en tema porque sabe lo difícil que es augurar malos tiempos cuando todo va bien y es tratado como el miserable que es, pero cuando se bosqueja una grieta, un problema, es el momento de meter la punta de su cayado para hacerla más grande. Y hacer palanca, si hace falta.

Da igual cual es el problema, porque los hechos no son importantes: lo importante es la cantidad de gente que pueden reunir a su alrededor para que los escuchen. Pero es su forma de vida, diseñada para matar el hambre de su estómago y el de su alma: nunca hay pan si no hay audiencia y el hambre del alma nunca se reconforta si no pueden escribir el miedo en los ojos de los demás, asegurando que él está lejos de la inmortalidad, pero que está allí para advertir a los ineptos, a los tontos, a los displicentes.

Esa es la frase: «Yo lo advertí», mientras suena la obertura de Lawrence de Arabia que uno de acólitos pone discretamente en segundo plano. «Esto tenía que ocurrir» porque el agorero siempre ha tenido la razón y solo era cuestión de tiempo que el tiempo se la diera, incluso cuando Cronos en su bendita paciencia haya parado las agujas de todos los relojes.

Con el agorero no podrás razonar, porque su concepto de la vida no pasa por el debate de ideas o de hechos: sus predicciones suelen ser monolíticas, perfectas, adornadas de múltiples ejemplos sencillos y de adornadas florituras lingüísticas que buscan agitar las hojas del árbol para que nadie se fije en lo débil del tronco. Se cimbreará, pero no se partirá, porque sus aseveraciones son absolutas, aunque las defiende con el racionalismo propio de aquel que juega con el resultado final y adaptada el razonamiento al mismo… pero no mira ni un centímetro más adelante. Así, la validación de su pensamiento es aterradora en toda su incongruencia, porque los hechos que la sustentan son aquellos que ha escogido para que lo hagan. Son aquellos que en un cielo despejado, señalan a la única nube y vaticinan el fin de las cosechas.

Los mejores agoreros siempre utilizan las matemáticas. Todo ha de empezar por un número de razones porque en su ignorancia sobre lo que vaticinan, hay que limitar la cantidad de perjurios. De esta forma pueden acotar sus argumentos, desplazando a cualquier otra idea que pueda contradecirlos y ofrecer soluciones que parecen escritas por el sentido común. Son los que te dicen que cuando alguien lo hace mal, solo hay que quitarse la china del zapato. Pero no explican que significa «la china» y «el zapato». Y no les pidas explicaciones porque entonces eres un necio que no entiende ni sus palabras ni el concepto. De hecho ellos te lo dicen: no son poseedores de la verdad, solo de la advertencia. Vorlons.

Pero ¿sabéis que pasa con los agoreros? que cuando bajan del cajón de fruta pasan la gorra. Y toda esa parafernalia de altisonantes advertencias no parecen más que lo que son: una puta atracción de feria para llenar el estómago de alguien que no sabe ganarse la vida de otra forma que vendiendo miedo.

Ahora ya puedes seguir paseando por el mercado. Que los agoreros están hablando de Apple.

8 Comments

  1. Yules

    Vaya, espero que nadie pensara eso sobre mí cuando escribía, allá en 2003 que la boyante economía de este país era una fachada de cartón piedra, pan para hoy y hambre para mañana, y que habría que hacer algo con los especuladores, con los ejecutivos que saqueaban sus propias empresas aun a riesgo de hundirlas, o con el fruto de esos saqueos del mercado: los billetes de 500 €, que por entonces sólo eran un 37% del dinero que circulaba en billetes, y no el 70% que llegaron a ser, y que acababan debajo de las baldosas, reales o virtuales, para opacarse al fisco, sin demandar bienes o servicios. 😉

  2. --408395--

    La gente es libre de opinar, de la misma manera que hay gente que opina de Samsung, de Microsoft, de Nokia. Siempre se ha sido agorero con determinadas compañías cuando estas han estado en la cresta de la ola. Cada cual que saque sus propias conclusiones…Tampoco pasa nada…

    Microsoft sirve de ejemplo: Ballmer es un CEO muy «malo» pero durante su «reinado» Microsoft ha sido capaz de levantarse del golpe recibido y sacar Skydrive, Office 365, Dynamics, Windows 7, Windows 8, Windows Phone e incluso un Tablet 😀 y ahí están…

    Cuantos agoreros han pronosticado el fin de Microsoft e incluso se puede decir que con un CEO tan …. y tan payaso como Ballmer Microsoft ha sido capaz de sacar cosas buenas e interesantes.

    Esto se puede extrapolar a Apple, Apple la caga y la ha cagado y hay cosas muy mal hechas, sea culpa de quien sea, pero Apple estará ahí, necesitamos una Apple en la cresta de la ola, que gane en beneficios y bla,bla,bla….yo pienso que no, que lo que necesitamos es buenos productos que cubran nuestras necesidades, que hagan que no tenga que mirar al vecino con cierta envidia…Salvo grandes errores raro será ver colosos de este talante desaparecer.

  3. Carlos Burges Ruiz de Gopegui Post author

    #3. No. No es una cuestión de «opinar».

    Aquí lo que se está haciendo es mentir y contra eso cargo. Contra los que utilizan una cifra especialmente «contruída» para dar la impresión de pérdidas asombrosas. Contra los que insultan. Contra los que falsean información para manipular acciones. Contra los que aceptan pagos de otras empresas para manipular la opinión pública.

    Y de todos hoy en día hay una buena cantidad.

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